La temática indígena en tiempos de Evo Morales

Freddy ZáratefarsaLa temática indígena en tiempos de Evo Morales Freddy Zárate Hablar hoy en día del tema indígena en Bolivia parece ser lo más relevante y hasta novedoso. En las últimas décadas, y con mucha más fuerza desde la asunción a la presidencia de Evo Morales (2006), proliferaron consultorías, investigaciones y visiones sobre esta temática.Pero hace exactamente 21 años atrás el historiador aymara Roberto Choque Canqui (1993) afirmaba: «En Bolivia, por factores económicos y humanos, todavía los estudios andinos han sido enfocados con poca preocupación por parte de los centros de investigación histórica o antropológica  […]. Sin embargo, la investigación correspondiente a la historia andina ha sido tocada muy poco por los historiadores dedicados a la dilucidación de la problemática indígena de la época colonial y republicana”.Esta floreciente inquietud sobre la temática indígena está notablemente amplificada por la política. El gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) exitosamente influyó a indagar sobre este tópico. Por ejemplo, hoy en día hay publicaciones referentes a la filosofía andina,  justicia comunitaria,  historia indígena,  historia oral. En fin, parece -por lo menos en la parte occidental de Bolivia- ser el tema de preocupación por parte del sector universitario e intelectual.Llama la atención que Alcides Arguedas (1879-1946), en los últimos años de su vida exclamaba: «Mucho se habla del indio en Bolivia (país de indios) y se escribe más todavía. En las Cámaras (Senadores y Diputados) nunca dejan de presentarse proyectos que atañen a la raza y dan pie a discursos pomposos, rimbombantes y declamatorios en que se exalten las virtudes y cualidades de nuestros hermanos indios; pero nadie conoce de veras y a fondo a esos nuestros hermanos”. Arguedas insinúa que son los otros los que hablan a nombre de ellos: «Los cholos (mestizos) que con sus hazañas y bellaquerías llenan de lodo y sangre las páginas de nuestra historia”. Esta percepción  arguediana parece no haber variado mucho en la historia política de Bolivia.Tras la promulgación constitucional del Estado Plurinacional (2009), y posterior reconocimiento de las 36 nacionalidades, uno puede esperar que surjan inquietudes e incertidumbres aún por parte de los indígenas. Antes del 2009 nadie conocía ni hacía referencia a estas 36 naciones.Al respecto, la propia historiografía del siglo XX se refiere, en su gran parte, a los aymaras, quechuas y guaraníes. Entonces, surge que dentro de la categoría «nacionalidades” aún hoy existe un enorme debate entre ser, ¿indio?, ¿indígena?, ¿campesino?, ¿pueblo originario?, ¿mestizo?; es decir, en el mismo interior de los colectivos indígenas hay múltiples contradicciones y un predominio notorio de la cultura aymara, que impone sus ritos, sus mártires y sus símbolos.El MAS, hasta antes de la toma del poder (2006), no hacía referencia a las 36 nacionalidades, esto se puede verificar en su programa de gobierno para las elecciones de 2005. El aspecto «indígena” se politizó y mediatizó con la ceremonia de posesión a la presidencia de Evo Morales en Tiwanacu.La repercusión internacional resaltó este hecho y lo aclamó como: la Bolivia india de Evo Morales. Al respecto Xavier Albó admitió: «Lo andino, como categoría antropológica de análisis, ha sido una construcción pragmática y tal vez teórica de los investigadores”. Este hecho fue exitosamente canalizado y amplificado por la política.Y prueba de este frío cálculo político es el reconocimiento a las 36 nacionalidades y el surgimiento del Estado Plurinacional. Pero, simultáneamente, el propio Gobierno se contradice al implementar en las instituciones estatales la bandera republicana y la bandera aymara (whipala), sólo reconoce mártires andinos (Túpac Katari, Bartolina Sisa) y sólo realiza ritos aymaras, como el solsticio de verano (2014), pues hubiera tenido que reconocer más de 30 banderas, ritos y mártires.La Constitución Plurinacional y el discurso político gubernamental de las 36 nacionalidades es puesta en entredicho por el propio accionar del MAS. Parece ser más una ficción constitucional y una exitosa campaña mediática, que pone a la palestra, de modo instrumental, el tema indígena en Bolivia.Página Siete – La Paz