Vergüenza internacional

Definitivamente, el mes de julio no fue nada auspicioso para el Movimiento Al Socialismo (MAS), partido que disfrutara las “mieles del poder” durante 13 años, 9 meses, 18 días, finalizando con la renuncia voluntaria y dulce destierro de su caudillo y prófugo de la justicia, Evo Morales.

Entre ellas podríamos enumerar al menos cuatro hechos centrales. El primero, refiere a las continuas “chambonadas” de los eventuales “voceros”, quienes, al parecer, nunca lograron concretar un discurso homogéneo, sólido y convincente, capaz de “encantar” a su cada vez insignificante base política.



Segundo, la “metida de pata” del candidato Luis Arce, quien sufre de “incontinencia verbal” e impulsividad desmedida, al revelar públicamente resultados de una “encuesta interna”, el pasado 14 de julio; contraviniendo en delitos electorales previstos en los artículos 135 y 136 de la Ley 026, que prohíbe la difusión de estudios de opinión, cuando hayan sido encargados, financiados o realizados por organizaciones políticas y candidaturas.

De aplicarse la norma y utilizando las mismas frases de su vocera Marianela Paco: “la Ley está clara (…) No hay donde perderse”, el Tribunal Supremo Electoral, ante la flagrancia de los delitos, debería proceder de oficio, a la proscripción de la personería jurídica y la inhabilitación de candidatos del MAS, en cumplimiento del Régimen Electoral y el imperio de la Ley que es para todos.

Tercero, la precitada y desesperada movilización suicida e irresponsable, del pasado 28 de julio en El Alto, permitió evidenciar la menguada capacidad de convocatoria de mineros, campesinos, padres de familia, cocaleros del Chapare y dirigentes vecinales, a la cabeza de la corrompida y servil dirigencia de la Central Obrera Boliviana (COB), que irónicamente pareciera ser la “Central Obrera Masista” (COM). Además de censurar el alto nivel de violencia, vandalismo y destrucción de bienes públicos -cual fue el estilo y sello particular del MAS-, resulta aún más reprochable la desidia e insensibilidad canallesca, al exponer a los marchistas al contagio masivo del coronavirus.

Por último, y para cerrar este infortunado mes -no podría faltar el “cherry de la torta”-, un nuevo y vergonzoso escándalo internacional, tuvo como protagonista a un exjerarca del nefasto régimen, refugiado en México, Alfredo Rada Vélez, quien ocupara cargos de poder desde el 2007 hasta el 2019. El pasado 29 de julio, el periodista Carlos Jiménez, del matutino Excelsior de ese país, reportó la detención de Rada por robar dos botellas de shampoo –cuyo valor asciende a 5 dólares-, de la cadena de supermercados Walmart, ubicado en la colonia Copilco, Alcaldía de Coyoacán, Ciudad de México.

Tras evidenciarse el ilícito, fue conducido a la Fiscalía General de Justicia y luego de permanecer unas horas fue liberado, por ser un robo menor sin detenido. El mismo periodista, Carlos Jiménez, de C4 Noticias, se encargó de difundir a través de Twitter, el siguiente mensaje: “liberan a viceministro de Evo Morales acusado de robar shampoo”.

Rápidamente, el sindicado a través del programa “Detrás de la Verdad”, conducido por Junior Arias, hijo del ex asambleísta del MAS y propietario del canal Gigavisión de Santa Cruz, Jorge “Negro” Arias, pretendió distorsionar la verdad de los hechos, argumentando que fue “un mal entendido” y una “fake news” (noticias falsas). Para infortunio de Rada, el encargado de negocios de la embajada de Bolivia en México, Julio Aliaga, medios de comunicación de ese país y redes sociales se encargaron de desmentirlo y corroborar el hecho, exhibiendo registros fotográficos, donde se encuentra demorado en una instalación policial de ese país.

Al parecer, el manto de la deshonra, el descrédito y la indecencia, empiezan a socavar los cimientos de un partido político, que hábilmente elucubrara derroteros fantasiosos de un “proceso de cambio”. Hoy muestra sus grandes complejos y miserias humanas, cuyas mañas indecorosas producen el repudio, indignación y vergüenza ajena.