¿Cuán fijo es el tipo de cambio fijo?

Juan Antonio Morales*moralesSe ha cuestionado el empleo del calificativo «superfijo” para nuestro actual sistema cambiario. El cuestionamiento se basa en que hay una banda de 10 centavos de boliviano entre el tipo de cambio de venta y el tipo de cambio de compra del BCB. El tipo de cambio de mercado se puede colocar dentro de esta banda y puede, en principio, variar.Pero veamos. Para comenzar, los sistemas con bandas son considerados de tipo de cambio fijo. La banda no se ha movido desde noviembre de 2011. En segundo lugar, la banda del tipo de cambio es muy estrecha y teóricamente la máxima depreciación que se puede tener en ella es de 1,5%. Las monedas de nuestros principales socios comerciales se han estado depreciando a tasas mucho más altas que 1,5%. Tercero, uno de los objetivos de la creación de la banda cambiaria era impulsar un mercado interbancario vigoroso de divisas.Con  el impuesto a las transacciones en dólares, de la mal pensada Ley 291 de septiembre de 2012, se ha inhibido la formación de ese mercado, tanto es así que en más de 50% de los meses, entre noviembre 2011 y abril 2015, el tipo de cambio (promedio de compra y venta)  ha estado en 6,94 o por encima; es decir, solamente a pestañas del tipo de cambio de venta del BCB (cálculo con datos del BCB). A lo anterior se debe añadir que la ventanilla del BCB de adjudicación de divisas  directamente al público contribuye también a achicar el mercado interbancario. El aumento previsto del ITF no augura nada bueno para ese mercado.Para todo fin práctico nuestro sistema cambiario actual es de tipos de cambio superfijos. La batuta cambiaria está en manos del BCB y el mercado está relegado a tocar los címbalos. Pero el director de orquesta ha congelado sus movimientos. El sistema anterior, con minidevaluaciones, era también de tipos de cambio fijo, pero no era de superfijos.Los argumentos para no salirse del actual sistema de tipos de cambio superfijos y para no devaluar, por los altos costos políticos y económicos que acarrearían, son comprensibles y razonables, pero entonces las políticas salariales y fiscales tienen que ser consistentes  con la política cambiaria para evitar la sobrevaluación.En especial, la política salarial tiene que ser muy prudente, y no la ha sido hasta ahora. Igualmente lo tiene que ser la política fiscal. También la economía y, particularmente, los servicios públicos tienen que funcionar más eficientemente, produciendo más y a menor costo.Para ponerlo en términos simples: se dice que hay sobrevaluación cuando los precios del país en términos de dólares son más altos que los de los países con los que comerciamos. Un famoso profesor solía decir que una manera casera de diagnosticar sobrevaluación era cuando por una tacita de café del tamaño de un dedal le cobraban cuatro dólares.Las sobrevaluaciones suelen ser muy destructivas. Penalizan en primer lugar a los productores que producen para la exportación o cuya producción tiene que competir con importaciones. Para el país, que exporta tan pocas manufacturas, el riesgo principal es para los productores que tienen que enfrentar la competencia de las importaciones y, con mayor razón, cuando son importaciones de contrabando. Aún la agricultura campesina se puede ver afectada por la sobrevaluación.Pero no sólo los productores quedan penalizados por la sobrevaluación, sino que también la cartera de los bancos podría deteriorarse aumentando la mora, que felizmente es muy baja en la actualidad.Las políticas monetarias modernas, llamadas neokeynesianas, le prestan atención tanto a la inflación como al nivel de actividad económica. Se centran más en las tasas de interés y en el tipo de cambio que en la cantidad de dinero circulante. Son las tasas de interés y el tipo de cambio reales los criterios relevantes; es decir, las tasas de interés y las tasas de cambio en su relación con los precios y la inflación. La sobrevaluación es un fenómeno real, es la del tipo de cambio real.*Profesor de la Universidad Católica Boliviana y expresidente del Banco Central de BoliviaPágina Siete – La Paz