En plena corrida cambiaria, Mauricio Macri mantuvo su rutina e intentó mostrar normalidad

Argentina. Tensión en Casa Rosada. El Presidente juntó a sus principales colaboradores.

Mauricio Macri con parte de su equipo. Archivo Clarín

 

Cuando pasadas las 10.30 Mauricio Macri abrió la reunión de coordinación que encabezó en Casa Rosada, las placas de los noticieros cambiaban casi minuto a minuto en sintonía con la corrida cambiaria: el dólar, por entonces, comenzaba a dispararse una vez más y en algunas casas de cambio hasta orillaba los $40.La escena volvía a generar cuestionamientos respecto a la conveniencia política de que una voz oficial -el miércoles el Presidente, este jueves el jefe de Gabinete Marcos Peña- salieran a hablar antes de la apertura de los mercados.



Pero en el Gobierno todavía se imponen las voces que pregonan que no se debe especular y seguir haciendo lo que hay que hacer, más allá de la tormenta. Así, pese a la crítica situación de las últimas horas, Macri intenta no cambiar su modo de trabajo. Por eso mantuvo su rutina. La primera actividad del día fue la reunión de coordinación, en la que además de Peña -recién llegado de un hotel céntrico donde participó del Council of the Americas- participan los vices Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, y el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne.

Si bien circularon versiones de que también se había sumado el titular del Banco Central Luis Caputo, cerca suyo aclararon que llegó a su oficina a las 7 «y no se movió de ahí». Sí se lo vio entrar por la explanada de Avenida Rivadavia al ministro de Educación Alejandro Finocchiaro.

Pero la agenda de temas, variada en otros momentos, se reduce por estas horas sólo a la economía. «No vino a coordinación, tenía otra reunión», aclararon cerca del ministro. Su presencia no obedeció a la discusión con los docentes universitarios. En efecto, la escalada del dólar volvió a postergar otras discusiones puertas adentro del Gobierno. Incluso una tan trascendente.

Aunque los rumores se mantienen a la orden del día, no se evalúan, según lo que dijo el propio Peña, cambios de nombres. Paradójicamente, las versiones ponen en duda la continuidad del grueso de dirigentes con los que hoy se eligió rodear el mandatario: los dos vicejefes de Gabinete y el propio Dujovne.

¿Tendrá que ver con la «devaluación» de la renombrada «mesa política» que había trazado Macri meses atrás? Los hombres más cercanos a Peña así lo creen.

A diferencia de las grietas que se advierten cada vez más pronunciadas entre ministros, en las redes sociales, fogoneado por dirigentes de Cambiemos, la militancia M salió a respaldar al Presidente con mensajes y su hashtag #YoTebanco. Ante los micrófonos, salvo Elisa Carrió, nadie se anima a hablar de lo que por lo bajo dicen: que hay sectores que quieren desestabilizar a Macri.

Esta trabajada prudencia se explica principalmente en la necesidad del Gobierno de no dar excusas. De no romper con sectores con los que necesita, más que nunca, un acuerdo, para garantizar el buen rumbo del proyecto de Presupuesto.

Un caso es de la relación con el mandatario peronista Gildo Insfrán: en esa tarea están el ministro del Interior Rogelio Frigerio y su vice Sebastián García de Luca, quienes recibieron en Casa Rosada a este peronista que el Gobierno en otro momento se tomó el trabajo de combatir públicamente. Ya no hay margen para pasatiempos.Otro dato que refleja el desconcierto que se vive puertas adentro del Gobierno: la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, acaso la dirigente política de mayor peso específico del espacio después de Macri, se enteró por los medios del anuncio que este miércoles hizo el Presidente. Había viajado a Rojas, donde reunió a su Gabinete. «Nadie le avisó», fue el crudo mensaje de uno de sus principales colaboradores.Clarin.com