Oruro es tránsito y destino de trata de adolescentes y mujeres

 

La Defensoría del Pueblo identificó ausencia de mecanismos para prevenir la trata y tráfico de personas en Bolivia. Las víctimas son mujeres de entre 14 y 18 años.

 
 
 
 
 

 

 

Silvia fue violada y asesinada; su cadáver fue encontrado el 8 de julio en un basural  de ciudad de Oruro. Días después, la Policía confirmó que la joven cruceña de 18 años había sido víctima de una red de trata y tráfico de drogas. 



Este crimen saca a  la luz “un secreto a voces”:  Oruro es actualmente  una ruta de tránsito y destino de trata de  adolescentes y mujeres”, según las autoridades. Aunque no hay datos de cuántos casos se atendieron este año y en gestiones pasadas, la historia de Silvia no es la única.

  De acuerdo con  informe Explotación Sexual Comercial de Niñas, Niños y Adolescentes y sus rutas mineras y extractivas en territorios de La Paz, Oruro y Potosí, publicado  por Unicef en 2018, el municipio de Oruro, sobre todo en las áreas del casco y centro de la ciudad, es una  zona de origen y destino, mientras que el municipio de Huanuni sólo  es de tránsito.

Ximena, víctima de trata, escapó hace varios años de un local donde era obligada a ofrecer servicios sexuales en una mina de Oruro. Aunque todos los días intenta olvidar el pasado, no puede dejar de pensar  cómo ingresó al infierno. Tenía 20 años, era peluquera y madre soltera. 

Al igual que Silvia, Ximena tenía que mantener a su hijo. Su trabajo en un salón de belleza no era suficiente y entonces comenzó a buscar otras opciones. En ese trajín  conoció a una mujer, quien le ofreció un sueldo semanal de 5.000 bolivianos a cambio de trabajar en Huanuni.   Sin pensarlo dos veces, ella aceptó y se fue a ese lugar sin conocer a nadie.  

“Al principio me dijo que trabajaría en la mina de palliri, pero luego me indicó que debía atender un bar como mesera y ahí me obligaron a ofrecer servicios sexuales”, contó.

  Las víctimas   son mujeres y tienen entre 14 y 18 años de edad.
Foto:Archivo

  “Un secreto a voces”

El representante de la Defensoría  del Pueblo de Oruro, José León, aseguró que Oruro  “siempre fue una región de tránsito de  las víctimas de trata”. 

Con el paso de los años y en la actualidad,  el departamento orureño  se ha convertido en un lugar de destino de las redes de trata de niñas, adolescentes y mujeres, según la Policía.

La jefa de la División de Trata y Tráfico de Personas de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) de La Paz, Gabriela Coca, explicó que en los últimos años, Oruro se ha convertido   en una zona de destino de las víctimas a causa de la  minería. 

“Cuando hay actividad minera siempre está vinculada al comercio del trabajo sexual, porque hay dinero para cancelar esos servicios, más si es minería ilegal”, dijo. La autoridad resaltó que en esas actividades   hay extranjeros que demandan  comercio sexual.

 El modus operandi es el traslado de las víctimas desde   los departamentos del  oriente del país – Beni, Santa Cruz y Pando –  hasta el occidente del país, uno de esos lugares es Oruro, dijo Coca.

Las víctimas del oriente del país,  que en su mayoría son mujeres que oscilan entre 14 y 18 años,  son manejadas por los tratantes por esa ruta que tiene como fin la explotación sexual.

 Según la autoridad policial, las menores de edad y mujeres  que tienen como origen el occidente: La Paz, Oruro y Potosí son trasladadas a  Santa Cruz y Beni con fines de explotación laboral.  “Aunque también se registran casos de trabajo sexual”, añadió. 

Las rutas de trata

El estudio de Unicef  coincide con la jefa policial.  De acuerdo con la investigación,  hay dos rutas de tránsito en esa región.  La primera es la que recorre  Trinidad (Beni),  Santa Cruz, Cochabamba y Oruro.  “Las formas de traslado incluyen el paso por las terminales departamentales y rutas principales”, se lee en el documento. 

La segunda ruta es: La Paz, Cochabamba, Chuquisaca y Oruro. Para hacer ese recorrido, se utilizan vías principales desde los distintos puntos del país.

¿Cómo hacen los traslados? Coca explicó  que “por lo general el traslado se realiza  por vía terrestre”. Este hecho  se conoce como desarraigo de la víctima porque se la saca de su zona de confort,  un espacio que  conoce y se desenvuelve,  para llevarla a   otro totalmente desconocido.

La Policía presume que algo parecido ocurrió con Silvia,  quien dos días antes de aparecer muerta en un basural de Oruro, llegó a  esa urbe con    Jessica Chube,  quien la captó en    Santa Cruz. Las dos jóvenes se encontraron con  Rocío Huanca,  quien había tragado 18 condones de droga líquida para  viajar  a Chile. 

 Huanca  y  Chube fueron detenidas preventivamente en los penales de Cochabamba y Oruro. Autoridades policiales adelantaron que hay una ciudadana chilena involucrada en el caso que aún no fue identificada.

 El comandante departamental de Oruro, José Barrenechea,   informó que de acuerdo  con   todas las investigaciones este caso revela “una  red de delincuentes de tráfico de drogas y prostitución”.

 Para Coca, el caso de Silvia “sería uno de los primeros de una red  que  vincula el comercio sexual con  el narcotráfico”, ya que la mayoría de las denuncias  siempre fueron reportadas de forma individual.

De acuerdo  con  testimonios de víctimas, publicados en  estudios de Unicef y la Defensoría del Pueblo,   hay  una ruta de traslado, por el sector de Pisiga, “por donde las adolescentes son transferidas hacia la frontera con Chile”.

La ciudad de Iquique del vecino país  sería el  destino final donde se traslada a las víctimas menores de edad para su explotación sexual. “Lo que revela que hay un destino internacional, ya que Oruro es zona fronteriza con Chile”.

El movimiento de esta población es efectuado por zonas como Sabaya, Curahuara, Sajama, Laguna, Cosapa, Callipe, Chachacomani, “rutas  que se pueden tomar si se quiere evitar un puesto migratorio”, dice el informe.

Falta de control

 A base de un informe de la Defensoría del Pueblo, publicado hace  un mes,  se   ha identificado una  ausencia de  mecanismos para prevenir la trata y tráfico de niñas, niños y adolescentes. 

Este estudio también demostró    falencias y   debilidades en la vigilancia que deben realizar las Defensorías de la Niñez y Adolescencia (DNA) y la Policía, en 29 terminales terrestres y 31 retenes de peaje y puestos de control en carreteras del país.

Mediante esta investigación, la Defensoría del Pueblo  recomienda implementar medidas correctivas para mejorar las falencias de todas las instituciones vinculadas con  la protección de la población vulnerable. 

Según el   Observatorio de Trata de Personas, Cecasem,  la trata de personas en el país continúa siendo una problemática bastante compleja debido a las características mismas del delito.  

“No obstante, después de la publicación del informe emitido por Estados Unidos (2018), donde se incluyó a Bolivia en la ‘lista negra’, el país empezó a realizar acciones en torno al delito. Principalmente, este año. Se hicieron distintos operativos policiales y se logró rescatar a varias víctimas”, dijo  Fabiola Viraca, responsable del Observatorio.

Durante su cautiverio en Huanuni, Ximena no sabía cómo estaba su hijo por muchos meses.  Con ayuda de  una persona, un día logró escapar “del infierno”. “Tengo miedo de que me encuentren”, dijo la mujer que hoy  se fue a vivir con su familia  lejos de su casa, lejos de todo.  Silvia no tuvo la misma suerte.    
 

Víctimas caen por promesas de bienestar y progreso económico

El bienestar y el progreso económico es el anzuelo  que utilizan los tratantes para atrapar a las víctimas. De acuerdo con el estudio Explotación Sexual Comercial de Niñas, Niños y Adolescentes y sus rutas mineras y extractivas en territorios de La Paz, Oruro y Potosí, presentado por Unicef en 2018. Una forma  de captar a  víctimas  es un trabajo altamente remunerado.

Eso hace que las víctimas accedan a movilizarse de su zona de origen a otro lugar  porque  “tienen la idea  de progreso y bienestar económico que se les ofrece como anzuelo y detrás del cual van justamente porque se trabaja una relación de poder desigual en la que se manipulan sus carencias básicas”, dice la investigación de  Unicef.

La  jefa de la División de Trata y Tráfico de Personas de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc)  de La Paz, Gabriela Coca, explicó que en su mayoría los grupos  de tratantes captan  a las víctimas a través de  redes sociales. “Como la mayoría de las víctimas son adolescentes caen en el anzuelo. En este tipo de plataformas  reciben información de ofertas de trabajo bastante atractivas”, puntualizó. 

Sugirió a los padres de familia controlar  el manejo de las redes sociales de sus hijos. “Existe una debilidad muy grande en el control de las redes; sólo al aceptar como amigo a un desconocido, un adolescente ya es propenso a ser víctima de tratantes”, dijo.

La jefa policial añadió   que el uso de las redes sociales está generando muchos problemas,  ya que no se tiene privacidad. Este hecho, según Coca, puede  generar ciberbullying, acceder a los retos y otros juegos peligrosos. “Por eso es importante que las redes se usen adecuadamente”, explicó Coca.

Página Siete / Verónica Zapana S.   / La Paz