Nino Gandarilla Guardia*
“Que la instrucción es la base de la buena organización de los ejércitos. Que esta instrucción no puede obtenerse sólidamente, sino con un método uniforme, constante y regular” (Simón Bolívar, 13 de diciembre de 1825).
Cada año el Ejército de Bolivia celebra su aniversario el 14 de noviembre, junto con la Batalla de Aroma, la cual considera que es su origen. Sin embargo, pensamos que esa fecha está acertada como una conmemoración que releva el heroísmo cochabambino, pero hay que revisar si realmente es el nacimiento de nuestras fuerzas armadas, ya que todo indica que el primer Ejército Patriota nació en el Oriente.
Si bien Francisco del Rivero en su proclama del 17 de noviembre de 1810 habla de “nuestro ejército”, la mayor parte de esa fuerza, comandada por el coronel Esteban Arze, era una milicia con sólo 3 meses de organización y escaso armamento. Luego de la gloriosa victoria la mayoría se dispersó.
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Era una tropa de valientes voluntarios, organizada por oficiales; pero aunque le llamáramos Ejército en el sentido amplio, esta División, con infantería, caballería y dos cañones, se levantó en armas a favor del Rey Fernando VII, frente al invasor francés. Como en todas partes, aquel era un movimiento por la Patria España, desconociendo a José Bonaparte. “Llenaos, cochabambinos, de las más dulces notas de gozo y alegría y descanzad en el valor y esfuerzo de nuestros hermanos los héroes de Buenos Ayres y Cochabamba”, dice Rivero en la mencionada proclama. La junta de mayo de 1810 se denominó oficialmente “Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata a nombre del Señor Don Fernando VII”. Entonces, de un tiempo a esta parte, nuestro Ejército Nacional ha estado rindiendo homenaje a un acto de lealtad al Rey de España. Hay otra corriente que señala como inicio del Ejército de Bolivia, a las milicias que organizó el coronel Juan Antonio Álvarez de Arenales, luego de la revolución del 25 de mayo de 1809, en Chuquisaca. Evidentemente, Arenales fue nombrado Comandante Militar y organizó una milicia que, después de sofocado el levantamiento, se dispersaron. Este movimiento también fue leal al rey Fernando VII de España, por lo tanto tampoco es el nacimiento de un ejército patriota altoperuano o boliviano. Podríamos también señalar al levantamiento militar de Membiray (Santa Cruz), cuya guarnición entera, con 300 hombres de Caballería y 1.200 guerreros guaraníes de flecha juraron el 10 de setiembre de 1810 lealtad a la Junta de Buenos Aires. Por el mismo rey español. Se debe considerar que, al posesionarse el Segundo Triunvirato en Buenos Aires, en octubre de 1812 y conocida la posición de Fernando VII respecto a la Constitución de marzo de ese año, recién se habló de Soberanía en estas provincias americanas, pues se sabía que el soberbio monarca español no quería jurar a la Constitución y consideraba su poder de origen divino. La Asamblea General Constituyente y Soberana de enero de 1813, la decisión de Napoleón de retirar las tropas de España, en octubre de ese año y el retorno del rey absolutista en 1814 consolidan los ideales de Independencia en América. El coronel cruceño Antonio Suárez, tras haber recuperado la plaza de Santa Cruz e informado de la “feliz nueva de hallarse constituida la soberanía de las Provincias Unidas del Río de La Plata”, comunicó a Belgrano sobre las medidas de su gobierno, el 18 de marzo de 1813. En este documento ya habla de Patria: “Me hallo incesantemente trabajando en la organización del gobierno patriótico, y orden que debe asegurar su existencia…” Con ello transformabase la División de Santa Cruz en un Ejército de la Patria, con sus tres armas. El Ejército Auxiliar, comandado por el general Manuel Belgrano, después de las batallas de Tucumán y Salta, ingresó a Potosí el 21 de junio de 1813. El año anterior, el 27 de febrero, a orillas del río Paraná, se había jurado a la bandera patriota azul celeste y blanca. “Juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la Independencia y de la Libertad…”, dijo el visionario prócer, que ya tenía en mente el porvenir.
En Potosí, Belgrano nombra a los gobernadores de las provincias del Alto Perú y de Santa Cruz de la Sierra. Entre ellos, a los coroneles Ignacio Warnes, como gobernador de Santa Cruz, designado el 20 de junio de 1813 y Álvarez de Arenales, como gobernador de Cochabamba, designado el 6 de setiembre de ese mismo año.
Warnes llegó el 29 de agosto a Samaipata, donde realiza operaciones preparatorias y el 24 de setiembre ingresó a Santa Cruz de la Sierra. El Cnel. Suárez transfirió el mando y al día siguiente fue electo Diputado. Inmediatamente se enviaron las tropas disponibles en la ciudad capital y en Mojos, para reforzar el ejército patriota de Belgrano. Mandó la gente veterana y se quedó con la milicia para instruirla y aumentarla.
Álvarez de Arenales, tras las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma en octubre y noviembre de 1813, decide emprender la huida hacia los valles cruceños, acompañado del comandante Diego de La Riva y 25 soldados mal montados. Su idea era unirse a las fuerzas del Gobernador de Santa Cruz por la ruta de Vallegrande.
Había llegado a Cochabamba apenas para recibir las malas noticias y el 29 de noviembre de 1813 decidió escapar; no tuvo tiempo de establecer una División regular y más se dedicó a complicarle la vida al prócer Esteban Arze; por ello lo disminuido de su tropa en la veloz huida. Ignacio Warnes, sin embargo, se dedicó a la organización de un Ejército Regular. Con una formación militar y política profunda, todas sus disposiciones eran respaldadas por decretos de Gobierno; organizó una fuerza con todas las características de Ejército de Línea, con la asignación presupuestaria necesaria, dotación de uniformes, fábricas de armas e instrucción rigurosa. Mientras el Alto Perú estaba ocupado por el las tropas del rey y las Provincias Unidas retrocedían, en Santa Cruz se organizaba pues una gran División, respaldada por un Gobierno Soberano, con Estado Mayor y las tres grandes unidades, de las armas utilizadas en la época: Infantería, Caballería y Artillería; además de los auxiliares de flecha y su asignación formal desde el clero. No se tiene a mano los decretos de regulación y dotación de las unidades de Caballería y Artillería, así como las disposiciones para establecer las fábricas de armamento, entre octubre de 1813 y febrero del siguiente año, pues aún no se ha encontrado el archivo secreto de Warnes y los documentos de su Gobernación fueron quemados en público. Pero se sabe con precisión sobre el Decreto del 15 de marzo de 1814 que crea el Batallón de “Pardos y Morenos” o “Pardos Libres”, para reforzar la Infantería con negros, mulatos y cambas, disponiendo además la liberación de los que aún tenían condición de esclavos. El 22 de enero de 1814, Warnes le escribió a Arenales: “En todo el mes entrante tendré más de 400 entre fusiles y carabinas, porque la maestranza está en un estado que no puedo explicarle y hacen llaves y demás, muy buenas como lo verá usted por el fusil que remito con el Capitán Peña. En este aspecto de estar bien armado, y con la gente bien disciplinada, pienso salir de esta ciudad a reunirme con usted, cargando todo cuanto hay, y tratar de tomar Chuquisaca y Potosí, si es que antes no se aproxima nuestro General con sus tropas…” Con todo, a principios de mayo de 1814 el Ejército Cruceño se componía de 1.000 hombres, con perfecta organización y mediano entrenamiento en orden abierto y orden cerrado. Tenía maestranzas, fuertes y cuarteles de instrucción a los cuatro puntos cardinales y control de sus caminos de acceso. Tres batallas enfrentó este primer Ejército Patriota: La Batalla de Florida (25 de mayo de 1814), que puede considerarse la primera gran victoria de un ejército patriota en lo que hoy es el territorio boliviano; la batalla de Santa Bárbara (7 de octubre de 1815), que consolidó la soberanía y el territorio en el lado oriental y la batalla de El Pari (21 de noviembre de 1816), que se libró en nombre de las Provincias Unidas de Sudamérica, siendo la primera contención seria a la “invasión grande” y que fue la más sangrienta de la emancipación. Este fue el Ejército que impidió el paso realista a las provincias del Sur y era la amenaza constante que quitaba el sueño al Ejército Real del Perú, como lo reconoció el propio general Pezuela. “Es preciso tener a la vista, que más valen cien veteranos, que doscientos colecticios y milicianos, para aventurar cualquier acción…” (Ignacio Warnes. 9 de enero de 1815). Ignacio Warnes, reorganizador del Ejército Patriota Cruceño, fue “quien trajo la novedad de llamar ‘patriotas’ a los rebeldes criollos dejando el de ‘realistas’ a los partidarios de mantenerse debajo de la autoridad del rey hispano”, afirma el connotado historiador Hernando Sanabria Fernández. Por ese tiempo, todo el Alto Perú estaba en manos de los realistas, con algunas guerrillas de resistencia, como lo afirma el virrey Pezuela en sus memorias (1813-1816): “Con el fin de recuperar también a Santa Cruz mandé que el Teniente Coronel don José Joaquín Blanco, saliese de Sicasica con cien hombres, y dos cañones de campaña, y que reforzado con la tropa que le facilitase Jáuregui después de posesionarse de Cochabamba y de tranquilizar aquella obstinada provincia, siguiese a Vallegrande, y acabase con Arenales antes que aumentase las fuerzas con que huyó de Jáuregui y recibiese auxilios de Santa Cruz: en tal estado, y dadas todas las providencias para la seguridad del país recuperado…” Warnes fue reelecto formalmente por el pueblo cruceño, como Gobernador y Comandante del Ejército, el 11 de agosto de 1815; hecho que también es trascendental en el tema que nos ocupa, pues consolida la Soberanía. Comandaba la Caballería y era segundo al mando de la División, el coronel José Manuel Mercado. La Infantería tenía como jefe al comandante Saturnino Salazar. En la Artillería estaba el capitán N. Rocha, con nada menos que 9 cañones. Era Capellán del Ejército el presbítero José Antonio de Aguilera, prominente sacerdote que cedió hasta su sueldo al servicio de la patria y continuó sirviendo al Ejército en Saipurú, en el año 1817 y siguientes. Después de la espantosa batalla del Pari, donde fue inmolado en combate el general Ignacio Warnes y gran parte del Ejército Patriota Cruceño, no sin antes haber detenido y casi exterminado al invasor, la invicta Caballería Cruceña y parte de su Infantería se atrincheraron en el fuerte de Saipurú, lugar desde donde -en adelante- se realizaron periódicas incursiones sobre los realistas en la plaza de Santa Cruz de la Sierra. Otro tanto fueron a reforzar las tropas de Güemes, de Belgrano, de San Martín y de Bolívar, entre los que figuran José Manuel Baca “Cañoto”, Agustín Saavedra y Marceliano Montero, por citar algunos. Unos trescientos soldados envió Mercado al Ejército que se reorganizaba en Tucumán. En las Memorias Póstumas del brigadier José María Paz, dice: “El teniente coronel Daniel Ferreira, fue mandado por entre las poblaciones indígenas irreducidas que quedan al Este de lo que hoy es Bolivia, a tomar el mando de los restos del cuerpo que había mandado Warnes y que a las órdenes del comandante Mercado se conservaba en los desiertos de Santa Cruz de la Sierra…”. El historiador realista Mariano Torrente (1792-1856), en su “Historia general de la revolución hispanoamericana”, se refería en esos tiempos al Gobernador y Comandante de Santa Cruz como “El formidable Warnes”. Y es que era formidable por su formación, por sus acciones militares y porque su Ejército era formidable. Warnes les llamaba de Libertadores a sus soldados (véase la proclama de 1815, desde Chiquitos). El Ejercito Cruceño no murió, no se rindió y no se dispersó. Al final de la guerra seguía en pie y tomó la plaza de Santa Cruz el 14 de febrero de 1825. Estaba activo al momento del nacimiento de la República con su veterana Caballería Cruceña, con los juveniles batallones de Infantería “Libres de Santa Cruz” y “Libres de Vallegrande”, que se habían unido a los veteranos después de Chilón y con su preciosa artillería. Con lo arriba expuesto, podemos afirmar que el Ejército de lo que hoy es Bolivia nació en Santa Cruz y se puede tomar como referencias precisas las siguientes fechas:
- El 18 de marzo de 1813, cuando el coronel Antonio Suárez formaliza la lealtad del gobierno y del Ejército Cruceño a las Provincias Unidas.
- El 24 de setiembre de 1813, cuando Warnes asume el mando de las tropas de Santa Cruz.
- El 15 de marzo de 1814, cuando se crea el Batallón Pardos Libres
- El 25 de mayo de 1815, la primera Victoria Patriota, en el territorio boliviano
Otra cosa es el nacimiento oficial, con la creación de la primera unidad del Ejército de Bolivia, el 13 de diciembre de 1825, pues lo que antes había en el Alto Perú eran milicias y el Ejército Colombiano, llamado de “libertador”, aunque ya todo estaba libertado. El historiador Julio Díaz Arguedas, en “Historia del Ejército de Bolivia”, dice: “El nuevo Estado necesita organizar un ejército propio para mantener su soberanía, y es entonces que el libertador Bolívar comienza con esta labor creando el Colegio Militar mediante decreto de 13 de diciembre de 1825 (…) al Siguiente año asume la presidencia el Mariscal Sucre y organiza el Primer batallón de Infantería declarado cuerpo de línea, con el nombre del Batallón 1° de Bolivia…” El decreto de Bolívar lo firma como “Presidente de la República de Colombia, Libertador de la del Perú”, sin embargo, desde agosto ya existía la nueva República en el Alto Perú. El hecho que firma en el Palacio de Gobierno en Chuquisaca y que “establece en Chuquisaca una escuela militar en la que tendrán opción a entrar todos los jóvenes de la República”, implica de hecho, aunque no oficialmente, que tenía el mando del Estado que llevaba su nombre. Sugiero analizar con calma la conmemoración del aniversario de los orígenes del Ejército de Bolivia en Santa Cruz, como corresponde. Después de leer esto, no hacerlo será omisión. *Historiador. Corresponsal Militar