Pulsos políticos complican acuerdos. El presidente no quiere implantar un control de capitales ni se plantea acudir al FMI, al menos por ahora. Dejar de pagar la deuda externa es otra vía
Arranca una nueva semana clave para el país con filas en los surtidores, precios disparados y dólares ausentes. Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) pide calma y compromete un despliegue sin igual para abastecer al país de combustibles que tendrá resultados en los próximos días y el Gobierno Nacional ha convocado para el martes con ganaderos y exportadores para evaluar en qué medida disminuyó el precio del kilo gancho de la carne de res, en el mercado interno, informó ayer domingo el ministro de Desarrollo Rural, Yamil Flores.
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De fondo, sin embargo, sigue estando el asunto verdadero: la falta de divisas que ha provocado una enorme crisis en la balanza de pagos y cuya solución parece más compleja de lo previsto, peor en tiempos electorales en los que nadie quiere mostrar de verdad todas sus cartas.
Por ejemplo, la semana pasada se pronunció el exvicepresidente Álvaro García Linera exhibiendo un análisis y una serie de datos que no han sido refutados, y que después culminó con una propuesta un tanto pendenciera.
García Linera recordó que en 2006, tras la nacionalización de los Hidrocarburos, el Estado producía y gestionaba el 70% de los dólares, pero que la situación ya no es así. Evitó explicar que la desastrosa gestión del sector hidrocarburífero dejó al país sin reservas, sin capacidad autónoma de exploración y sin alternativas reales a la exportación, como podía haber sido el litio o la industrialización en forma de litio.
En cualquier caso, García Linera señaló a 25 empresas – agroindustriales y mineras fundamentalmente – que generan el 70% de los dólares y, dijo, que el 90% se queda en el extranjero.
Luego dijo que había que “agarrarlos del cuello y decirles, o me los das o te quito tu empresa” y ahí el debate se concentró en las formas durante varios días, hasta que algunos empezaron a hablar del fondo. Los más teóricos señalan que no es cierto que dejen tantos dólares en el extranjero porque compran insumos para importar e invertir en su negocio; otros aseguran que son privados y pueden hacer lo que quieran con sus dólares, y otros, consideran que es normal porque si los meten se los cambian al cambio oficial, que es el que es (6,96) aunque su escasez lo ha hecho crecer en el mercado paralelo hasta el entorno del 12.
En algún momento alguien vio por conveniente recordar que el principal insumo tanto en muchos procesos mineros como en los agroindustriales es el diésel y la energía, y que los siguen comprando subvencionado pese a que el Estado no tiene dólares y que hace ya varios meses se autorizó la compra directa en el extranjero cumpliendo, claro, una serie de requisitos que exigen, sobre todo, la condición de sustancia controlada que imponen los reguladores de la lucha contra el narcotráfico a nivel mundial.
La propuesta del control de capitales no ha avanzado a ningún lado. Arce se ha comprometido innumerables veces en no hacerlo (pese a que lo sostiene hasta Milei), Evo Morales ha dicho que ese no es el camino, y el resto de aspirantes también lo critican en su afán por convertir esta crisis en una enmienda a la totalidad del modelo económico implantado hace 20 años, con todos sus aciertos y errores.
Las alternativas son escasas para atender la emergencia: dejar de pagar la deuda externa (que se lleva más recursos de los que entran por créditos) o acudir al Fondo Monetario Internacional o instituciones análogas, que no hay muchas, y que esencialmente imponen condiciones drásticas para recortar el gasto – pensiones, educación, salud, jubilaciones – además de la evidente caída de la subvención a los combustibles.
Veremos si esta semana se dan avances, al menos, en la toma de posiciones.