Los primeros datos dan vencedor a Piñera en Chile con poco margen


El gran resultado del Frente Amplio (izquierda) apunta a una segunda vuelta muy ajustada

El expresidente de Chile y candidato presidencial de la coalición Chile Vamos, Sebastián Piñera
El expresidente de Chile y candidato presidencial de la coalición Chile Vamos, Sebastián Piñera ELVIS GONZALEZ EFE
Los primeros datos del recuento y las proyecciones de los medios chilenos situaban a Sebastián Piñera como el vencedor de la primera vuelta de las elecciones chilenas, pero con mucho menos margen del previsto, lo que abre paso a una segunda vuelta muy ajustada el 17 de diciembre. La noticia se producía en la izquierda, donde el candidato oficialista, Alejandro Guillier, veía con sorpresa como un gran resultado del grupo de izquierda Frente Amplio, Beatriz Sánchez, amenazaba su liderazgo. Ese sería un vuelco imprevisto y una debacle para la formación de Michelle Bachelet, la actual presidenta.Piñera, que esperaba alcanzar el 45% de los votos, se estaba quedando muy por debajo del 40%, en el 36%, lo que le perjudica para la segunda vuelta. El golpe venía sobre todo por el buen resultado del derechista José Antonio Kast, un ultraconservador que defiende el legado de Pinochet, y se colocaba en el 8%. Pero la suma de ambos se queda muy lejos de ese 51% que Piñera necesita para ser presidente, así que tendrá que arañar votos en otros sectores. La diferencia entre Piñera y Guiller, que las encuestas auguraban por encima de 20 puntos, se quedaba en 14.Los sondeos de las últimas semanas situaban a Guillier muy por debajo de Piñera, casi en la mitad de los votos, pero claramente por encima de la candidata de la izquierda, por lo que el resultado que apuntaban los sondeos y los primeros datos del recuento era una auténtica sorpresa, ya que ella le rozaba los talones a menos de tres puntos. El resultado supone una debacle para la política tradicional chilena y en particular para uno de los partidos con más tradición, la Democracia Cristiana, que decidió por primera vez acudir en solitario con su candidata, Carolina Goic, y tuvo un pésimo resultado, por debajo del 6%. Es difícil que Piñera logra acaparar esos votos que siempre han estado alejados de la derecha.La posibilidad de que no fuera Guillier sino Sánchez la que pasara a la segunda vuelta frente a Piñera, que se apuntó al principio del recuento, suponía una auténtica debacle para el centro izquierda que ha dominado la política chilena desde la llegada de la democracia y que llegó al Gobierno con Bachelet hace cuatro años con un apoyo masivo del 62%. Sánchez le ganó a Guillier en la mesa de Santiago en la que votó la propia Bachelet, todo un símbolo. Si Guillier logra imponerse y pasar a la segunda vuelta, como apuntaba el recuento definitivo aunque por escaso margen, se verá obligado a hacer un discurso más de izquierda para atraer esos votos del Frente Amplio.

La votación tuvo algunos incidentes mayores de lo previsto en el tranquilo Chile, aunque ninguno fue grave y la jornada transcurrió con tranquilidad en medio de un sol primaveral que animaba a la participación. Un grupo de una veintena de miembros de las organizaciones Juventud Rebelde y Ofensiva Secundaria tomaron durante un tiempo la sede central de la campaña de Piñera en el barrio de Las Condes, en Santiago, y fueron desalojados por la policía. Llevaban pancartas que decían “por un Chile rebelde y popular ya no basta con votar”. En La Araucanía, la región donde se multiplican los conflictos con los mapuches, el pueblo originario de esta zona, hubo dos autobuses para trasladar a votantes incendiados, sin víctimas. Los atentados fueron atribuidos a grupos mapuches.



Pero al margen de estas tensiones, que quedaron rápidamente sepultadas por la calma de la jornada electoral, la clave política del día era el combate contra la baja participación. En las presidenciales de 2013 votó el 51%, una cifra que deja a Chile entre los países donde más ha caído la participación. Esta vez, con un electorado muy descontento, el gran objetivo de la izquierda era quedarse lo más cerca posible de esa cifra. Pero todo indica que se quedaron muy lejos.

“Es importante que la gente asista, que ejerza su derecho ciudadano y que vote por quien sienta que representa lo que ellos quieren para Chile”, señaló la presidenta Michelle Bachelet. La baja participación favorece al centro derecha, por eso desde el comando de Guillier se ilusionaban con las primeras impresiones que les hacían pensar en una abstención menor de la esperada. “Hemos tenido buenas noticias de la participación. Fue prácticamente el doble con respecto a la elección municipal pasada —en 2016—. La concurrencia a los locales ha sido substantiva. La gente está sufragando en todo Chile”, señalaba Osvaldo Correa, jefe de campaña de Guillier. El candidato, que votó en Antofagasta, en el norte del país, indicó que “el voto es la clave de toda democracia en todos los países del mundo y es la esencia de sistema democrático”.

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Descontento con Bachelet

La participación está bajando en Chile desde 1993, poco después de la recuperación de la democracia, pero fue en 2012 cuando se dispararon las cifras de abstención, cuando el voto pasó de obligatorio a voluntario. En las municipales de 2016 a las que se refería Correa, apenas participó el 36% de los habilitados.

Según todos los analistas, Piñera debería ser el más beneficiado por una baja participación, ya que son los votantes de centro izquierda los que parecen más decepcionados y dispuestos a no acudir a las urnas tras cuatro años de Gobierno de Bachelet. Además, es en los sectores populares donde menos se vota. Sin embargo, pese a la baja participación, los datos no fueron los que esperaba el expresidente y la segunda vuelta no será ni mucho menos un paseo.

La presidenta se mostró confiada en que con el tiempo se reivindicará su obra y sobre todo que un probable giro político no podrá arrasar con todas sus reformas. “Será el Parlamento y los ciudadanos los que van a defender ese legado. Los ciudadanos me agradecen cada día por las reformas que hemos hecho en educación, en salud, en derechos civiles”, se reivindicó. El resultado electoral que apuntaban los primeros datos no era ni mucho menos un espaldarazo a esa gestión, más bien lo contrario.

Fuente: elpais.com