La economía de Santa Cruz decreció en 3,24% en 2024 y Tarija mantiene una contracción sostenida


El embate del clima (sequía) sobre el agro, significó la pérdida de más de un millón de toneladas de producción de soya: además, menos exportaciones, falta de dólares, bloqueo de caminos y otros, explican la contracción y caída del PIB cruceño, según el Ibce.

Por Marco Antonio Belmonte

Efectos de la sequía en las plantaciones de soya en 2024 en Santa Cruz. Foto: Visión 360
Efectos de la sequía en las plantaciones de soya en 2024 en Santa Cruz. Foto: Visión 360

Fuente: Visión 360 



 

 

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La economía de Santa Cruz decreció en (-3,24%) en 2024, mientras que Tarija nuevamente registró una contracción de (-2,38%), mientras que Cochabamba con tasas de 5,18% y Potosí, 5,03%, tuvieron el mayor crecimiento el año pasado, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Las cifras de desempeño económico departamental fueron difundidas hace algunos días por la entidad, luego que el pasado 4 de julio se conoció que el PIB de Bolivia solo registró una expansión de 0,73% el año pasado.

La economía cruceña, en 2017, había llegado a crecer 6,72%, al año siguiente bajó a 5,8%, en 2019 a 4,15% y en 2020, con la pandemia, decreció a una tasa de (-4,10%). Se recuperó con una expansión de 5,75% al año siguiente y 4,24% en 2022 y 3,71% en 2023.

El Producto Interno Bruto (PIB) de Santa Cruz se redujo de 98.196.031 a 97.215.940 bolivianos, mientras que su aporte al PIB nacional disminuyó de 31,48% a 30,17%, entre 2023 y 2024.

El gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (Ibce), Gary Rodríguez, en respuesta a un cuestionario de Visión 360, indicó que 2024, fue un año con muchas dificultades que tuvo que enfrentar Santa Cruz, no pudiendo realizar con normalidad sus actividades productivas y comerciales, lo cual provocó una caída del PIB en (-3,24%).

Explicó que hubo factores negativos que se pudieron evitar o, por lo menos, moderar en su impacto, por ejemplo, el embate del clima (sequía) sobre el agro, que significó la pérdida de más de un millón de toneladas de producción de grano soya.

“Sólo este hecho provocó la caída de la actividad agroindustrial y menores exportaciones de soya y derivados por cerca de 700 millones de dólares, explicando gran parte de la caída de las ventas externas de Santa Cruz, por casi 900 millones de dólares”, puntualizó.

Por otra parte, tuvo impacto, dijo, la falta de normalidad en el abastecimiento de diésel que afectó, tanto la cosecha como la siembra. A esto se sumó la escasez de dólares, lo cual ocasionó un incremento de costos.

“Los bloqueos ocasionaron mucho daño al sector productivo, comercial y de servicios; de igual manera, los avasallamientos afectaron las actividades del agro y, finalmente, la incertidumbre derivada de las restricciones a la exportación y el ambiente político, impidió un mejor desempeño”, precisó.

De acuerdo con Rodríguez este cúmulo de factores, tuvo una incidencia negativa en otros sectores que giran en torno a la actividad agropecuaria/agroindustrial y forestal/maderera. “Lamentablemente, el futuro para una rápida recuperación es incierto, principalmente por el ambiente político y social que vive el país, en un período electoral, lo que distrae enormemente el foco que debería tener la agenda pública en el sector que invierte, produce y exporta, en beneficio del país”, alertó.

Pese a todo, aseguró que el departamento de Santa Cruz ha pasado a destacar como principal actor del desarrollo a nivel del país y eso está fuera de duda a la luz de la evolución de los diferentes indicadores económicos y sociales, no solo en cuanto a su liderazgo en aporte al PIB, en la producción de alimentos y a las agroexportaciones de Bolivia, sino también, en la mayor cantidad de habitantes y los mejores indicadores sociales.

De ahí que se dice, asegura, que Santa Cruz es la locomotora económica del país, pues el crecimiento económico nacional depende en gran parte de su performance, remarcó el gerente.

Añadió que si bien la mayor parte del giro económico cruceño se da en el sector terciario (banca, comercio, transporte, almacenamiento, energía, comunicaciones, gastronomía), la actividad productiva regional se fundamenta en los sectores agrícola, pecuario, agroindustrial, forestal y maderero, que significan cerca de un tercio del PIB regional. Es en torno a esto que se mueve gran parte del aparato económico, de ahí que, si a esos sectores les va bien o mal, su incidencia será directa sobre el resto de las actividades, aclaró.

Cochabamba y Potosí con el mejor crecimiento

Los datos del INE revelan que los departamentos con la mejor performance económica en 2024 fueron Cochabamba con un crecimiento de 5,18% y Potosí con una tasa de 5,03%, luego se ubican Pando 3,53%, Oruro 3,11%.

La economía de La Paz apenas creció en 2,75% y la de Beni 1,24% y Chuquisaca 0,82% mostrando una desaceleración con relación a la tasa de 5,51% que registró en 2023.

Tarija PIB negativo y contracción sostenida

El departamento de Tarija reportó en 2024 un PIB negativo de (-2,38%), tendencia que se mantiene desde 2015, con excepción de 2021 y que coincide con la declinación de la producción de gas de los principales yacimientos de la región.

El presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, Luis Fernando Romero, opinó que desde 2015, la economía departamental registra una contracción sostenida, salvo el año 2021, el aparato productivo se achicó y hay mayor informalidad.

“Cada año Tarija produce menos y eso denota que no hubo diversificación económica, ni la generación de polos de desarrollo y tampoco hubo preocupación de las autoridades nacionales y regionales de impulsar políticas públicas de largo plazo, que generen desarrollo sostenible”, subrayó.

Señaló que la inversión pública y el movimiento que deja el sector hidrocarburos y las transferencias del Gobierno central representan un 50% del PIB y ni la producción y exportaciones de vino como el turismo tienen un peso importante.

Romero advirtió que este año por la escasez de carburantes, la inflación, la crisis cambiaria, la contracción económica de Tarija se profundizará y el PIB puede llegar a registrar una tasa negativa de (-5%).

“La contracción económica va continuar, se necesita un cambio de modelo y de gestión pública, mayor inversión y captar recursos afuera, lo cual no será fácil, dependerá mucho de las acciones que genere el nuevo Gobierno y la sinergia con las autoridades departamentales y municipales”, recalcó.