China, en busca de un nuevo orden mundial

En la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), en Astaná, capital de Kazajistán, Pekín quiere crear un nuevo orden mundial con otras autocracias y desafiar al actual.

Dang Yuan

El presidente de China, Xi Jinping (centro), con el presidente de Kazajistán, Kassym-Shomart Tokáyev (derecha). Imagen: Xie Huanchi/Xinhua News Agency/picture alliance

 



Fuente: dw.com

«¡Ni hao, huan ying!», así saludó el presidente kazajo, Kassym-Shomart Tokáyev, a su homólogo Xi Jinping, en el aeropuerto de la capital, Astaná. Tokayev, de 71 años, es sólo un mes mayor que Xi y habla chino con fluidez. Vivió en Pekín como diplomático soviético de 1985 a 1991.

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No sólo lingüísticamente ambos se llevan de maravilla. Los dos jefes de Estado también tienen otros intereses comunes. Esta semana se ha celebrado en Astaná la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS).

Además del anfitrión, Kazajistán, China y Rusia también son miembros de la OCS. Así como otros países de Asia Central de gobierno autoritario, como Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán. India y Pakistán también se han unido a la OCS. Kazajistán ocupa actualmente la presidencia.

La primera iniciativa multilateral de China

Las ideas originales de la fundación de la OCS eran fomentar la confianza y reducir la presencia militar en las regiones fronterizas, tras el colapso de la Unión Soviética. «La OCS fue, en 1996, la primera iniciativa multilateral de China», afirma Eberhard Sandschneider, socio del think tank berlinés Global Advisor. «Cuando quedó claro que funcionaba bien con tres Estados de Asia Central y la Federación Rusa, se institucionalizó como OCS en 2001».

Posteriormente, se amplió hasta convertirse en una red antiterrorista bajo la dirección de China y Rusia. En la provincia occidental de Xinjiang, por ejemplo, Pekín quiere colaborar con los países vecinos para combatir «el terrorismo, el extremismo y el separatismo» como tres «fuerzas malignas». Allí vive la minoría uigur, predominantemente musulmana, a la que Pekín considera responsable de muchos atentados terroristas en el país.

Cumbre de la OCS, en Astaná.
«Asociación de autócratas»: la OCS quiere un nuevo orden mundial bajo el liderazgo de China.Imagen: Sergei Savostyanov/Tass/dpa/picture alliance
 

Contra la «injerencia exterior»

Ahora, China quiere más. En la reunión entre Putin y Xi del miércoles por la noche, la segunda cara a cara en seis semanas, quedó claro que China espera aún más de la OCS. «En vista de la situación internacional, en constante cambio, debemos esforzarnos por proteger los derechos e intereses legítimos de los países y defender las normas básicas de las relaciones internacionales», dijo Xi.

«La OCS es sólo una de varias iniciativas multilaterales que, en última instancia, cuentan con el apoyo de China, aunque Rusia esté ahora en el centro de atención, como la Iniciativa de la Ruta de la Seda, los BRICS más cinco nuevos Estados miembros a partir de 2024 y la RCEP, la zona regional de libre comercio en el Pacífico», añade Sandschneider, experto en China, en entrevista con DW. «China está en proceso de establecer instituciones alternativas a escala mundial que atraigan a las naciones amigas. Por lo general, se trata de autocracias, todas ellas de carácter claramente antioccidental».

Todos los implicados, incluidos los occidentales, deberían comprender que el orden mundial existente se ha quedado un poco anticuado, continúa Sandschneider. «Esto tiene que ver no sólo con estas iniciativas autocráticas en torno a China, sino también con los acontecimientos políticos internos en EE. UU. y con el estado de la Unión Europea. Por eso, algunos se huelen que es posible al menos contrarrestar el dominio occidental que durante tanto tiempo se ha percibido como paternalismo, si no apartarlo completamente».

La OCS celebra un nuevo miembro en Astaná. Bielorrusia, otro aliado de Pekín y Moscú a las puertas de Europa, ha sido aceptada en la alianza de seguridad. El presidente Lukashenko ha gobernado el país durante 30 años. Y China está especialmente interesada en estrechar lazos con Bielorrusia. El hijo menor del presidente, Nikolai Lukashenko, nacido en 2004, estudia ahora biología en China, en la elitista Universidad de Pekín.