El populismo y la economía

 “Todos quieren vivir a expensas del Estado. Olvidan que el Estado vive a expensas de todos”. Frédéric Bastiat

Ante el fracaso mundial del régimen comunista, surge el Populismo como una nueva opción para los grupos políticos que quedaron sin pega y así seguir lucrando de la estulticia del pueblo.



Estos grupos tratan de construir una nueva sociedad para su propio interés, una población a la que le quitan su identidad, voluntad, espiritualidad, la familia y tradiciones. Una sociedad gris y consumista que ellos puedan controlar y manejar a su antojo; poblaciones dóciles y crédulas, que no tienen convicciones propias y fuertes y que están dispuestas a aceptar un sistema de valores prefabricado.
Esta es una ideología que inculcada al pueblo con suficiente fuerza y frecuencia las somete al  Populismo.

El problema principal para el ciudadano, es que bajo el sistema populista la actividad productiva y la consiguiente creación de riqueza no funciona y todas las personas viven en la miseria, excepto los Jefes y sus ll’unkus, los que de verdad se enriquecen.

En el sistema capitalista los ricos se enriquecen y los pobres con esfuerzo y voluntad tienen la posibilidad de hacerlo. Las ganancias de los capitalistas, que son grupos de productores e innovadores, dependen directamente del poder de compra de la masa consumidora, por lo que a los empresarios les interesa su prosperidad. Esto ocurre especialmente en países donde los gobiernos respetan el Estado de derecho y los derechos de propiedad.

El populismo, en su gestión trucha de gobierno, promueve la burocracia desmedida y una inversión pública desquiciada y esto produce el crecimiento del gasto público y el endeudamiento, el cual tiene que pagar el ciudadano.

Ante la solicitud de frenar el gasto público, los gobiernos populistas argumentan que este gasto promueve el crecimiento de la economía y el bienestar de la población. Sabemos que el crecimiento de la economía mediante el incremento del gasto público no es posible, pues no se aumenta la producción con más burocracia, con más gastos fijos gubernamentales, con inversiones en empresa publicas quebradas, más bien todo lo contrario.

Está históricamente comprobado que la reducción del gasto público no necesariamente genera recesión, lo que ocurre con la reducción de este gasto es que se afecta los intereses de los sectores vinculados al gobierno y que se benefician con el mismo. Estos sectores que viven de las arcas públicas son los que le dan su voto y su apoyo al gobierno populista. En consecuencia, es un asunto de conveniencia política y de cálculo electoral.

Si quisiéramos conocer y convencernos de lo que es realmente el socialismo y el populismo, deberíamos analizar y evaluar si este sistema centralista y estatista, efectivamente alguna vez funcionó. Solo tenemos que observar cómo vive el pueblo llano bajo un régimen populista, especialmente en cuanto a pobreza y riqueza social, al bienestar o carencias materiales y verdadera libertad de elecciones de vida.
Bastaría con observar cómo vive la gente en Cuba, Venezuela, Nicaragua y también hacia donde migran los ciudadanos de esos países huyendo del despotismo y la  miseria. Seguro que no se van hacia países socialistas y populistas, sino a los odiados capitalistas.

Fuente: ovidioroca.wordpress.com