Políticos de burundanga


José Luis Bolívar Aparicio

Un poco antes de que las redes sociales sean el medio de comunicación global por excelencia, a través de otros métodos como el Messenger del Hotmail, el de Yahoo o el extinto Mirc, empezó a circular en Internet, una serie de experiencias, que dejaban a más de uno preocupado y advertido de lo que le podría pasar, si no tomaban atención y no guardaban las medidas precautorias.

“Estaba caminando por la Av. 20 de octubre y una señorita con acento extranjero me vino a ofrecer unos perfumes, me hizo sentir la esencia en un papel y no recuerdo nada más”.



“Estaba caminando por la Av. Busch, cuando un joven se me acerca y me pide que le indique dónde quedaba la dirección anotada en una tarjeta, la cogí le expliqué por donde era y luego perdí el conocimiento”

Como esas, varias eran las experiencias que se narraban y aunque lo que variaba era la forma en que las personas eran abordadas, los resultados eran casi siempre similares.

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Quienes representaban este tipo de quejas y sentaban denuncia en la policía, aducían que al reaccionar al día siguiente, estaban con sus casas vacías y/o sus cuentas bancarias vaciadas por completo, haciendo su desgracia mayúscula y su sorpresa infinita.

Al principio parecían tomaduras de pelo, pero la frecuencia con la que iban apareciendo, hicieron que la gente tomara nota y felizmente los delincuentes, tuvieron que cambiar de modus operandi ya que no era tan fácil seguir pescando víctimas de ese modo y porque en muchos de los casos, las cámaras de seguridad de las viviendas y de los cajeros automáticos, ayudaron a identificar y posteriormente, capturar a los hampones.

Pero, ¿cómo es que un simple aroma o un papel podían lograr que una persona pierda total conciencia y de paso puedan robarle absolutamente todo, incluidas sus cuentas bancarias?

Trabajos de investigación de la policía, sacaron a la luz una técnica que tenía orígenes colombianos y estaban dirigidas a la existencia de una sustancia denominada “burundanga”.La escopolamina o hioscina, que es el nombre con el que se la ha descubierto, es una sustancia química, altamente tóxica y que debe ser suministrada con mucha rigurosidad, puesto que una dosis un poco más elevada de lo necesario, puede causar trastornos terribles como taquicardia, delirio, psicosis, parálisis, estupor y hasta la muerte.Su uso en casos médicos es limitado, sobre todo se la emplea para casos como cinetosis o cuando se necesita estimular y dilatar las pupilas para un estudio profundo, sin embargo, desde tiempos remotos, especialmente con fines tradicionales chamanísticos, se han descubierto otro tipo de efectos que fueron aprovechados por la delincuencia.Esta droga, asimilada rápidamente por el sistema gástrico, por aspiración, ingestión y hasta por la dermis, actúa directamente sobre el sistema nervioso central y periférico, provocando varios síntomas directamente sobre el cerebro, haciendo que las víctimas entren en un estado catatónico, de sumisión absoluta e inconciencia y aunque su actuar puede parecer normal, están a merced de quien pueda dominarlos y guiarlos en contra de su libre albedrío, haciendo que les puedan dar lo que quieran o pidan y de paso, provoca amnesia global transitoria, por lo que cuando pasan los efectos, quien fue intoxicado, si tiene la fortuna de sobrevivir, no se acuerda de absolutamente nada.Felizmente, esta droga no es fácil de obtener y quienes lo procesan guardan muchas medidas de seguridad por lo que su empleo no se ha generalizado, aunque si ha cobrado una enorme cantidad de víctimas.Me imagino lo terrible que debe ser que una persona, pierda de inmediato sus facultades, y quede a expensas de otro ser cuyas intensiones no son las mejores, pudiendo hasta auto infringirse daños irreparables.Y es que alguien le dé a un desconocido el pin de su tarjeta, por ejemplo, parece una locura tan grande que mi abuela hubiera dicho “seguramente le dieron polvo de muerto”.Cuando le pregunté por qué decía eso, me contaba que cuando los pillos quieren que pierdas la conciencia o no te des cuenta que te están robando, suelen soplarte polvo que recogieron del cementerio, y eso provoca que quedes a expensas de los deseos del hampón.No es que me crea semejante cosa, pero cuando uno se entera por ejemplo de la cantidad de personas que siguen cayendo en los “cuentos del tío” tan antiguos como la misma humanidad, la verdad solo da para creer que evidentemente les han tenido que dar algo así.

No es diferente lo que les pasa a los miembros de la oposición, en especial a los del grupo de don Carlos Mesa (empezando por el mismo), quienes al parecer desde hace meses vienen consumiendo burundanga en dosis muy peligrosas o algún miembro del oficialismo, se encarga de soplarles polvo de muertos, pero bien muertos y los resultados están por doquier.

Un 32% de votos a favor y una segura segunda vuelta, mostraban al candidato Carlos Mesa, un cómodo ganador de las próximas elecciones de octubre, puesto que un balotaje, la ventaja sobre Evo Morales parecía imposible de ser revertida.

Pero esas cifras se fueron desvaneciendo, y hoy en día las diferentes consultas muestran al líder de Comunidad Ciudadana, lejos de esas cifras optimistas y en caída libre, víctima de sus propios errores, inexperiencia y perpetuo devaneo, incapaz de enfrentarse al gobierno como se necesita y sumamente miope ante la realidad política de Bolivia y  la forma de hacer política de los bolivianos.

Para hacer panes se necesitan panaderos, como para hacer política se necesitan políticos y don Carlos Mesa lastimosamente no lo es. El periodista ha demostrado a lo largo de décadas ser uno de los ciudadanos más ilustrados de nuestro país. Un comunicador como pocos y capaz de endulzarte los oídos como un coro de sirenas, pero lastimosamente cuando se trata de la ciencia política, el buen hombre tiene menos tacto que un manco.

No es su rubro, y no es un delito, no siempre se puede ser bueno en todo, por mucho que te guste el área. A mí me encanta el fútbol, pero en una cancha tengo dos pies izquierdos y puestos al revés y a don Carlos le pasa lo mismo o peor en la política.

Y de paso, quienes deberían guiarlo y asesorarlo, son tres cuartos de lo mismo. Se equivocan cada que abren la boca, dicen lo que no deben decir, responden lo que nadie les ha preguntado, se olvidan lo inolvidable y nunca dan la talla a su rival. Se hacen a los sinceros cuando cualquiera sabe que en la política no solo hay que saber mentir, sino, sobre todo, nunca decir toda la verdad.

Necesitados como estamos de que una candidatura ilegal e ilegítima como la de Morales pierda en las próximas elecciones, el más pintado para vencerlo es el que menos sabe como hacerlo y francamente, si realmente logra vencerlo, a uno le empiezan a nacer profundas dudas de saber si va a estar a la altura de las circunstancias y si va a poder timonear la nave, en el tormentoso océano que le prepararía el MAS tras su salida de palacio, puesto que esta vez, para Carlos Mesa, la renuncia ya no es una carta para jugar, así sea el último As bajo su manga.