Ritual andino presidencial

Manfredo Kempff Suárezmanfredo-kempff-24El acto de entronización de S.E. fue un ritual exclusivamente andino destinado solo a la mitad de los bolivianos, y, como curiosidad turística, a los extranjeros que llegaron hasta Tiwanaku invitados o algunos desafiando múltiples incomodidades. Los cruceños –los orientales en general– han seguido por la televisión del Estado el protocolo imperial, para ver el lucimiento de vestimentas, colores, música y toda la parafernalia que en cada posesión de S.E. se va perfeccionando.Sin embargo, los ‘jallallas’ al Kollasuyo, a Chuquiago, a los guerreros del ‘Arco Iris’ y el ‘jilatanaka kullacanaka’ no llegan a expresar nada importante entre los cambas, no por un sentimiento de regionalismo, sino, simplemente, porque es algo netamente andino que no se comprende en la llanura. Esto mismo se puede aplicar también con paceños, cochabambinos, tarijeños y otros compatriotas que respetan las costumbres ancestrales aimaras, pero que no se sienten parte de ellas, simplemente porque estos son ritos que han aparecido mágicamente a comienzos de este siglo, mientras que el cristianismo es algo con lo que la mayoría de las familias bolivianas han nacido.Eso de que la vestimenta de S.E. haya sido muy cara, que hubiera costado Bs 30.000, es una minucia. Una minucia si se tiene en cuenta que S.E., con un chasquido de dedos, compra un avión por cerca de $us 40 millones o un satélite inservible e invisible por 300. El disfraz entonces carece de importancia aunque puede ofender a la Pachamama. Lo importante es que S.E. lanzó un discurso imperial destinado a todos los indígenas del mundo, volviendo sobre el pasado, reclamando por los crímenes de la conquista en América, pero dando cifras escalofriantes de los indígenas exterminados en EEUU (140 millones), Centroamérica (10 millones), y solo en el cerro de Potosí, otros 10.Esos datos son evidentemente falsos y debieron revisarse. En su papel de líder mundial S.E. no solo recordó a Túpac Katari y Bartolina Sisa, ahora tan familiares entre nosotros por las ‘bartolinas’, sino que nos sorprendió recordando al indio Gerónimo, a Toro Sentado y Oso Blanco. S.E. me hizo viajar al cine ‘western’ de hace más de medio siglo, aquel con Búfalo Bill y John Wayne.El peruanísimo Cóndor pasa fue el marco musical central de la entronización de S.E. Nos parece que estuvo muy bien elegido. Por eso no deberíamos continuar acusando y enjuiciando a los peruanos que bailan la diablada en la frontera. Parece una mezquindad.El Deber – Santa Cruz