Niños: ¿cómo hablarles de sexo sin morir en el intento?

Desde los tres años, en promedio, los pequeños comienzan a tener curiosidad por estos temas.

Los expertos dicen que la educación debe apoyarse en textos especializados, según la edad del niño. 

Los expertos dicen que la educación debe apoyarse en textos especializados, según la edad del niño.



El tema de la sexualidad viene en la impresión genética, desde antes de nacer, y se expresa, complementa y perfecciona a lo largo de la vida, sostienen algunos expertos del tema.

“Las caricias y mimos de los padres contribuyen a la erogeneidad de su cuerpo (del de los niños), necesaria para su desarrollo”, dice Paula Budich, psicóloga, sexóloga clínica y docente universitaria de Argentina, invitada a escribir el prólogo del libro ¿Qué es esto?, una obra especializada dedicada a que los niños entiendan los aspectos más importantes de la sexualidad.

Este libro de la periodista y escritora Cecilia Blanco ya ha sido destacado con el Premio Nacional y Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil 2013 al Mejor libro del año.

Precisamente, en la reciente edición de la Feria Internacional del Libro de Bogotá quedó de tercero entre los más vendidos.

No evite el tema

Según la escritora Blanco, lo más difícil para hablar de sexo con los niños es que “los adultos nos animemos a hacerlo. Los niños tienen mucho interés, están abiertos y dispuestos al diálogo de todos los temas”.

Al respecto, Victoria Eugenia Cabrera, psicóloga de la Universidad de La Sabana, asegura que al hablar de sexo con los niños se deben utilizar los términos reales y correctos, es decir, a la vagina se le debe llamar vagina y al pene, pene.

Igualmente, el momento clave para hablar sobre ello es cuando los niños pregunten. Con seguridad, dicen los expertos, de la forma como los padres les respondan y les expliquen depende que los niños, en adelante, vuelvan a consultarlos, evitando que busquen otras fuentes de información con sus pares, personas extrañas o internet, las cuales pueden desvirtuar del todo la realidad sobre el sexo y la sexualidad.

Explorando el cuerpo

Igualmente, los niños empiezan a explorar su cuerpo hacia los 3 años, cuando surge la curiosidad hacia los genitales y se expresa, en muchas ocasiones, a través de juegos, en los que involucran muñecos de ambos géneros para expresar lo que ven en los adultos, como abrazos y besos.

“El menor busca identificar sus genitales por medio del tacto y la vista; explora su propio cuerpo o el de los demás niños, y distingue entre el hombre y la mujer a través de la educación que recibe de los padres y maestros, desde el preescolar”, dice la psicóloga Claudia Díaz Palacios.

Hacia los 5 años, el sexo vuelve a generar curiosidad dentro de lo que se denomina el ‘periodo de latencia’, un concepto desarrollado por Sigmund Freud y con el que marcó una etapa en el desarrollo sexual del niño, que él dividió en dos partes: desde que nace hasta los 8 o 9 años, y de la pubertad a la madurez sexual.

Por esto, frente a las inquietudes del pequeño o tacto de su cuerpo, los padres no deben hacer un drama o tratarlo como si fuese un tema oculto, del que no se debe hablar y para cuyas preguntas no hay respuesta.

“Hay niños que preguntan y otros que no lo hacen, pero eso no quiere decir que no les interese. A veces, un comentario dicho por el niño nos puede dar la pauta de qué es lo que le inquieta. Tenemos que estar alertas a todas las señales”, sostiene la escritora Blanco.

Por su parte, Biviana Delgado, psicóloga, afirma que si el niño muestra interés en entablar una conversación sobre sexualidad, lo primero que deben hacer sus padres es indagar por esa pregunta: ¿qué quieres saber?, ¿a quién escuchaste hablando del esto?, ¿dónde lo viste? o ¿quién te contó? Eso sí, con la mayor naturalidad para que el pequeño sienta confianza de seguir hablando y, por supuesto, los padres deben responder claramente sus preguntas.

Finalmente está el tema de los bebés y de cómo nacen, que debe ser tratado tal como es: un proceso biológico en el que intervienen células sexuales masculinas (espermatozoides) y células femeninas (óvulos), que al tener contacto dan origen a la vida. Blanco dice que, por suerte, “la cigüeña está jubilada, y el cuentito de que papá le regaló una ‘semillita’ a mamá tampoco va más”, a lo que añade que lo fundamental, además de la explicación, “es que el acto se ligue a los sentimientos, al amor que sienten las personas al concebir un hijo”.

Responda claramente a todo

– Cuando su niño le pregunte sobre temas de sexo, no se escandalice, tómelo de forma natural y pregúntele por qué quiere saberlo, pero respóndale.

– Hable de todo por su nombre real. Embarazo, pene y vagina, y explíquele de manera correcta y clara de qué se trata y para qué sirve cada parte del cuerpo.

– No explique más de lo que le pregunte su hijo; si desean saber más, le volverá a preguntar.

– Apóyese en libros sobre el tema, en especial con imágenes amables, sin morbo, para que puedan comparar con su propio cuerpo.

– Si es sorprendido haciendo el amor, haga que su hijo se retire, y de inmediato salgan en pareja a explicarle que este es un acto de amor a través del cual vienen los niños al mundo.

– Finalmente, no le cuente historias de fábula como las de la cigüeña de París, las abejitas y las flores o la semilla en la maceta. Aborde el tema tal y como es, sin perjuicios ni, menos, palabras soeces o incómodas.

Por: ABC DEL BEBÉ – eltiempo.com