Jornada de oración por Bolivia


Mauricio Aira

Los obispos han dispuesto que horas más, domingo 15 de junio, los católicos detengan la marcha y se concentren en unas horas de oración por la Paz y la Unión en nuestra querida Bolivia. El cronista eligió los misterios dolorosos del Rosario, como tema de meditación para esta jornada.



La oración de Jesucristo en el Huerto. Apesadumbrado Jesús por la misión que el Padre le había encomendado de subir a Jerusalén, soportar el martirio de los azotes, la coronación de espinas, la subida al Calvario con la cruz a cuestas, la crucifixión y la muerte, de rodillas en el huerto clama desde el alma «si posible aparta de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya» esto es la base de la oración que había enseñado a sus discípulos cuando le preguntaron, como debemos orar. «Fiat Voluntas Tua» hágase tu voluntad. El pueblo creyente de rodillas ante el Cristo ante el panorama de muerte, desolación, de persecución y odio que sale del trópico y se extiende por toda nuestra geografía, pide «detén la mano fratricida que ya cegó al menos cinco vidas humanas de jóvenes policías en el cumplimiento de su deber de reprimir la horda de asesinos que beodos de odio y alcohol se lanzaron sobre el pueblo indefenso de Llallagua y quitaron la vida a seres, llenos de esperanza y vigor en favor del orden y la ley, pero más pudo el impulso maléfico del evismo para terminar con su existencia humana. El temor inicial del pueblo cristiano, cedió ante el ataque brutal de campesinos ajenos al colectivo minero, llegados de lejos de un ayllu (comunidad de laimes y jukumanes) que siempre fueron una amenaza para la paz de la región. (el cronista vivió y trabajó cinco años en Siglo XX, parroquia aledaña a pocos cientos de metros de Llallagua.

A la oración siguió la detención de Jesús por soldados romanos que entonces sojuzgaron a Palestina, con su jefe militar Poncio Pilato ante quién pusieron a Jesús merced a la traición de Judas y la gestión de los judíos alentados por el Sanedrín (Consejo religioso que pidió a Pilato resolver el caso) Pilato tuvo dudas, especialmente por consejo de su mujer que había soñado con la inocencia de Jesús, Pilato dubitativo y blandengue mandó a castigar al acusado y así sangrante, además coronada su sien de espinas que le perforaban sin cesar, lo presentó a la turba de judíos, influida por «los sacerdotes judíos» y preguntó a quién pondría en libertad a Jesús, llamado el nazareno o a Barrabás un famoso criminal que estaba en prisión. La masa inconsciente respondió «A Barrabás» y qué hago con el nazareno: «Crucifícale, crucifícale» respondió por lo que le condenó a muerte, muerte de Cruz, la más cruel e indignante forma de terminar con los malhechores.

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Nuestra Patria común sufre el acoso de un notable malhechor que logró engatusar al pueblo, especialmente a los más ignorantes, a los más pobres prometiéndoles repartir entre ellos los bienes del valioso don que Dios entregó a los bolivianos. Esta masa engañada, guiada al mal por extraños de Cuba y Venezuela que incitan al crimen desde el anonimato y con armas ocultas a simple viste, comete crímenes sin pensar en los huérfanos que dejan en vida, en familia que los tienen por sostén, en la sociedad que les dio educación y profesión para defender del mal al boliviano común.

¡Así imitando de alguna manera al Salvador entregaron sus vidas, horror! Indefensos, sin armas, con qué defenderse de la masiva agresión. Muerte horrorosa, cruel que clama Justicia Divina y la terminación, la extinción del foco infeccioso que desde Ivirgarzama se irradia a todo el país.

Oración porque el odio termine, porque la maldad sea vencida, porque la proclama fratricida y criminal se acalle para siempre y deje espacio a la paz, a la tranquilidad, a la vida normal, a que todo boliviano tiene derecho. Oración para impedir el exilio voluntario de miles de ciudadanos que preparan maletas y se afanan por salir de Bolivia a como dé lugar. Oración para despojar de todo poder a esta fuerza que está provocando tanto daño moral, material, colectivo a nuestra Patria. Amén.