Charlize Theron: “Espero haber acertado con Sean Penn”

theron-pennReconoce que desde que en 2012 adoptó a Jackson, su único hijo, su vida ha cambiado y que con Sean Penn, su pareja desde hace unos meses, ha encontrado “la felicidad”. Charlize Theron (1975, Benoni, Sudáfrica) recibe en Londres para promocionar la comedia Mil maneras de morder el polvo, de Seth MacFarlane, uno de sus mejores amigos en Hollywood.

Va sencilla: vaqueros negros y camisa blanca, levísimo maquillaje y un tatuaje reciente “en honor a mi hijo, Jackson”. Ha pasado mucho tiempo desde que renunciara al ballet por culpa de una lesión y fuera descubierta por un cazatalentos en Hollywood Boulevard: dos décadas después, tiene un Oscar y un Globo de Oro por Monster y encabeza megaproducciones como Prometheus.

Pregunta. ¿Qué tal se lleva usted con la comedia?



Respuesta. Bien. Me gusta porque es un género en el que no hay limitaciones, especialmente con Seth MacFarlane. Eso sí, no tengo muchas dotes para el humor, soy bastante cretina en ese aspecto.

P. ¿Cretina?

R. Sí, torpe. Quiero decir que no tengo ni idea de cómo hacer reír, ni siquiera sé contar un chiste. Algunos actores, o el propio Seth, tienen ese don. No es mi caso.

P. Parece algo dramático…

R. (Risas) Ya sabes lo que dicen: “La gran comedia proviene de las grandes tragedias”. Supongo que por eso funciono relativamente bien en el género.

P. La película se sitúa en el salvaje oeste. ¿Qué parte del siglo XXI echaría de menos si tuviera que vivir en aquella época?

R. Lo tengo clarísimo: la medicina moderna. Soy una cobarde, no permito que ningún médico me ponga la mano encima si no me anestesian antes. Incluso cuando me limpian los dientes tienen que atontarme con gas antes.

P. No parece usted una mujer delicada, todo lo contrario.

R. ¿Hola? Por eso soy actriz, porque se me da bien fingir. Tiene sentido, ¿no?

P. Perdone que se lo diga, pero a veces parece que tiene un plan preconcebido para su carrera, y que le está saliendo de primera.

R. No pienso en esos términos. No voy escogiendo una cosa u otra como si tuviera un plan. Eso me haría parecer gilipollas. Me gusta no saber qué hay detrás de la siguiente esquina, que haya margen para la improvisación.

P. Adoptó usted un niño, ¿cómo lo lleva?

R. Muy bien. Le miro y me dan ganas de tener unos cuantos más. Es maravilloso.

P. ¿Le acompaña a los rodajes?

R. Trato de que esté siempre conmigo. Es cierto que a veces es complicado, pero esa es la idea. En el último no estuvo pero porque solo fueron 15 días y vivíamos en un casino y no le vi ninguna ventaja.

P. ¿Le molestan los paparazzi?

R. Mi hijo está ahora mismo en el parque aquí al lado. Nadie lo reconoce. No son un problema que me quite el sueño.

P. No lo reconocen porque está solo, pero si estuviera usted…

R. Ya, pero yo no doy mucho pie a eso. Es verdad que a veces en Los Ángeles molestan un poco pero no es la costumbre: muchas veces vamos a parques y podemos estar tranquilos. Además, lo mejor de los rodajes es que allí no hay ni un paparazzi, así que me relajo mucho cuando Jackson está allí, sabiendo que nadie va a molestarnos.

P. ¿Cree que tener un hijo va a cambiar sus prioridades y —en cierto modo— su carrera?

R. Por supuesto; él va a ser mi prioridad y me hace ilusión que ese momento llegue. ¿De qué sirve tener hijos si después no puedes pasar tiempo con ellos?

P. ¿Su hijo ya ve sus películas?

R. Mi hijo no verá nada de lo que he hecho hasta que tenga 58 años, así que no me preocupo por nada. No hay problema, todo bien (risas).

P. He leído que acabó usted exhausta el rodaje de la nueva Mad Max.

R. Has leído bien. La simple logística del rodaje fue terrible… Después llegué a la conclusión de que el aislamiento fue lo peor. Hacía años que no rodaba tan lejos de casa. Además, estábamos en un pueblo de Sudáfrica; el aeropuerto era pequeño y muchos días estaba cerrado, no había líneas regulares, la mayoría de los vuelos eran privados. Además, mi hijo era muy pequeño. La verdad es que creo que puedes resistir cualquier rodaje durante tres o cuatro meses pero aquello fue durísimo… Claro, que te lo dice alguien que se hace limpiezas de dientes con anestesia.

P. Hablando de experiencias duras, va a rodar con Sean Penn como director en agosto.

R. (Sonríe) Sí, empezamos a rodar el día 11.

P. ¿Cómo se presenta el tema?

R. No tengo ni idea, no soy clarividente. Espero que bien.

P. ¿Sean se lleva bien con su hijo?

R. No. Es terrible con él, un auténtico desastre. ¿Pero qué clase de pregunta es esa? (Risas).

P. Cabría la posibilidad de que se llevasen mal.

R. Claro, pero es que yo no busco ningún canguro. Yo quería alguien que pudiera ser mi pareja.

P. Pero supongo que tuvo en cuenta ese factor.

R. Por supuesto que pensé en ello. Cuando eres madre lo miras todo desde 30.000 pies de altura y pensé muchísimo en esto antes de tomar una decisión. Solo quería alguien que de verdad pudiera mejorar mi vida; alguien que aportara felicidad. El tiempo lo dirá, pero espero haber acertado.

P. Déjeme cambiar de tema: como sudafricana, ¿qué sensaciones vivió con la muerte de Nelson Mandela?

R. Madre mía, ¿me lo preguntas en serio? No sabes lo refrescante que es que alguien me pregunte algo así. La pregunta que recibo más habitualmente es “Cuéntame algo de lo que llevas puesto, ¿quién lo ha diseñado?”. Respondiendo: Mandela demostró que siempre hay espacio para mejorar. Hablar, no solo criticar. Hizo algo al alcance de muy pocos políticos: coger un país dividido y obligarlo a escuchar.

P. Cuénteme algo de lo que lleva puesto, ¿quién lo ha diseñado?

R. (Alza el dedo corazón derecho y señala) Esto es lo que llevo puesto. Y me sienta de coña (risas).

Fuente: www.elpais.com