El caudillo cocalero no acaba de procesar la derrota sufrida en las urnas el pasado 21F. Ahora Evo Morales afirma que “las ciudades no nos quieren”, lo que es cierto en un sentido mucho más profundo y estructural que en el meramente circunstancial, afectivo y personalista de su visión de las cosas.Porque sucede que Bolivia ha vivido en los últimos años una transformación sociológica y demográfica que echa por tierra el proyecto etnocentrista del Movimiento Al Socialismo, cada vez más confinado al ámbito rural.Es lo que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) llama la metropolización de Bolivia, un cambio de fondo que no sólo implica una reubicación espacial de la población sino también un salto cualitativo en términos del imaginario colectivo, que pasa de uno indígena-campesino a otro eminentemente urbano-mestizo.Es en este contexto emergente donde hay que rastrear las claves para la creciente brecha entre un MAS ruralizado y la nueva realidad social del país. Contexto en el cual teorías etnomarxistas (y polpotistas) como la de Raúl García Linera, quien propone volver a apostar por la “densificación del mundo indígena” como estrategia de reposicionamiento masista, sólo pueden acentuar el aislamiento y la debacle del proyecto evista…[email protected]