El incidente en Comunidad Ciudadana (CC) en torno a declaraciones de su exjefa de bancada en el Senado, Andrea Barrientos, expresa la incomodidad en que cae la política tradicional ante la posibilidad del disenso con la línea partidaria oficial, peor si proviene de militantes mujeres, reflexionaron en el programa por streaming de La Razón Piedra, Papel y Tinta de este martes las analistas Lourdes Montero y Bernarda Sauré.

Barrientos, senadora de CC por Cochabamba, dijo en una sesión del Senado que tenía más coincidencias con el MAS que con Creemos, que no tenía nada contra el presidente Luis Arce, que esperaba que le vaya bien a él y a sus ministros, y que sentía simpatía por el ministro de Justicia, Iván Lima. Luego aclaró que esas coincidencias con el MAS eran exclusivamente en lo relativo a la inclusión y a la equidad social, y que mantenía la afinidad con Creemos en relación a los valores democráticos. En una tercera declaración, ya por redes sociales, el mismo día la senadora fue más enfática en su distanciamiento del MAS, por ser éste un partido “del poder por el poder” y de tendencia autoritaria.

Refiriéndose sobre todo a la primera aseveración, la analista Montero aventuró: acaso Barrientos sólo “verbalizó algo que no estaba políticamente correcto decirlo”.

Y es que políticas jóvenes como Barrientos acaso representen cierta “frescura” para los partidos que cuando se pone crítica a las líneas oficiales generan incomodidad en las estructuras partidarias.

En el caso de Barrientos tal vez se exprese la tensión que hay entre la tendencia a la más libre expresión de los militantes, con sus contradicciones y riesgos, y la tradición del lenguaje partidario político calculado, reflexionó Montero.

Por su lado Sauré, exdirectora de la Asociación de Concejalas de Bolivia (Acobol), dijo que en los partidos en general acaso se pueda seguir hablando de prácticas de acoso contra las mujeres cuando empiezan a romper ciertos moldes partidarios preestablecidos para ellas.

Tanto Montero como Sauré, sin embargo, no dejaron de recordar el avance que tiene el país en cuanto a participación política de las mujeres, especialmente en la Asamblea Legislativa Plurinacional, cuando en ambas cámaras hay una relativa paridad de género.

Montero recordó que en un estudio que se hizo de la anterior asamblea legislativa, se estudió “los arquetipos que las mujeres construían para legitimar su poder”.

“Un arquetipo, por ejemplo, era ‘la mamá’, cuando todos esperaban que era una diputada que andaba al pendiente de todos, cuidando si has comido tu fruta, si te hace frío te traigo tu chompa, y ella construía su legitimidad a partir de que la gente aceptara que era una mamá ampliada. Pero también estaba ‘la bruja’, la mala, la que siempre debía estar en disenso; había un reconocimiento de su poder porque le tenían miedo”.

El problema es que las mujeres deban recurrir a construir estas imágenes estereotipadas para “hacer valer su palabra”, reclamó Montero.

“Todo eso es lo que tenemos que deconstruir, tenemos que construir más bien un espacio político en el que las personas se sientan cómodas de expresar lo que piensan y lo que sienten, y de repente así los partidos se van acercar más a la ciudadanía, y no van a estar sufriendo, porque actualmente sufren, por tener militancia”, concluyó.