Conocer para cambiar: el milagro del PIEB

salmFernando Prado SalmónSabido es que conocemos muy poco el país en el que vivimos y es imposible plantearse el cambio sin conocer lo que se quiere cambiar. Y esa es justamente nuestra debilidad. Para conocerse, es esencial el conocimiento, y este proviene básicamente de la investigación, campo abandonado por quienes debían promoverla, gobiernos y universidades.Por eso muchos se sorprenderán si les digo que, en los últimos 20 años, un programa nacido con la cooperación holandesa y convertido luego en la Fundación para la Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB), ha promovido en el país 331 investigaciones en el campo de las ciencias sociales y humanas, las cuales han involucrado a 1.127 investigadores, la mayor parte jóvenes. Pero no se promovió cualquier investigación: se puso énfasis en el ‘carácter estratégico’ de los temas, planteando además que los resultados debían tener una ‘incidencia en las políticas públicas’, como realmente sucedió con muchas de ellas.Las investigaciones, sus resultados y propuestas fueron difundidos a públicos meta (autoridades, organizaciones sociales, universidades, medios, cooperación internacional en el país) en mesas de trabajo, coloquios, seminarios, a través de publicaciones de todo tipo. Con el sello PIEB se publicaron 352 libros.Las investigaciones se realizaron mediante 54 invitaciones abiertas, a las que se presentaron 1.594 proyectos, involucrando 4.909 investigadores. Muchas de las convocatorias tuvieron un carácter regional, pues otro postulado importante del PIEB fue el de llegar con la investigación a todo el país, y los efectos de esta política son hoy muy evidentes. Si las cifras son impresionantes, más impresionante aún es el ‘modelo de gestión’ de todo este trabajo, un ejemplo de transparencia, honestidad y eficiencia. La invitación era pública y el jurado altamente calificado; los investigadores eran seguidos por asesores especialistas y los resultados eran ampliamente difundidos. Un proceso impecable.Dado el bajo nivel de nuestros recursos humanos, para obtener resultados se debía apuntar no solo a producir investigaciones, sino también a formar investigadores, de ahí que la palabra de mando era “investigar formando y formar investigando”, estableciendo así una relación fundamental que llevó al PIEB a involucrarse también en la enseñanza universitaria. La monumental obra del PIEB merece ser reconocida por todos, por lo que es bueno dar una mirada a dos publicaciones recientes que sistematizan y recuperan dos décadas de trabajo: Incidencia y aportes del PIEB. 20 años por los caminos de la investigación en Bolivia y Modelo de gestión de investigación estratégica en Bolivia.El Deber – Santa Cruz