Narcotraficante brasileño con 22 procesos penales y una condena huye tras disparar a los policías

El brasileño es considerado un ‘pez gordo’ del narcotráfico y vivía en una lujosa casa en el municipio de San Ignacio de Velasco

Fuente: eldeber.com.bo

 



Las unidades especiales de la Policía Boliviana se encuentran desplegadas en la Chiquitania en busca del narcotraficante brasileño Valdenor Alves Marchezan, que esta mañana se dio a la fuga junto con sus guardaespaldas, luego de recibir a tiros a los efectivos que buscaban aprehenderlo.

Los operativos se ejecutaron en el municipio de San Ignacio de Velasco: tres allanamientos en el área urbana y uno en la zona rural, donde existe una lujosa y amplia casa que pertenece al brasileño prófugo que tiene 22 procesos penales en su contra y una condena de 20 años.

Valdenor Alves Marchezan es buscado en su país por los delitos de tráfico de drogas, tráfico de armas de fuego, asesinato, secuestro, asociación delictuosa y otros. La sentencia que pesa en su contra es por crímenes de lesa humanidad, según la información que intercambió la Policía de Brasil con la Policía Boliviana.

Anoticiados de que ‘pez gordo’ del narcotráfico residía en San Ignacio, los agentes de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) llegaron hasta la lujosa casa en busca de capturarlo, pero fueron recibido a tiros.

Tras los disparos, Valdenor Alves Marchezan logró darse a la fuga, junto a sus guardaespaldas, por la parte trasera de su domicilio. Afortunadamente, ningún efectivo policial resultó herido de bala.

Los informes de la Felcc señalan que el brasileño tenía una torre de vigilancia en el ingreso de su propiedad, lo que le ayudó a detectar a los policías y preparar su fuga junto a sus cómplices.

En los allanamientos se secuestraron armas de fuego de grueso calibre y la Fiscalía ahora investiga el origen de los bienes de Valdenor Alves Marchezan, puesto que se presume que en San Ignacio tenía una propiedad y tres viviendas.

Según los informes policiales, el narcotraficante brasileño estaba refugiado en Bolivia desde hace más de 20 años y usaba identidades falsas para evitar ser capturado.