Elecciones y personalismos


Norah Soruco de SalvatierranorahEstamos otra vez en los umbrales de nuevas elecciones, lo cual podría ser considerado buena señal de práctica democrática, si no fuera porque cada vez con mayor fuerza, vemos una inusitada cantidad de candidatos impulsados fundamentalmente por las ansias de poder, pues no son pocos por cierto, quienes señalan que la cantidad de recursos que hoy manejan las instituciones públicas, constituyen la principal motivación para ello.Sea por la incidencia de las encuestas que a título de orientación e información al electorado terminan induciendo sus preferencias; sea por las normas rectoras del marketing político que dice interpretar lo que la gente quiere o por la influencia de los medios masivos de comunicación, el hecho es que estamos asistiendo al aprestamiento electoral próximo, con una especie de ‘vitrineo’ donde se muestran personas que explícitamente se autodenominan precandidatos, aunque sólo sirva para ser tomados en cuenta o para negociar.Se escuchan argumentos banales, como también se sabe de otras razones no explícitas, relativas a diferencias personales y competencias de liderazgo, que devienen de experiencias anteriores.Lamentablemente, se ostenta sólo una intencionalidad personalista, es decir, en torno a los atributos de sus figuras individuales, que nada tienen que ver con una trayectoria y una capacidad probada que destaque cuál ha sido su contribución en cuanto al logro de las metas del colectivo al que pertenecen; no muestran la menor preocupación sobre el porqué y para qué quieren ganar una elección, cuál es el proyecto superior que tienen y su capacidad para lograrlo. Es el poder por el poder. Es la desideologización casi total.Visualizando este panorama, enredado en proyectos leguleyescos burocráticos, que sacan a la luz banderas olvidadas cuando se ejercen funciones públicas, como la autonomía departamental y municipal, no podemos menos que preguntarnos, realmente les interesa la defensa de la democracia, les importa este pueblo?Lo que se juega en estos procesos, tiene relación directa y cercana con nuestros intereses ciudadanos, por lo que debiéramos merecer más seriedad y responsabilidad en el propósito de buscar el voto ciudadano para ejercer los altos cargos de nuestras principales instituciones.El Deber – Santa Cruz