Guerra avisada no secuestra autos “chutos”

Zorro Yáñez Cortes

ZORRO CORTES Ante la manifiesta incapacidad del –dicen– todo poderoso Estado (Aduana, Policía, COAs y hasta Chachapumas y todo) para, en ejercicio de nuestra tan cacareada soberanía y conforme les ordena la legislación aplicable, evitar el ingreso y circulación de vehículos chutos, es decir de contrabando al no tener en regla sus papeles de importación, y ante las noticias que revelaron la enorme cantidad de esos vehículos que se campean libremente por nuestras ciudades incluyendo sus gasolineras sin –supongo– el famoso sticker del sistema B-Sisa; no les ha quedado más remedio a esas autoridades que anunciar batidas para el secuestro de esos vehículos chutos.

Lo sumamente extraño del caso es que han sido ingenuamente anunciadas, diría yo “propagandeadas” con bombos y platillos, por todos los medios de comunicación posibles, con lo que –es hasta de sentido común– quienes poseen esos vehículos y están elementalmente informados, intentarán por lo menos ponerlos a buen recaudo, inmediatamente.



¿Es lógico proceder así? ¿Es acorde con elementales técnicas de intervención e investigación del delito? ¿No le huele más bien a un aviso o alerta para ocultar los chutos? ¿Es inteligente que el Estado proceda de esa manera? ¿Sólo importa el show armado y no los resultados? ¿Será una medida eficaz para combatir el crimen? Veamos.

Si asumimos que esas batidas forman parte de la política criminal del Estado plurinacional para combatir al delito, en este caso el contrabando de vehículos, es muy difícil entender cómo es que las autoridades llamadas a controlar el crimen, anuncien públicamente y por adelantado su realización, toda vez que medidas de ese tipo se basan fundamentalmente en el factor sorpresa (“Alteración emocional que causa una cosa que no está prevista o no se espera”).

Esa improvisación trae a colación que al igual que sus antecesores, los actuales administradores del Estado boliviano, revelan incapacidad para diseñar y peor implementar una verdadera política criminal huyendo del show y la propaganda, que si bien puede conseguir algunos votitos no es eficaz, debiendo reparar en algunas de las características básicas de la Política Criminal. La primera, la organización, lo que implica que sea técnicamente diseñada con base a criterios científicos y coordinada entre todos sus ejecutores, lo que sostengo permitiría sea eficaz, esto es, logre los resultados previstos. Si así fuera, seguro que lo primero que un Estado serio no hubiera hecho, habría sido legalizar los vehículos chutos, puesto que suena muy absurdo que el Estado prohíba la internación de vehículos sin su documentación respaldatoria, luego el mismo Estado legalice esa práctica que hace unos minutos prohibía y luego –de aproximadamente 100.000 chutos “legalizados” – vuelva a decir que reprimirá ese delito. Es también absurdo que en ciertos lugares –sospechosamente afines al Gobierno– la regla sea la libre circulación de los chutos, incluyendo la confesión de la Policía acerca que nada se atreve a hacer al respecto o lo que es peor, sus efectivos cobren una multita para autorizar su circulación.

Otra característica de la Política Criminal es la estrategia, esto es el “conjunto de acciones planificadas sistemáticamente en el tiempo que se llevan a cabo para lograr un determinado fin”, siendo nuevamente absurdo que “estratégicamente” la medida sea avisada a todos, entre ellos a quienes poseen los chutos. ¿En qué quedamos entonces? ¿Queremos lograr resultados o sólo hacer show? Es que, “la calidad nunca es un accidente; siempre es el resultado de un esfuerzo de la inteligencia”. Lo dijo John Ruskin.

Correo del Sur – Sucre