“La lucha contra la droga supone el control de la oferta y la demanda”

Canciller de México, José Antonio Meade: ”No pensamos que sea un problema mexicano, sino un reto que tenemos en Latinoamérica”.

imageJosé Antonio Meade (centro) con periodistas de Página Siete.

Página Siete / La Paz 



El secretario de Relaciones Exteriores de México, José Antonio Meade Kuribreña, afirmó que el combate al narcotráfico «implica  el control de la oferta, pero también el control de la demanda”, razón por la cual requiere de un trabajo coordinado a nivel internacional.

«No pensamos que sea un  problema mexicano, sino un reto que tenemos en Latinoamérica”, dijo en una entrevista concedida a Página Siete durante su breve visita a La Paz para asistir como representante del gobierno de Enrique Peña Nieto a la posesión del presidente Evo Morales.

Durante la entrevista, el canciller mexicano reivindicó las investigaciones emprendidas por su Gobierno para dar con los autores intelectuales y materiales de la matanza de 43 estudiantes normalistas de Iguala, y salió al paso de algunas opiniones, como la del presidente uruguayo José Mujica, quien calificó a México como un «Estado fallido”, a propósito de la ola de violencia que sacude a su país.

El secuestro y posterior asesinato de 43 estudiantes normalistas en Iguala, en el estado de Guerrero, ha afectado gravemente a la imagen de México en el mundo. ¿Cómo va la investigación de esa matanza?

Se ha venido avanzando en una investigación trasparente, que ha implicado la mayor movilización y compromiso por parte del Gobierno federal para esclarecer el hecho. Al cabo de tres meses, prácticamente todos quienes han sido imputados como autores materiales e intelectuales están presos y sujetos a proceso. En esta investigación hemos contado con los mejores elementos de apoyo. Nos han ayudado desde especialistas argentinos hasta austriacos, también chilenos. Hemos hecho esa investigación de cara a la sociedad mexicana, de cara a las familias y a la comunidad internacional. Es una investigación que continúa abierta en la que no habrá impunidad y habrá, como hasta ahora, plena trasparencia. Por otro lado, la violencia se ha venido abatiendo de manera importante en el resto del país, si bien hay focos preocupantes. La violencia alcanzó su máximo en el 2011. De entonces para acá, ha caído año con año para acumular una caída cercana al 25%. Por un lado, son realidades que nos lastiman y nos entristecen, pero que enfrentamos con trasparencia y contundencia. Por otra parte, hay una tendencia que acredita que poco a poco consolidamos la paz donde no la teníamos y recuperamos mayores espacios donde enfrentábamos retos, como en Ciudad Juárez, Tijuana y Monterrey, entre otras ciudades.

A raíz de esos hechos han surgido diversas opiniones, entre ellas la del presidente uruguayo José Mujica, quien calificó a México de «Estado fallido”, y del  propio presidente Evo Morales, quien se refirió a un «modelo fallido,  sometido al imperialismo”, y a un Estado que, según dijo, ha cedido ante la delincuencia. ¿Qué opina al respecto?

Nada más lejos de la realidad. Como el presidente Mujica reconoció después, México acreditó tener una democracia vibrante que funciona, una democracia que es capaz de ponerse de acuerdo en las transformaciones  profundas que requiere el país, una economía que el año pasado generó 714.000 empleos en todos los sectores y en todos los niveles de ingreso, una economía que ha flexibilizado y modernizado su mercado laboral, su mercado de telecomunicaciones, que ha venido abatiendo sus rezagos. Somos uno de los países latinoamericanos  que más adelantado está en proveer de satisfacciones sobre  todo a los segmentos de población que  hace apenas 23  años vivían en  situaciones de pobreza extrema;  hemos logrado el 100% de cobertura eléctrica, el 100% en educación primaria y avanzar de manera significativa en la secundaria y en la superior, en acceso a la vivienda. No hay un solo indicador que no haya tenido un avance dramático en los últimos años. Desde ninguna perspectiva que se vea se puede pensar que México está siquiera cerca de ser considerado  como se ha dicho y así lo reconoció el presidente Mujica.

¿En qué medida afecta a la estabilidad política de México el problema del narcotráfico y la violencia?

Pensamos que es un problema regional, que rebasa incluso las fronteras mexicanas. No pensamos que sea un  problema mexicano, sino un reto que tenemos en Latinoamérica. De ahí que México junto con  otros países de la región ha venido pujando por este debate, no sólo hemisférico, que se ha venido dando en el marco de la OEA, sino global, para que revisemos nuestros enfoques, para que actualicemos nuestras convenciones. Los niveles de violencia respecto a nuestra historia reciente y comparativamente con la región han venido mejorando de manera alentadora, con una reducción de prácticamente una cuarta parte en estos últimos cuatro años, y respecto a la región, a niveles que nos ubican en el promedio latinoamericano,  muy por debajo de otros países que tiene retos superiores a los nuestros. Insisto, es un tema que nos obliga a trabajar de la mano con la comunidad latinoamericana, a empujar un debate hemisférico y global para que vayamos actualizando todos nuestros paradigmas, y con México haciendo su parte. En buena parte del país se han fortalecido  las instituciones,  se ha recuperado  la paz, aunque seguimos teniendo problemas en algunos estados, muy focalizados, problemas dolorosos que reflejan la debilidad de instituciones sobre todo locales.

¿Cómo es la cooperación con Estados Unidos, que es uno de los países consumidores? Daría la impresión de que la violencia y los problemas están del lado mexicano,  que México está haciendo el trabajo sucio, y que en EEUU no pasa nada, pese a que es un problema compartido.

En este tema, México y EEUU asumen su corresponsabilidad. Nosotros hemos señalado que es un tema que implica  el control de la oferta pero también el control de la demanda. Hay un diálogo permanente en materia de seguridad, una cooperación permanente en seguridad e inteligencia, que nos ha permitido ser muy efectivos en el desmantelamiento de bandas delincuenciales. De los 122 blancos que se identificaron con  relevantes al principio de la administración se han invalidado prácticamente 80. El caso más emblemático  es la detención del capo Joaquín Chapo Guzmán, sin que se disparara un balazo, con el uso adecuado de inteligencia. Tenemos además una política que pone el centro en la prevención, un enfoque para enfrentar la pobreza que muchas veces va de la mano de la violencia. El tema de la delincuencia organizada  va mucho más allá  del narcotráfico. La delincuencia organizada abarca el narcotráfico, que le genera ingresos  importantes, pero afecta también la vida del ciudadano en muchas otras dimensiones que no necesariamente  tienen que ver con el narco y eso nos obliga a fortalecer nuestras instituciones para hacerle frente al fenómeno de manera integral.

¿Y La cooperación con América Latina, con países que  tienen el mismo problema, con Bolivia concretamente?

Muy cercana, muy cotidiana. Hemos venido construyendo redes de comunicación, espacios relevantes de capacitación e intercambio de experiencias. Lo estamos  haciendo no solamente con Colombia, Perú, Guatemala, Belice, prácticamente con toda la región centroamericana. Tenemos grupos de seguridad de alto  nivel que hemos venido  revitalizando en esta administración para que en este  fenómeno que implica muchas veces una delincuencia internacional actuemos coordinados, tengamos buena información, seamos efectivos. En este par de años hemos sido exitosos en desmantelar muchas bandas del narcotráfico, pero también de tráfico de personas. Es un reto que compartimos con la región y que nos  exige una coordinación y un diálogo muy cercano, como el que tenemos con EEUU, pero también con Guatemala, Belice, con el resto  del corredor centroamericano, una cooperación estrecha con países hermanos  como Colombia, que es de gran relevancia, Perú, Chile y Brasil. Somos de la opinión de que mientras más cooperación, dialogo e intercambio de información tengamos, mejor capacidad tendrá la región para hacerle frente a este fenómeno.

Para México, el único modelo  ideológico válido es la integración latinoamericana

«El único modelo desde el punto ideológico con el que México está comprometido es el de la integración latinoamericana”, dijo Meade Kuribreña a propósito de las diferencias expresadas por Bolivia  con los países integrantes de la Alianza para el Pacífico, de la que México es un importante socio, a los que el presidente Evo Morales calificó alguna vez de «lacayos del imperialismo”.

«No sentimos que haya una diferencia substancial”, subrayó.  «Nuestro deseo es construir con Bolivia una relación robusta,  sistemática y permanente como históricamente ha sido. No encontramos una razón para que no siga adelante”, agregó.

«Nosotros sentimos que México ha puesto por delante un deseo de estrechar vínculos con la región, con la que tiene mayores espacios de afinidad y de cercanía, dentro de los cuales Bolivia tiene un espacio destacado, una relación entrañable, antigua, un espacio además de hermandad en retos y en prioridades”, declaró durante la entrevista.

El intercambio comercial bilateral ascendía en 2013   a 320 millones de dólares, una cifra reducida que, sin embargo, según el canciller Meade Kuribreña,  podría crecer en el futuro, ya que el comercio entre ambos países «ha exhibido  un dinamismo importante en los últimos 10 años”, con un volumen que se duplica cada quinquenio.