En memoria de Benito Espíndola

El periodismo cruceño está de luto. El domingo de ramos en el que el mundo cristiano conmemora la entrada triunfal de Jesucristo a Jerusalén y da inicio la Semana Santa, nos desayunamos con la dolorosa noticia del fallecimiento de Benito Espíndola Miranda y a medida que corría la noticia en los grupos de Whatsapp el impacto se hizo muy fuerte para el gremio periodístico local. No es para menos. Benito era muy querido y respetado no solo entre los comunicadores, sino también entre las autoridades de diversas instituciones, vecinos y ciudadanos que lo conocieron en diversas coberturas a lo largo de su dilatada trayectoria profesional.

Benito Espíndola Miranda

 

Por: Daniel Castro, periodista



 

No cabe duda que se fue un gran hombre. Benito Espíndola Miranda era de esas personas que siempre estaba dispuesta a extender la mano para ayudar a otros. Como periodista siempre fue proactivo y comprometido en la búsqueda de la verdad. Él siempre buscaba cumplir con el mandato principal de este noble oficio: informar de manera veraz a la ciudadanía. Fue un excelente periodista, pero por sobre todas las cosas era una gran persona. Buen amigo, servicial, educado, honesto, generoso y dispuesto a comprometerse con causas nobles, sin importarle de antemano que probablemente estuvieran perdidas. Participaba de buena gana en marchas en defensa de derechos laborales o en otras en defensa de la libertad de expresión y de prensa.  Tal vez por esa pasión por el oficio y por su calidad de persona participó en el fortalecimiento de la institucionalidad de la Asociación de Periodistas de Santa Cruz, ocupando diferentes carteras, la última como secretario general.

Una de sus características más notables era su capacidad de escuchar. Antes de tomar una decisión, buscaba entre los amigos de su confianza el consejo preciso o la palabra adecuada para encarar algún desafío de los muchos que debió enfrentar.

No hacía falta compartir su forma de pensar para encontrar en él a un ser humano querible, un compañero entrañable en las largas horas de trabajo en la redacción o en la radio. Era noble y honesto y cuando parte de este mundo un hombre bueno como él, sentimos una gran tristeza porque se crea un vacío con su ausencia. Esa mezcla de congoja y admiración deja en evidencia lo importante y necesario que son estos maravillosos seres humanos en este mundo tan venido a menos en valores y ética. Esa sensación tengo en mi corazón al escribir estas líneas en memoria del amigo y colega, que nos hará falta, mucha falta.

Probablemente quienes no lo conocieron se preguntarán quién era. Porque su humildad y su alergia al cinismo lo mantuvieron siempre con un perfil bajo. Durante la pandemia de coronavirus, mostró su faceta solidaria visitando a los colegas que necesitaban apoyo, sin importarle el peligro del contagio. Quien diría que, superada esa pandemia, un diminuto mosquito lo afectaría con dengue y las secuelas acabarían con su vida.

Benito fue en los últimos años la voz que transmitió cada mañana el acontecer de Santa Cruz, como corresponsal de Radio Panamericana. Trabajó también para el diario El Mundo, en Megavisión y Radio Mega. Era un infatigable trabajador de la comunicación que con mucho esfuerzo también publicaba su revista Combinación.

Parafraseo aquí lo que escribió el ex presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti, al referirse a las virtudes de su amigo Aldo Solari, porque encajan en lo que fue y lo que deja como legado Benito para sus hijos, su familia y sus colegas: Uno es uno mismo por lo que hereda y lo que adquiere. Aquello, inconsciente legado genético, va aflorando misteriosamente a medida que nuestra personalidad se desarrolla y madura. Tal carácter del padre, tal otro de una abuela materna… Lo que se adquiere es lo que se recibe en casa y de un conjunto de maestros, siempre un puñadito, que nos marcan, a veces en la niñez, en ocasiones en la adolescencia, con sus modos de pensar, sus referencias, sus ideas que nos ayudan a definir en la vida.

Descansá en paz querido amigo y colega, tu buen ejemplo permanecerá en nosotros.