Iniaf se enfoca en la palma aceitera y macororó con 44% de su presupuesto

El Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf) está enfocado en el programa de oleíferas, que incluye la investigación y producción de palma aceitera y macororó para su conversión en biodiésel en al menos siete de los nueve departamentos del país.

Fuente: lostiempos.com

 El 44 por ciento de su presupuesto de inversión para 2024 está destinado a este programa y casi un 50 por ciento de la inversión total en toda la gestión de Luis Arce tiene el mismo fin.



De acuerdo con datos oficiales, para 2024 se prevé invertir 117 millones de bolivianos de un total de 265 millones para impulsar el macororó y la palma aceitera. Hasta 2026, se calcula que la inversión en este programa llegará a 391 millones de bolivianos, de 803 millones presupuestados en total. Esto demuestra el incentivo que se le da al intento de sustituir la importación de combustibles fósiles.

Sin embargo, expertos en el área señalan que las inversiones del Iniaf deberían enfocarse no sólo en promover el cultivo de especies foráneas, como la palma aceitera y el macororó, sino en investigar el potencial de rendimiento de aceite de cultivos locales que podrían generar menor deforestación y mayor rendimiento a corto plazo.

En su audiencia de rendición pública de cuentas inicial, el director de Innovación del Iniaf, Rogelio Maydana, señaló que para este año se prevén sembrar 245 hectáreas de macororó, de las cuales se extraerán 147 toneladas de aceite para su conversión a biodiésel.

Apuntó que se identificaron 2.000 hectáreas de macororó “nativo”, de las cuales, mediante acopio, se extraerían 540 toneladas de aceite crudo.

Asimismo, Maydana dijo que en 2024 se sembrarán 6.042 hectáreas de palma aceitera; aunque no precisó el rendimiento de aceite que se obtendrá de estos cultivos. En esta línea de fomento a la producción de palma aceitera se repartirán este año 846 mil plantines.

Además, el funcionario señaló que, fiel al rol del Iniaf, se investigará sobre recursos genéticos de macororó y palma aceitera. Para este año, con 15 millones de bolivianos, se estima concluir la construcción del Centro de Investigación de Oleíferas, que estará en San Buenaventura.

El director ejecutivo del Iniaf, Windson July Martínez, señaló que el programa se implementará en siete de los nueve departamentos: La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Tarija, Chuquisaca, Pando y Beni. Se presume que la región amazónica sea la de mayor intervención.

Observaciones y alternativas 

El especialista en conservación de suelos que reside en Rurrenbaque, Daniel Robison, manifestó que el territorio Tacana, donde se rechazó el cultivo de palma aceitera promovido por el Gobierno por temor a una mayor deforestación y sequía, ya cuenta con plantas nativas que bien podrían generar mayores rendimientos de aceite.

“La Tierra Comunitaria de Origen (TCO) Tacana, en los municipios de San Buenaventura e Ixiamas, ya tiene importante cantidad de aceite vegetal en pie, en producción, en sus bosques, chacos, barbechos y potreros”, escribió Robison en su blog personal. El autor se refiere al motacú, pero también habló del totaí y el cusi.

Robison dijo que el motacú, que se aprovecha desde hace varios años en Brasil, produciría hasta 10 veces más aceite por hectárea que la soya, es más resistente a la sequía y podría aprovecharse de forma más rápida que, por ejemplo, la palma africana, que demoraría varios años en dar rendimiento. En su criterio, se debería analizar recurrir en el corto plazo al motacú, y en el mediano y largo plazo al totaí.

“Es mucha irresponsabilidad proponer deforestar grandes áreas de bosque natural pobladas con una especie nativa con potencialmente alto contenido de aceite y reemplazarla con una especie introducida con muchos bemoles, sin primero evaluar el recurso que se tiene en pie. Uno podría decir que es mentalidad colonizada suponer de entrada que lo que viene de afuera es mejor que lo que uno tiene”, criticó Robison.

El experto recordó que el Gobierno de Luis Arce propuso tres especies para crear materia prima para el biodiésel: macororó, jatrofa, y palma africana. De éstas, “sólo el macororó tiene perspectivas de eficacia a corto plazo”, aunque haría falta miles de hectáreas cultivadas. La jatrofa aún no se ha introducido en el país ni se ha terminado de “domesticar” en el mundo. Mientras que la palma africana recién daría resultados en 2028, “y no hay ninguna garantía de que el cultivo sea exitoso en las condiciones marginales de Bolivia”.

Consciente de las dificultades para generar materia prima a corto plazo para aprovisionar a las plantas de biodiésel, una ya inaugurada en Santa Cruz, y las otras dos aún en planes o proceso de construcción, el Ejecutivo recientemente puso su mirada en la soya, pero el factor precio —según Robison— no haría viable que la producción de biodiésel a partir de soya sea más económica que la importación de combustibles fósiles vendidos a precios subvencionados.

El investigador forestal Vincent Vos, quien reside en Riberalta, Beni, consideró que el Iniaf no debería dedicarse a la producción de plantas oleíferas ni gastar más del 50 por ciento de su presupuesto en este programa. Observó que lo mismo ocurre con Emapa, entidad que acopiará soya y la convertirá en aceite para entregarla a YPFB , “cuando debería dedicarse a la producción de alimentos”.

“Ojalá el Iniaf invierta en la investigación de plantas locales para ver cuál puede funcionar mejor”, sostuvo Vos.

El investigador también manifestó que, por cada dólar invertido en cultivos de macororó, el rendimiento es de 2,14 dólares recuperados en condiciones favorables. Mientras que en el sector turismo el rendimiento por cada dólar invertido es de 7 dólares recuperados.

En esa línea, sostuvo que el Estado debería analizar otras alternativas de desarrollo económico que no necesariamente impliquen mayor deforestación, considerando que Bolivia ya es el tercero a nivel mundial en pérdida de bosques primarios, de acuerdo con un nuevo reporte de Global Forest Watch difundido el mes anterior.