Economistas advierten riesgos financieros por caída del ahorro: La población prefiere gastar o invertir antes que depositar en bolivianos


La desaceleración en las captaciones de dinero en moneda nacional refleja una respuesta clara al deterioro del poder adquisitivo, la incertidumbre económica y la pérdida de confianza en el ahorro bancario. Expertos advierten que esta tendencia, si no se revierte, puede agravar la estanflación y debilitar el sistema financiero.

Imagen referencial de la moneda boliviana. / Foto: Ministerio de Economía

 

 



 

eju.tv 
Lidia Mamani / La Paz

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Los datos al primer trimestre de este año de la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban) reflejan una desaceleración del ahorro en el país, particularmente en moneda nacional. Aunque el sistema financiero aún se considera sólido, tres economistas coinciden en que la caída en las captaciones es un síntoma claro del desgaste económico que atraviesan los bolivianos y de una creciente desconfianza hacia la estabilidad de la moneda nacional.

Según el presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Fernando Romero, entre marzo de 2024 y similar periodo de este año, los depósitos a plazo fijo (DPF) apenas crecieron un 0,08%, pasando de Bs 107.871 millones a Bs 107.954 millones. En el mismo periodo, el total de captaciones en moneda nacional subió solo un 5%.

“El poder adquisitivo de los bolivianos ha caído drásticamente. Se estima que, en términos reales, el valor de la moneda nacional se ha reducido en hasta un 70%, y más del 100% respecto al dólar paralelo. Por eso, para muchos, ahorrar en bolivianos ya no tiene sentido, prefieren gastar en alimentos, salud, educación o invertir en activos más seguros”, explicó Romero, en contacto con eju.tv.

Advierte además que esta situación es riesgosa para el sistema financiero: menos captaciones significa menos créditos, y estos pueden volverse más costosos. Eso puede impactar directamente en la inversión, el empleo y el crecimiento económico, lo que incluso puede  profundizar una estanflación (combinación de inflación y estancamiento económico) que ya da señales claras en la economía boliviana.

“Las repercusiones que puede generar en el sistema financiero, es que si es que no hay captaciones de recursos del público en moneda nacional, esto es como un circuito. Las entidades financieras captan recursos del público y luego los prestan, en diversas formas, la más importante y principal, en créditos de diferente índole. Por lo tanto, si es que hay menos captaciones, habrá también menos créditos y al haber menos, las tasas de interés pueden subir”, subrayó Romero.

Por su parte, el economista Walter Morales sostiene que este comportamiento de los ahorristas responde a la pérdida de poder adquisitivo y a las crecientes necesidades no cubiertas por los ingresos. Esto, en un entorno de inflación y escasez de divisas, provoca una reducción estructural del ahorro.

“La caída del ahorro no es solo un dato coyuntural, es un reflejo de un cambio en la conducta financiera de la población frente a la incertidumbre. Este fenómeno es procíclico: en lugar de aliviar la desaceleración, la refuerza hacia adelante, porque disminuye la capacidad de financiar nuevas inversiones”, afirmó Morales, en contacto con este portal digital.

Esta disminución de los depósitos que se observa tiene relación con el contexto y sus perspectivas, puesto que tienden a existir mayores necesidades de recursos no compensados en el ingreso de los agentes económicos, como también incertidumbre para nuevas inversiones.

El sistema financiero se atrinchera en liquidez

Entretanto, el economista financiero Bismarck Arevilca, señala que el sistema financiero está adoptando una postura defensiva ante el riesgo macroeconómico creciente. Menciona que aunque los depósitos crecieron un 5,6% en el primer trimestre de 2025, los DPF apenas subieron un 0,9%, lo que demuestra una mayor cautela de la gente y preferencia por instrumentos más líquidos como cuentas corrientes y de ahorro.

“Los bancos bolivianos están aumentando sus posiciones en instrumentos del BCB y reduciendo su exposición a la cartera crediticia. Es una lógica clásica de protección frente a la incertidumbre, optan por activos líquidos, seguros y con retorno moderado, antes que otorgar créditos a largo plazo en un entorno de presiones inflacionarias, escasez de dólares y riesgos de devaluación”, explicó a eju.tv.

Arevilca también advierte que esta dinámica está provocando una desintermediación financiera gradual, donde los recursos del público ya no están siendo canalizados hacia inversión productiva, sino hacia instrumentos estatales de bajo riesgo. Esto compromete la función esencial del sistema financiero.

Entre los riesgos a corto y mediano plazo, según Arevilca, están: menor crecimiento económico por la contracción del crédito, mayor fragilidad social en sectores que dependen del financiamiento, como vivienda social o pequeñas empresas, dependencia creciente del BCB, en un contexto de reservas limitadas y dualidad financiera: créditos caros y escasos para algunos, y exceso de liquidez mal remunerada en otros.