De verdaderamente fulgurante podemos calificar la virtual victoria electoral de la controvertida expresidenta del Senado, Eva Copa, al concentrar el 64% de la intención de voto para la alcaldía del Alto, y situar en un segundo lugar, con un 8,5% apenas, al candidato del MAS, Zacarías Maquera, a quien honrando su nombre le sacó una diferencia de 58 puntos, según encuesta realizada para la Red de Televisión Unitel, por la empresa encuestadora Ciesmori
Lo extraordinario de esta hazaña radica, en que la mencionada candidata figuraba hasta hace muy poco, en las listas del MAS, partido del cual fue expelida por su jefazo Evo Morales, bajo el delicado cargo de traición, antes de que éste huya otra vez, y sea preso del Coronavirus en las celdas de una lujosa clínica cochabambina.
Entretanto, un séquito de militantes y compañeros de partido, aparejados con otros ciudadanos liderados por el recientemente fallecido Felipe Quispe (El Mallku) vieron en ella el potencial necesario y suficiente para lanzarla de candidata a la Alcaldía del Alto y, a su vez, el arma más idónea para ahondar sus rencores y resentimientos contra un personaje que alguna vez lo erigieron hasta el solio presidencial, cifrando todas sus esperanzas en ese vago mito del gobierno moral indianista, y fueron amargamente defraudados y desilusionados.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
El poder discrecional, unido a una ignorancia atrevida y prepotente, hicieron de ese régimen uno de los gobiernos más corruptos y despilfarradores de nuestra historia, donde de nada valieron el pan ni los circos creados a lo largo y ancho del Estado Plurinacional y Folklórico. Porque, más qué orgullo patrio hubo rencor y resentimiento convertido en odio, y un afán de hacer daño a quien no comulgaba con su modo autocrático de gobernar. Sus propios vástagos, que otrora pudieron ser educados en los mejores Institutos y Universidades del mundo, durante los 14 años de jolgorio, ahora se le vuelcan para arrojarle a la cara las copas de la farra.
Niños de 12 0 15 años, que ahora podrían dominar sendas disciplinas de futbol o atletismo a nivel mundial, perdieron esa gran oportunidad que nuestras riquezas les habrían brindado, para formarse en los mejores centros de deporte de la región y el mundo. Sin embargo, ahora solo deben conformarse con ver las camisetas del héroe en su costoso museo, sin ostentar siquiera una presea, una cinta, o un solo trofeo gallardamente ganado. Ni un triunfo, ni una medalla; hasta la del libertador fue tan despreciada que fue a parar a un prostíbulo.
Esa tradición de los pueblos originarios se esfumó con el trato a los indígenas de las tierras bajas, en los luctuosos hechos de Chaparina, donde demostraron su total indiferencia y desafecto a todo aquello que no proviene del mundo aimara, a pesar de los 36 pueblos que se supone, conforman el estado plurinacional.
Ante esta triste realidad, solo se nos ocurre recordar esa canción mexicana de Pedro Infante, que dice: “Entre copa y copa se acaba mi vida, / Llorando borracho tu pérfido amor, / Qué negros recuerdos me traen tus mentiras, / Cómo cuesta lágrimas una traición. / Quiera Dios que a ti te pague. / Con una traición igual, Para cuando te emborraches, / Tengas por qué llorar. / No más por quererte dejé yo mi casa, / Dejé padre y madre por seguirte a ti, / No más por tu culpa me hundí en la desgracia, / Ni el cielo ni nadie se apiadan de mí. / Quiera Dios que a ti te pague/. Con una traición igual, / Para cuando te emborraches, / Tú tengas porque llorar”.