El mercado eléctrico en la historia de Bolivia

 

Resulta que el calendario y las redes sociales trajeron a la memoria el aniversario de la Empresa Nacional de Electricidad o ENDE, este aniversario junto con otras noticias con respecto a empresas públicas, invitan a una reflexión sobre esta empresa pública, el papel del aporte del Estado en el desarrollo nacional a lo largo del siglo veinte y de la actualidad.



El paso del tiempo tiene el efecto de borrar las huellas en el camino recorrido, y esto no es diferente cuando hablamos del desarrollo de la energía eléctrica en Bolivia. Hoy, los más jóvenes no recuerdan que ENDE nació a inicios de década de los sesenta del siglo pasado como producto de la necesidad de proveer a la población energía eléctrica, ante la negativa de los privados extranjeros, que tenían en su poder en esa época el dominio de la generación de energía e incrementar la oferta eléctrica para el país.

Esa necesidad impulso al Estado, en los años sesenta, a endeudarse y realizar una importante inversión para la construcción de una de las plantas hidroeléctricas más importantes hasta la fecha, “Santa Isabel”, en aquel momento, fue calificada como un “elefante blanco”. Sin embargo, el tiempo termino demostrando que esta inversión rindió sus frutos en beneficio de la población boliviana; a punto tal, que 30 años después, junto a otras inversiones estratégicas del Estado, fue entregada a los privados que, en su momento, no estuvieron dispuestos a realizar esa apuesta por Bolivia y así entregar al país la energía necesaria para su desarrollo.

Este pasaje, deja en claro algo, que el Estado no puede permanecer inerte y esperar que los privados sean los que tomen la iniciativa, a costa de quienes formamos parte de él como ciudadanos, pues resulta evidente, que mejora de las condiciones de vida de una población, no es una prioridad de quien encara los servicios públicos como un negocio. Pues, como ha quedado demostrado, de no haber mediado la intervención del Estado en ese entonces, hoy el costo habría sido muy alto para esperar que lo haga alguien más.

El día de hoy, este papel sigue siendo fundamental; después de la recuperación de ENDE, el Estado sigue encarando retos muy importantes hacia la generación de energía limpia y el incremento de la oferta eléctrica, incursionando para ello en la energía solar, geotérmica y fundamentalmente, la eólica con proyectos importantes que superan por mucho la propia oferta eléctrica del privado anterior a la refundación de esta importante corporación estatal.

Todo esto permite concluir que, más allá de los cuestionamientos que se puedan presentar, el Estado tiene un rol preponderante cuando se trata del desarrollo del país, pues en ejercicio de su rol protector de la su factor principal, la gente; la inversión pública es un vehículo principal para lograr el bien estar de la población, toda vez que, este interés superior a tiempo de prestar los servicios públicos, se superpone a otros criterios que impedirían al privado el despliegue de esos esfuerzos, que más allá del propio rédito en materia de ganancias, se asegura el futuro y bienestar de Bolivia en su conjunto.

Por: Rafael Villarroel.