En tiempos de pandemia turbión de candidatos

El 7 de marzo de 2021 se realizarán las elecciones departamentales para gobernadores y asambleístas, y municipales para alcaldes y concejales, con la particularidad específica que Beni, Pando y Santa Cruz elegirán a su vez a vicegobernadores, ya que esos departamentos tienen estatutos autonómicos compatibilizados con las Constitución Políticas del Estado.

Empero, Cochabamba desde el año 2011, los asambleístas y los concejales de la ciudad capital han sido incapaces de generar consensos para consensuar un Estatuto y Carta Orgánica, después que el proyecto de estatuto fue rechazado por el 61% de votos en el referéndum del año 2015. La razón del rotundo “No” ha sido porque el proyecto de Estatuto era muy ligero, sin ningún aporte característico, sin embargo, en el periodo 2010-2015, la Asamblea Departamental aprobó más de 500 leyes regionales sin fundamento ni horizonte, rifando la gran oportunidad histórica de construir un verdadero proceso autonómico que sea amplio, participativo, plural y aceptación de la diversidad.



En ese marco, los ciudadanos inscritos en sus respectivas regiones y municipios, en poco más de cien días, acudiremos a votar, en el caso de Cochabamba, por un Gobernador y 34 asambleístas, además de 47 alcaldes y 255 concejales para el período 2021-2026.

Y confieso que no sorprende la ambición personal y todo tipo de temperamento de varios ciudadanos que se proponen como candidatos a cargos electivos, particularmente al Gobierno Local, cual si se tratara de una abejera natural para buscar satisfacer sus más premiosas necesidades, dejando de lado el bien mayor, que debería ser el servicio en favor de los ciudadanos.

Al margen de los nombres que reflejan los medios y de los que circulan en las redes sociales, desde 2005 no he escuchado a ningún postulante hacer referencia a la necesidad buscar y lograr una sociedad articulada a partir de nuestras diferencias, que se han profundizado a partir del año 2010 y mucho más aún desde el 8 de noviembre de este año por la diversidad cultural y social que tenemos en la ciudad capital y en el departamento.

Los cochabambinos tenemos tradición agropecuaria y riqueza culinaria, pero lo que nos hace falta es el espíritu de decir ¡soy qhöchalo!, y eso es formar un hecho nuevo y una razón de ciudad y de región afianzada más allá del patrimonio pedagógico quechua y valluno.

Tenemos el deber de consolidad una identidad propia, infundiendo a los que no son, el orgullo de inflar el pecho y decir ¡yo soy qhöchalo!, y eso se debe construir desde la familia, la escuela y el colegio, y ojalá puedan entender así los postulantes. No hacerlo, será aceptar que la diversidad que tenemos es el freno de mano que desde el año 2005 tiene inmovilizado nuestro desarrollo.

Por ahora, la diversidad por diversidad no nos permite conectarnos y fusionarnos entre quienes nacimos en Cochabamba y los optaron venir de otras regiones a vivir en éste valle eterno e inigualable. Ojalá lluevan propuestas reales y no simples ofrecimientos electorales de uno o varios de los aventureros en camino.

 

*El autor es Abogado y docente en la UMSS