“El mito de Gobierno, un elemento necesario para legitimizar el poder”

 

 



 

Discursos de cifras incomprensibles, reflexiones paternales, protocolos ridículos, hablar desde una testera, entregar obras entre políticos o funcionarios, son algunas de las maneras más efectivas de divorciarse de la ciudadanía.

La capacidad de conectar emocionalmente con la ciudadanía puede marcar la diferencia en la legitimidad de un gobierno. Los gobernantes, que tienen estructurado un mito de gobierno, logran trascender, articulan las emociones colectivas, generando confianza y movilizando a la gente, los que no, pasan desapercibidos o se arriesgan al desconocimiento y desaprobación constante.

Gutiérrez – Rubí manifiesta que, en el contexto actual, donde el pesimismo puede ser tan contagioso como el optimismo, y donde el miedo puede movilizar tanto como la alegría, es evidente que los estados de ánimo se hayan convertido en verdaderos estados de opinión y guías para la toma de decisión.

Es por ello que, en un mundo cada vez más complejo y globalizado, donde la política tradicional parece alejarse de las preocupaciones y realidades cotidianas de la gente, los mitos de gobierno, emergen como un antídoto efectivo para personalizar y humanizar la política.

Riorda sostiene que, el mito de gobierno, es, en comunicación política, un elemento unificador que simboliza la dirección, la voluntad y la justificación de las políticas. En el plano discursivo es utilizado por los gobernantes para justificar sus acciones e inacciones, es decir, la creación de una nueva realidad para el sustento de los objetivos políticos.

El mito de gobierno debe ser acompañado por una narrativa coherente con las políticas públicas implementadas, para ello es importante tener en cuenta un esquema discursivo que tenga elementos que refieran al pasado, resalten el presente y generen una sensación de futuro. Todo esto acompañado de una agenda que vaya en sintonía con el humor social.

 

La implementación del mito de gobierno debe regirse por un proceso de construcción estratégicamente planificado. El mismo tiene tres momentos centrales. El inicial que es de mucha intensidad, de posicionamiento y contraste, en este momento juega un rol protagónico la persona, el carisma, la pasión y una narrativa de diferenciación con el pasado. El segundo momento es de racionalización, de respuesta al desafío, de acción. Quedando como tercer momento el de la consolidación de la legitimidad, validación y reconocimiento.

 

En síntesis, el mito de gobierno se sostiene en un proceso estructurado que conecta las políticas públicas, con resultados que permiten legitimizar la gestión gubernamental. Estos resultados deben ser acompañados de manera imprescindible por un esquema discursivo que contenga una estructura narrativa coherente con el humor social.

 

Para poder comprender sobre el mito de gobierno y su estudio en profundidad, existe una amplia bibliografía. Sin embargo, el presente artículo solamente aborda de manera superficial un elemento que debería ser considerado en la comunicación gubernamental de los niveles sub nacionales, entendiendo que, esta es una herramienta de comunicación simbólica, que aporta a la legitimidad de los gobiernos mediante la generación de consensos.