¿Socialismo es igual a comunismo?

Alberto Mansueti

MANSUETTI Socialismo es el proceso de colectivización, estatización y centralización de un país, y por consiguiente de supresión de la vida social independiente en las esferas de la economía, la cultura, la educación, la prensa, etc., al paso que todas las empresas e instituciones se hacen estatales o dependientes del Estado; todo lo cual se justifica y legitima con alguna variante de la ideología marxista. “Comunismo” es cuando el proceso se completa al máximo, o sea: socialismo al extremo. Y “socialismo” es la antesala del comunismo.

El avance del socialismo puede tomar varios años; y una a una las esferas e instituciones van cayendo. En su libro “Libertad para elegir”, de 1980, Rose y Milton Friedman examinan los 14 Puntos del Programa del Partido Socialista de EE.UU., año 1928. Y al lado de cada uno de ellos, anotan el año en que fue aprobado, empezando por el Banco Central, fundado en 1913. Ese Partido Socialista nunca fue Gobierno en EE.UU., ni tuvo mayoría en el Congreso, pero tuvo enorme influencia ideológica en el P. Demócrata, y aún en el Republicano. Sus 14 Puntos están todos vigentes. Y si esto pasó en EE.UU., ¿qué queda para nosotros en Latinoamérica?



La técnica es simple: decretan primero una tanda de medidas socialistas, con lo cual crean desorden, desajuste, y conflicto. Entonces le echa la culpa al “capitalismo salvaje, explotador e inhumano”. Y como “remedio” dictan ¡otra tanda de medidas socialistas! Así se produce más desorden, desajuste y conflicto. Pero entonces ¡vuelven a hacerlo! Tres grande “olas” de políticas y medidas socialistas se han sucedido, aproximadamente, en todo el mundo, más o menos coincidentes con cada uno de los tres tercios en que podemos dividir el siglo XX:

1) En la primera ola se abandona el patrón oro y se funda el Banco Central, con moneda de papel y banca de reserva fraccionaria. Ello genera el típico “ciclo” económico de auge ficticio con inflación, y caída de la economía en bruscas crisis recesivas. La gente comienza a empobrecerse. Y los socialistas aprovechan para dictar sus leyes laborales y primeras “medidas sociales”. Con lo cual la situación empeora, y con un agravante: el Estado descuida sus funciones propias, con lo cual empiezan a faltar la seguridad, la justicia y las obras de infraestructura.

2) Pretendiendo auxiliar a los pobres, en la segunda ola el Estado ofrece “educación y salud gratis”, para lo cual decreta alzas en los impuestos, que aumentan el deterioro de la economía. Con un agravante: mucho desmejora la enseñanza, pero la “educación” no es tal sino adoctrinamiento en el colectivismo; y así la gente más “educada” por el estatismo es la que menos posibilidades tiene de entender la realidad.

3) En la tercera ola, el socialismo ya entra de lleno y a mansalva en todos los frentes de la economía productiva: reformas agrarias, “nacionalizaciones”, leyes laborales que general desempleo, creación de ineficientes empresas estatales. Y altos impuestos y mucho préstamo para financiarlas. Y el asfixiante reglamentarismo para las empresas no estatales. Resultados: criminalidad desbordada, corrupción judicial y falta de obras públicas, impuestos excesivos, reglamentos absurdos, ahorros inexistentes o negativos, desinversión privada con inactividad económica generalizada y desempleo involuntario, ciudades capitales sobrepobladas, éxodos de empresas, de cerebros, de mano de obra, y un largo etcétera. Y obvio: crisis políticas crónicas.

Con el siglo XXI hubo un cambio importante: el marxismo pasó de económico a cultural. De Lenin, Martov y Bernstein, a Gramsci, Lukacs y las Escuelas de Frankfurt y de Birmingham. ¿Cómo es eso? Si te lees el Manifiesto Comunista de 1848, vas a ver que sus autores están contra el matrimonio y la familia, porque son instituciones muy ligadas a la propiedad privada y al capitalismo. Pero no hay medidas concretas contra el matrimonio y la familia, ni contra las iglesias o la religión. Sólo hay un programa “mínimo” de 10 puntos, todos en economía excepto uno: educación pública. Porque primero había que aplicar marxismo económico, para empobrecer a la gente; y catequesis “educativa”, para imbecilizarla. Y parta un futuro fue que dejaron Marx y Engels la embestida contra el matrimonio y la familia, y contra la religión, en especial el cristianismo.

¡Y ese futuro ya llegó, ahorita! El marxismo económico ya no puede ir más lejos, porque el parásito mataría al huésped por asfixia o anemia. Por eso ahora toca el turno a las demandas del marxismo cultural: la ofensiva por el aborto y la eutanasia legales; y la desnaturalización del matrimonio y hasta de la misma sexualidad, a través de la promoción activa del divorcio y del homosexualismo por el Estado. Y de la “Guerra a la Droga” pasan a la estatización de la oferta de narcóticos y estupefacientes. Y el Estado entiende ahora el laicismo como anti-religión, declarando la Guerra a la Religión, dictando sus propias y nuevas normas a todas las iglesias y ministros religiosos, y a todas las familias y escuelas cristianas.

Todo eso es el “marxismo cultural”, que comenzaron a aplicar Mao Ze Dong y Pol Pot, en China y Camboya. Y Herbert Marcuse en Berkeley, California. Ahora ya llegó completo a EE.UU. con Obama. Y a Latinoamérica también, con el Foro de Sao Paulo. Con un agravante: en estrecha alianza con el islamismo. Pero ya ese es otro tema. ¡Saludos!

El Día – Santa Cruz