Representantes de dos bandas terroristas latinoamericanas, que empuñaron las armas contra gobiernos democráticos en sus respectivos países (Bolivia y Perú), aparecen ahora aliados en el régimen de Evo Morales.
Hablamos, por una parte, de ex integrantes del Ejército Guerrillero Túpac Katari (EGTK), formación que combinaba marxismo e indigenismo en una inflexión ideológica cercana al maoísmo, y que perpetró diversos atentados a comienzos de los ´90.
Por otra parte, tenemos al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), que desde mediados de los ´80 inició su campaña de terror en el Perú, compitiendo con Sendero Luminoso.
Ya se sabía de la pertenencia a esta última organización de Wálter Chávez, asesor del presidente Evo Morales y uno de los responsables de las campañas electorales del oficialismo, pero ahora el caso que envuelve al refugiado peruano Julio César Vásquez parece indicar que la presencia de ex emerretistas en el régimen del MAS sería aún más amplia.
Recordemos que Vásquez señaló que habría sido parte de una “Comisión de Inteligencia Revolucionaria” que funcionaría bajo tuición de la Vicepresidencia, encabezada por el segundo mandatario Álvaro García Linera, precisamente el ex EGTK más relevante de este gobierno.
Y que su hermano Raúl, como él un veterano de la banda terrorista, ha sido acusado de dirigir operaciones desde la Vicepresidencia, sin ostentar cargo formal en dicha dependencia pública.
Todo indica que estos exponentes de la lucha armada en democracia han forjado nuevas alianzas en torno a la “inteligencia paralela”, siempre en pos de un horizonte totalitario…