La degradación total

 

 



“Llegan al país vehículos robados en países vecinos. El gobierno culpa a los policías de esos países por no controlar los robos. Se incrementa la fabricación de cocaína en el país. El gobierno culpa a los países que no cuidan ‘la nariz’ de sus ciudadanos. Se está acabando el gas en los campos. Es culpa de alguien de afuera que no vino a invertir en el país. Bolivia es un país de excusas, un gobierno que avergüenza”

Carlos F. Valverde Bravo. Instagram. Tv Sin compostura. 17.V.20212

Es la anomia, como la define Robert Merton: “…quiebra de la estructura cultural, que tiene lugar cuando hay una disyunción aguda entre las normas, los objetivos culturales y las capacidades socialmente estructuradas de los individuos para obrar de acuerdo con aquellos.” Es la descomposición política, social, cultural y ética a la que, hace 15 años, el Movimiento al Socialismo (MAS) somete a Bolivia cualquiera sea el presidente de su Estado y gobierno pluribochornos.

Una mafia de contrabandistas roba vehículos en Chile y los venden aquí, a vista y paciencia de policías y autoridades competentes: unos sin papeles o ‘chutos’ y otros ‘todo en regla’. Investigadores chilenos les siguen las pistas vía GPS, los ubican en algún lugar del país y los reclaman, pero los masistas dicen que los investigadores chilenos vulneran la soberanía boliviana. En el mismo tenor, el comandante nacional de la policía afirma que la boliviana es mejor que el FBI.

En 2017, el régimen del ex Morales legalizó las hectáreas hasta entonces llamadas excedentarias, en los hechos ilegales, de Chapare, cuyos cultivos de la hoja de coca van solo a la fabricación de la mercancía cocaína, pues no es apta para el masticado. Chapare es el territorio donde hace más de 30 años el ex Morales ha concentrado su poder sociopolítico y económico. Antes eran 12 mil Ha permitidas. Con las chapareñas, hoy son 22.000, pero organismos de control de drogas hablan de más 36 mil, pues los cultivos campan en Parques y Reservas Nacionales, sin control. Los pocos guardaparques profesionales han sido removidos.

Según investigadores del tema, la cadena de producción capitalista coca-cocaína en Bolivia, está resguardada por el crimen organizado internacional y sus tentáculos en América Latina. Es una cuestión de oferta y demanda, que involucra, cierto, ‘las narices’ de miles de personas.

Los del MAS creyeron que los precios exorbitantes de los hidrocarburos en el mercado de productos, eran eternos. Pero el gas se fue haciendo gas, luego de la llamada “nacionalización” amén de la ineptocracia de sus funcionarios. El mercado de exploración y explotación de petróleo dejó de ser atractivo para la inversión extranjera por los riesgos que conlleva el populismo.

En más de 15 años el régimen masista eliminó la independencia de poderes, el Estado de Derecho y la institucionalidad democrática; judicializó la política hasta prostituirla y politizó la justicia hasta deshumanizarla. Hoy está hundida en el fango de la corrupción y las trampas de jueces, fiscales y corporaciones delictivas, salvo honrosas excepciones. Muchos siguen instrucciones del poder político, como el ministro de ‘Injusticia’, peón de la venganza del ex Morales, contra la expresidenta constitucional transitoria Jeanine Añez Chávez. Ella es víctima de la infamia y de la prisión preventiva hace más de un año: 465 días sin haber cometido delito alguno de los que se la acusa, Golpe I, II y terrorismo. A ella le correspondía como segunda vicepresidenta del Senado, de acuerdo a la CPE asumir la presidencia, sin trámite alguno, tras la renuncia de Morales, su Vice y toda la cadena sucesoria. Aquí no hubo golpe de Estado, hubo fraude. Golpe fue el que dio Morales a la democracia en Bolivia. Renunció y huyó despavorido, sin dejar de incitar a la violencia para “cercar las ciudades y matarlas de hambre” y exigir “ahora sí guerra civil”.   Jeanine Añez asumió con valentía el reto de pacificar el país, mientras Morales y los suyos pretendían incendiarlo. El constitucionalista William Herrera dice que el pecado de Añez fue ser mujer. Un macho alfa irredento como Morales, no le perdona haberle truncado sus planes de quedarse en el poder toda la vida.

Marco Antonio Aramayo es otra víctima mortal de las injusticias del MAS. Exdirector del Fondo Indígena (2013-2015) denunció el millonario desfalco de más de 500 millones de dólares en esa entidad. Chaqueño de alma guaraní, falleció el pasado 19 de abril, víctima de las enfermedades que acumulaba, sin oportuna atención médica, durante los siete años de su detención preventiva. Le abrieron 256 procesos, con citaciones en capitales y ciudades de todo el país, a las que lo llevaban en una camioneta destartalada. En avión no, porque “no hay plata”, le contestaban, si preguntaba. Dos centenares de fiscales, jueces y una larga compañía político-delictiva manosearon el caso Aramayo. “Tranquilo, nosotros sabemos por qué lo hacemos”, fue la respuesta que Morales, García Linera, los entonces ministros Arce y Quintana le dieron a Aramayo cuando les informó trapisondas que iba descubriendo. (Beatriz Laime, Facebook 19.IV.20202). El Fondo Indígena fue el mecanismo vicioso para financiar el populismo de Morales y a los suyos con dinero robado a la sociedad boliviana, pues esos recursos provenían de la renta petrolera.   A Marco Antonio Aramayo, como a otros, lo mató la corrupta injusticia del MAS

Los hombres y las mujeres del MAS cumplen a cabalidad la frase de Simone De Beauvoir: La tentación de dominar es la más universal, la más irresistible que existe”. El MAS convirtió la violencia, la mentira y la corrupción en los rasgos constitutivos de su dominación política degradante. Creen que Bolivia es su patrimonio privado.  Se equivocan.

Susana Seleme Antelo