Los auto-convocados del Cristo Redentor y la vigencia del discurso cruceñista

Juan Marcelo Columba Fernández*columbaCentenares de jóvenes cruceños se congregaron el jueves 2 de octubre pasado a los pies del monumento al Cristo Redentor en Santa Cruz de la Sierra, esto en rechazo al cierre de campaña que tenía previsto realizar en ese lugar el partido gobernante (MAS). Este movimiento ciudadano, auto-convocado solo con veinticuatro horas de anticipación en el mismo sitio que otrora fuera escenario de multitudinarias manifestaciones autonómicas, suscita elementos para la reflexión en torno al dinamismo del discurso identitario cruceñista y la participación de la ciudadanía en la esfera política boliviana.Primero, la evocación del monumento al Cristo Redentor, en tanto objeto de memoria, permite la actualización y vivificación del discurso de identidad cultural cruceña, encarnado principalmente en una ferviente juventud hastiada del “abuso, la humillación y el maltrato de este gobierno de turno” –como señalan los auto-convocados en las redes sociales. El desparpajo en las declaraciones de los representantes del partido de gobierno que se referían a su cierre de campaña como una “estrategia de ocupación territorial”, los ritos pachamámicos organizados por la vicepresidencia en la plaza principal de la capital oriental o el transfugio político de algunos representantes regionales que ahora forman parte del MAS, entre otros eventos ligados al frenesí electoral, no pudieron sino originar una reacción ciudadana entre quienes asocian este monumento a las legítimas demandas autonómicas y a la identidad cruceña arraigada en este lugar de memoria colectiva.Segundo, el movimiento ciudadano fue auto-convocado, en su mayoría, por jóvenes y mediante las redes sociales (#seprendioelmechero #santacruzserespeta). El vínculo entre los emisores y el medio utilizado parece no ser casual cuando se considera una generación que dispone de herramientas electrónicas que permiten la transmisión eficaz de un mensaje, en este caso de reivindicación identitaria. El estilo de la comunicación parece estar ligado también a la lozanía de los emisores que buscan una originalidad en la forma del mensaje y se sirven de las posibilidades informáticas del sonido y la imagen para producir materia comunicativa.Tercero, las distancias que tomó el movimiento en relación a los partidos políticos tradicionales e instituciones regionales, muestra una clara conciencia de la naturaleza ciudadana de este colectivo que se posiciona interpelando a los actores de la esfera política quienes no los representarían y los dejarían indefensos ante los excesos de los gobernantes de turno –un pueblo cruceño “cansado de que nadie haga nada”, como indican los mensajes de los auto-convocados.Una reflexión más amplia y menos coyuntural de la cuestión, tal vez permita analizar otros aspectos como los valores defendidos y articulados por este movimiento ciudadano, o bien, los efectos que consiguió al lograr que las autoridades prohibieran las concentraciones político-partidarias en este lugar que simboliza la identidad cruceña. Finalmente, es pertinente preguntarse cuáles son las posibilidades de institucionalización y rejuvenecimiento de un discurso ciudadano democrático y plural con nuevos liderazgos, o bien, si el movimiento será encasillado y descalificado por las consabidas etiquetas del decadente discurso plurinacional.*Lingüista