Semanas atrás señalábamos la existencia de crecientes tensiones entre los cocaleros que conforman el “núcleo duro” del proyecto del MAS, procedentes del Chapare, y los cultivadores de Los Yungas, considerados prácticamente “de segunda clase” en el entramado del oficialismo (ver “La Guerra Intercocalera”).Ahora, las declaraciones de un diputado masista representante de los cocaleros yungueños, Quintín Quispe, vienen a confirmar y ampliar ese análisis.Sucede que Quispe (quien probablemente sufra reprimendas cupulares en los próximos días por su “librepensamiento”) denunció que el 94% de la coca boliviana que es desviada fuera del mercado legal -al narcotráfico- proviene del bastión presidencial del Chapare.Se trata de 21.234 toneladas de coca chapareña, de acuerdo al informe de monitoreo de cultivos de la Organización de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (ONNUD), documento que también citábamos ayer.Solamente la producción de 1.182 hectáreas de coca del Trópico de Cochabamba estaría llegando a los mercados legales.Las aseveraciones del parlamentario yungueño, respaldadas en estudios técnicos de la ONU, son un síntoma del emergente diferendo entre las dos alas del movimiento cocalero: aquella mayoritariamente dedicada a abastecer de materia prima a actividades ilícitas, sector chapareño presidido por el primer mandatario Evo Morales; y los cultivadores del norte de La Paz, más centrados en la producción para el consumo tradicional…[email protected]