El triunfalismo en el Palacio Quemado parece estar bajando de decibeles de manera acelerada, aunque de puertas afuera se procure mantener la imagen de la “victoria blindada”.Las razones para las preocupaciones son de dos tipos: 1) Las de orden externo, ligadas a un posible derrumbe del régimen chavista en Venezuela y su posible efecto dominó a nivel continental, ya que esa eventual caída contagiaría al evismo con la imagen de un proyecto fallido.2) Las de orden interno, vinculadas a los numerosos escándalos de corrupción y manipulación de la justicia que aquejan al gobierno de Evo Morales, y que pueden inducir a un desgaste en su intención de voto. Respecto al primer punto, es sintomático que hasta el ideólogo del “socialismo del siglo XXI”, el marxista alemán Heinz Dieterich, le asigne una fecha de caducidad al chavismo de tan solo unas cuantas semanas.En cuanto al segundo punto, la fuga del ex zar antiterrorismo Marcelo Soza y la condena al ex zar anticorrupción Fabricio Ormachea en Estados Unidos son hechos realmente lapidarios, que sirven para constatar que el caso Rozsa fue un vergonzoso montaje y que la red de extorsión tenía ramificaciones en altos niveles gubernamentales.Lo cierto es que el terremoto político venezolano y el tsunami de corruptelas en el Estado Plurinacional configuran una ventana de oportunidad que la oposición boliviana debería aprovechar mediante una mejor articulación de alianzas y propuestas…[email protected]