Todas las personas y colectivos a los que ha ofendido Mel Gibson, de la A a la Z

Mel Gibson, ofendiendo a alguien con la mirada.

Hoy Mel Gibson está de nuevo en España, esta vez de vacaciones con su novia Rosalind Ross. Ella es una jinete que no había nacido cuando su novio nos aclaró, hace 25 años, para qué sirve un trasero (ver párrafo número cinco, H de Homosexuales). Rosalind tiene 24 años (36 menos que Mel) y ya ha tenido que disculpar al actor alguna vez, la más reciente en Israel cuando una periodista llamada Kristi Miller se acercó a hacerle preguntas y Gibson le gritó, le golpeó y acabó escupiéndole. Cada vez que Mel Gibson vuelve a ser noticia por algún episodio violento nos hacemos la misma pregunta: ¿qué le ha llevado ahí? ¿Cómo acabó una entrevista sobre una adaptación de Shakespeare convertida en un tutorial sobre el uso del trasero?

La debacle de Mel Gibson le ha destruido por pura acumulación. Cuando era adolescente, Mark Wahlberg dejó ciego a un señor vietnamita de una paliza, pero como no reincidió ya se nos ha olvidado. Hollywood es la tierra de las segundas oportunidades y su industria, al igual que la sociedad en general, tiene una actitud de “a mí no me ha hecho nada”. Gibson mantuvo intacto su estatus de estrella global con éxitos como Arma letal, Rescate o En qué piensan las mujeres mientras se pavoneaba de su homofobia y su machismo, pero no fue hasta que atacó a los judíos que Hollywood le dio la espalda. Cuando en 2006 le gritó a un policía que “los putos judíos sois los culpables de todas las guerras de la Humanidad”, Gibson había ofendido ya a tanta gente que nadie salió a defenderle. A tanta que nos podemos permitir ordenarla alfabéticamente.



C DE CRÍTICOS DE CINE

Cuando Frank Rich publicó una crítica en el New York Times en la que cuestionaba la veracidad de las declaraciones del Papa (posteriormente desmentidas por el Vaticano) en las que definía La pasión de Cristo como “increíble” y “todo sucedió tal y como lo cuenta la película”, Mel hizo un hueco en su apretada agenda de odio para dedicarle unas palabras al periodista. “Quiero matarle, quiero sus intestinos en un palo, quiero matar a su perro”. Poncio Pilatos se habría sentido orgulloso.

H DE HELENA BONHAM-CARTER

Durante el rodaje de Hamlet la actriz acabó harta de las bromas de Gibson, que según ella siempre eran escatológicas. Cuando se quedaba sin chistes, Mel se bajaba los pantalones y le enseñaba el culo a Helena, mientras William Shakespeare se revolvía en su tumba. Freud tendría mucho que decir acerca de la fijación de Gibson con su trasero, pero seguro que Mel cree que el psicoanálisis es para maricas. Porque ahora llegamos a…

H DE HOMOSEXUALES

En 1991 Mel Gibson vino a Madrid a presentar Hamlet y nos dejó de recuerdo unas declaraciones preciosas. “¿Quién va a pensar que soy gay con esta vestimenta? ¿Acaso hablo como un homosexual? ¿Me muevo como ellos?” y por si no había quedado clara su postura se levantó, se dio la vuelta y se señaló el trasero: “Esto es sólo para hacer caca”. De haber dado semejante espectáculo grotesco hoy en día, ante una sociedad más sensibilizada y un público muy reivindicativo (al menos en las redes sociales), Gibson habría sufrido críticas y desprecio durante un par de días. Pero hace 25 años no. La mayoría de los lectores le rieron la gracia, acostumbrados a los chistes de mariquitas en televisión y a las estrellas de Hollywood que estaban por encima del bien y del mal.

J DE JOE ESZTERHAS

El guionista de Instinto básico trabajó con Gibson es un proyecto sobre Judah Maccabee, un héroe del judaísmo con el que Mel pretendía reconciliarse con los judíos en general y con los ejecutivos de Hollywood en particular. Durante unas vacaciones en casa de Eszterhas, Mel tuvo uno de sus ataques de ira maldiciendo a los judíos (preciosa forma de pedir perdón) y gritando que iba a matar a Oksana Grigorieva (ver párrafo siete, O de Oksana Grigorieva). Eszterhas lo grabó por si esa agresividad se iba fuera de control y probablemente para inspirarse para escribir uno de sus thrillers eróticos, así que Mel le denunció porque al parecer en California puedes amenazar de muerte y maldecir razas enteras, pero lo ilegal es que te graben mientras lo haces.

J DE JUDÍOS

Según se dice, Gibson está obsesionado con los judíos hasta el punto de utilizar su película La pasión de Cristo como herramienta antisemita. En ella son los judíos los que trazan un maléfico plan para asesinar a Jesucristo chantajeando al pobre Poncio Pilatos, que no tuvo otra elección. En defensa de Gibson (una frase que nadie ha escrito nunca), este giro de guión está en la Biblia pero fue rechazado por el 2º Concilio del Vaticano. La película fue un fenómeno y recaudó 600 millones de dólares a pesar de estar rodada en latín, hebreo y arameo con subtítulos.

O DE OKSANA GRIGORIEVA

Esta pianista rusa sufrió la violencia de Gibson tras romper su relación en 2010. En una grabación escalofriante Mel reconoce haberle roto dos dientes mientras Oksana sostenía en brazos a la hija de ambos, Lucía. “Te lo merecías”. Por si acaso no le había quedado claro a Oksana lo que Mel pensaba de ella, continuó así: “Y si te violase una manada de negros, te lo merecerías”. La llamada termina con una amenaza que nos chocaría hasta en una película de terror gore: “Voy a ir allí y voy a prender fuego a la casa, pero primero me la vas a chupar”. Quizá eso es lo que Mel entiende por mantener viva la llama de una relación.

Oksana salió escaldada del juicio, pero escuchando esos mensajes de terrorismo emocional, podía haber salido mucho peor. Recibió 750.000 dólares, custodia compartida y una casa. A cambio se tuvo que comprometer a no denunciar a Mel Gibson nunca más ni hablar de él con la prensa. La primera mujer de Gibson, con quien estuvo casada durante 26 años y tuvo 7 hijos, le defendió diciendo que jamás les había agredido físicamente. Aquel escándalo hundió la imagen de Mel Gibson y su agente le despidió. La excusa del actor fue tan lamentable como cabría esperar: “Esas frases están sacadas de contexto”.

P DE POLICÍA

La policía de Los Ángeles tiene una fama de trato vejatorio y violencia contra las minorías, pero si hay alguien capaz de aterrorizar a los salvajes policías de Los Ángeles, ese es Mel Gibson. En una de sus detenciones por conducir borracho Mel amenazó a la policía que le estaba arrestando, que no era judía pero sí una mujer. “Soy el dueño de Malibú y voy a joderte”, bramó Gibson, que ante la cara que debió poner la policía continuó: “¿Qué miras, tetitas dulces?”. Es posible que en la cabeza de Mel Gibson (en la que claramente no hay nadie conduciendo) esto fuera un piropo.

R DE RICKY GERVAIS

Este año el presentador de los Globos de Oro humilló a Gibson al presentarle durante la gala. “Lo único bueno que puedo decir sobre él es que preferiría tomarme una copa con Mel antes que con Bill Cosby”. Gibson intentó encajar el golpe con deportividad: “me gusta encontrarme con Ricky porque me recuerda que tengo que hacerme una colonoscopia”, contraataque que el corrosivo presentador remató acercándose a Gibson y susurrándole al oído una pregunta que la televisión censuró. Gervais le dijo “¿qué coño significa “tetitas dulces?”. El público ya no se reía y Gibson zanjó el incómodo encontronazo saliendo por la tangente: “no lo sé, pregúntaselo al que lo haya dicho”.

Pero no hay nada que Gibson pueda hacer para salvar su imagen pública. Joe Eszterhas contó que el actor se pasa los días encerrado en su casa, bebiendo y viendo películas protagonizadas por él mismo. Gary Oldman intentó defenderle de un ostracismo que según él proviene del hecho de que “Hollywood está manejado por judíos y Mel mordió la mano que le dio de comer”. Hugh Jackman, a quien por alguna razón le preguntaron qué opinaba de la agresión de Gibson a la periodista en Israel, aclaró que no se había enterado del asunto porque estaba en el gimnasio (dónde si no) y lo vio en la televisión sin sonido mientras hacía elíptica.

En eso se ha convertido Mel Gibson. En una anécdota, un chiste recurrente por parte de un Hollywood que le dio tantas oportunidades que él se creyó con derecho a tratar a todo el mundo como si fuera escoria. Cuando en Braveheart retrató al rey Eduardo II como un villano afeminado, se negó a disculparse con las asociaciones anti-homófobas: “Que les jodan, me disculparé cuando el infierno se congele”. A continuación Hollywood le dio cinco Oscars. El infierno no se ha congelado pero Mel ya tiene reservada una habitación con vistas allí. Quizá la razón por la que Mel ha venido a Madrid es porque aquí puede uno hacer la vida imposible a los gays sin sufrir ninguna consecuencia.

Fuente: www.revistavanityfair.es