Bryan Yanarico Capcha, de cinco años, repetía entre sollozos que no quería morir. Su madre, que trabajaba desde hacía seis meses en un taller de costura, se arrodilló y lo abrazó, pero enseguida se escuchó la detonación y el niño se desvaneció. El menor fue trasladado a un hospital, pero ya estaba muerto.
El hecho ocurrió el jueves por la noche en una casa del barrio San Mateus, en la zona este de la ciudad brasileña de San Pablo, en la que viven dos familias de bolivianos. El inmueble fue invadido por seis delincuentes encapuchados que exigían que le entregaran el dinero, según un reportaje difundido ayer por la red de televisión O Globo, de Brasil.
Al momento del hecho, en el inmueble se encontraban 12 personas, entre ellas tres menores de edad. Bryan se llevó la peor parte porque no dejaba de llorar y desesperó a uno de los seis delincuentes que disparó a la frente del niño. La víctima y su madre habían llegado al país hace seis meses, de acuerdo con el reporte de la televisión brasileña.
Para la Policía, los delincuentes conocían la rutina de la familia y sabían que tenían dinero en casa. Los asaltados entregaron 4.500 reales (alrededor de $us 2.000), pero los ladrones querían más y amenazaban a los niños.
La mamá de Bryan, que no fue identificada por los medios brasileños, llegó a la Policía con la ropa sucia de sangre y solo conseguía repetir que el niño pedía a todo momento que no quería morir. Por la noche, la policía detuvo a dos sospechosos de participar en el robo
Fuente: Red Uno, El Deber.
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