Chile: ¿hacia el “socialismo del siglo XXI”?

BACHE Aunque Michelle Bachelet no logró alcanzar la victoria en la primera vuelta electoral de este domingo, tiene sobradas probabilidades de concretarla en el ballotage.

Las nuevas alianzas de la candidata socialista y su programa parecen acercarla al bloque neopopulista de la ALBA, lo que introduce fuertes elementos de incertidumbre para la institucionalidad republicana y el modelo económico del vecino país.

¿Se sumará Chile al “socialismo del siglo XXI” o Bachelet repetirá el estilo moderado que caracterizó a su primer gobierno?



Sucede que la coalición que impulsa a la candidata hacia La Moneda ya no es la antigua Concertación, donde la alianza con la Democracia Cristiana suponía una orientación centrista.

Ahora es la “Nueva Mayoría”, donde el Partido Socialista se da la mano con el Partido Comunista chileno, reeditando la Unidad Popular que encumbró a Salvador Allende y que condujo a un gobierno signado por la inflación, el desabastecimiento, las violaciones a la Constitución y la injerencia castrista.

Bachelet anuncia un aumento de impuestos y la convocatoria a una Asamblea Constituyente, medidas con las que podría desacelerar el crecimiento económico e introducir inestabilidad en los equilibrios democráticos, como se ha visto en los procesos constituyentes de otros países latinoamericanos.

La toma de la sede central de la campaña socialista por parte de integrantes del movimiento estudiantil, quienes advirtieron que no permitirán que se incumpla con el programa de gobierno de la “Nueva Mayoría”, es una muestra de lo que podría suceder si Bachelet efectivamente llega al gobierno: sería una administración sometida a la presión de los radicales al interior de su propia coalición, lo que una vez más nos retrotrae a la sombra de Allende.

Hay poco margen para que la otra candidata que irá a la segunda vuelta, Evelyn Matthei, pueda revertir la situación, aunque confía en intensificar el debate ideológico en esta nueva fase de la campaña.

Mientras tanto, el continente observa azorado cómo un país económicamente exitoso se arriesga a subirse a un barco que se hunde, como es el “socialismo del siglo XXI”…

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