La familia Martínez pasa sus primeras horas en el país. «Tenemos una hija que alimentar», dijo David que espera conseguir trabajo para darle sustento.
David y su esposa Tatiana, junto a sus hijas Karin (24) y Kamil, de seis años, pasaron su primera noche en Bolivia luego de un largo viaje que iniciaron desde Ucrania, de donde huyeron de la guerra que se tiene en ese país tras la invasión de las fuerzas rusas.
«Por el momento, pensamos quedarnos en Bolivia a empezar una nueva vida, porque todo lo que quedó allá es un recuerdo, dejamos nuestras cosas, nuestros bienes, ahora estamos empezando de cero. Tenemos una hija que alimentar, será difícil al comienzo, pero sabemos que lo vamos a lograr», dijo David quien se ganaba la vida como músico en Ucrania.
Uno de las primeras cosas a atender es la educación, la pequeña Kamil está en edad escolar y ahora que se ha dado la apertura total de las clases presenciales, David piensa en la menor de sus hijas a quien debe registrar en un colegio.
Señala que ella no habla bien el español, pero es algo que irán puliendo con el pasar de los días para que pueda tener un buen desempeño en las aulas.
«Hay muchas situaciones que se deben pensar y nuestros familiares nos están ayudando«, dijo David aunque reconoce que todavía no tiene claro cómo hará para solventar económicamente a su familia, al menos en el corto plazo, pues dice que cuando tomaron la decisión de huir de la guerra lo hicieron dejando atrás todos sus bienes.
Sin comida
David contó que la crisis en Ucrania comenzó a sentirse en las semanas previas a la guerra, algo que se incrementó después de la invasión rusa.
«Ya no habían comida. La escasez comenzó de poco a poco. Las filas de personas en los mercados eran inmensas; los bancos no trabajaban, las farmacias cerradas», contó este boliviano que dijo también que tomó la decisión de solicitar su repatriación, luego de que un misil cayera en un edificio cercano a donde vivía junto a su familia.