Líbranos, señor




El Padre Nuestro no dice “líbranos del pecado”, sino que le pide a Dios que nos evite las tentaciones. Esa oración, que el mismo Cristo les enseñó a sus discípulos, tiene muy en cuenta la enorme fragilidad humana, pues solo los grandes, los más templados e íntegros seres humanos son capaces de resistirse a los bajos instintos. Una vez, el famoso escritor irlandés Bernard Shaw le propuso una suma muy alta a una dama distinguida para meterse debajo de las sábanas y la mujer no pudo resistirse. Cuando hubo dicho que sí, el pícaro autor le pidió una rebaja significativa y la señora contestó muy enojada: “¿Quién cree que soy yo?”. “Ya me di cuenta quién es usted – respondió el escritor-, solo estoy regateando”.  Podríamos seguir hablando todo el día de este tema tan apasionante, pero tal vez nunca podremos salir del asombro causado por la Policía Nacional que acaba de condecorar a un sargento, por haber tenido la gran entereza, templanza y honestidad de haber rechazado una coima de 10 (diez) bolivianos. ¿Tan mal estamos?

Fuente: eldia.com.bo