Índice de los Editoriales de Periódicos
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El Día: Un Gobierno perdido
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El Día: De nada sirvió
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El Día: Bolítica
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El Día: Sobre el eterno retorno
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El Día: Pensando con la lengua
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El Día: Las dos vidas
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Los Tiempos: La hora de la reflexión
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El Deber: Mare nostrum
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Cambio: El diálogo es el camino
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La Prensa: ¿Solución a los conflictos sociales?
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El Diario: Bienes decomisados al narcotráfico, ¿misterio?
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El Mundo: Mejor pensando.
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Opinión:
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Clarín, Argentina: Los riesgos por el uso político de la inseguridad
El Día: Un Gobierno perdido
El Gobierno ha perdido las dos únicas capacidades en las que tenía una notable ventaja respecto de sus rivales y vaya paradoja, ha sido uno de sus aliados más fuertes el que le ha despojado del poder de administrar los conflictos y del monopolio para insultar y descalificar al adversario.
Otra vez, en menos de cuatro meses, el Gobierno se ha visto presa del miedo y ha tenido que retroceder sobre sus poses autoritarias y los agravios que ha estado lanzando contra los dirigentes de la Central Obrera Boliviana (COB), quienes tenían más de 30 mil personas listas en La Paz para continuar las marchas de protesta e iniciar los bloqueos de caminos.
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Los insultos hacia los trabajadores comenzaron poco después del “gasolinazo”, que desencadenó una espiral inflacionaria que ha acelerado el deterioro del poder adquisitivo del salario. El presidente Morales les dijo a los dirigentes que estaban mal de la cabeza por exigir 8.000 bolivianos de sueldo mínimo y el ministro de Economía, Luis Arce, tuvo la osadía de afirmar que semejante suma de dinero provocaría indigestión a los trabajadores a los que recientemente los tildaron de “minoría”.
El Ministro de Trabajo llamó torturador al dirigente Jaime Solares y éste le dijo “cerdo borracho”. Al vicepresidente García Linera le fue aún peor con el representante de la COD de Oruro, quien le recordó su pasado terrorista. El Primer Mandatario ya había decidido no dialogar con la COB y burlonamente dijo que lo haría con los próximos líderes que sean elegidos el primero de mayo. Y cuando la guerra parecía declarada y los obreros resueltos a todo, desde el Palacio Quemado surgió la convocatoria para el diálogo, ayer al mediodía.
¿Qué le queda al Gobierno? No hay duda que estamos frente a otro régimen nacional a expensas del sindicalismo, como lo estuvieron todas las administraciones gubernamentales desde 1982, especialmente aquellas que se vieron obligadas a tirar la toalla antes de tiempo. Obviamente la situación actual es muy diferente, pues se trata del presidente con mayor apoyo popular de la historia democrática boliviana y que ha estado gobernando uno de los periodos de mayor bonanza económica desde la existencia del país.
Es posible que el diálogo pueda rendir sus frutos y se aplaquen los ánimos belicosos de los últimos días. Sin embargo, el Gobierno apenas habrá apagado uno de los incendios que tiene al frente. La reacción de la COB ha sido producto de una grave crisis económica que surge del deterioro de la capacidad productiva del país, del gran despilfarro de recursos y de la ausencia de un plan que brinde un horizonte esperanzador al grueso de la ciudadanía. Resulta inaudito que el país se encuentre en estas circunstancias, cuando los precios de los minerales, el gas, la soya y otros productos de exportación baten récords máximos todos los días y en países vecinos estén también batiendo marcas de producción y exportación, como ocurre en Paraguay o Perú.
Sin capacidad para modificar el rumbo, sin credibilidad y sin popularidad, es difícil que el Gobierno de Evo Morales, el más prometedor de los últimos treinta años, pueda recobrar su capacidad de iniciativa, cuando menos para ejercer el control del territorio nacional. El sindicalismo agresivo y atropellador, del mismo talante que el ejercido por el Presidente y que lo llevó al poder, no tardará en entrar en escena.
¿Qué le queda al Gobierno? No hay duda que estamos frente a otro régimen nacional a expensas del sindicalismo, como lo estuvieron todas las administraciones gubernamentales desde 1982, especialmente aquellas que se vieron obligadas a tirar la toalla antes de tiempo. Obviamente la situación actual es muy diferente, pues se trata del Presidente con mayor apoyo popular de la historia democrática boliviana y que ha estado gobernando uno de los periodos de mayor bonanza económica desde la existencia del país.
El Día: De nada sirvió
El vicepresidente García Linera fue el protagonista de una empalagosa escena el viernes pasado, cuando intentaba descalificar a los dirigentes de la Central Obrera Boliviana (COB) por un supuesto vejamen a la bandera nacional. En un gesto por demás melodramático, el “vice” le estampó un beso francés a la enseña tricolor, luego de pronunciar un latoso discurso patriotero impropio de sus antecedentes de guerrillero enemigo de ciertas parafernalias ligadas al fascismo (o a lo mejor es cierto lo que dicen todos). García Linera fue designado por el presidente Morales para hacerse cargo del conflicto con la COB, sabiendo que el próximo paso, después de que no funcionen las cortinas de humos marítimas, los insultos y esas pésimas obras teatrales, será buscar la solución por un pronunciado giro de timón dentro del mismo Gobierno. El Vicepresidente hace todos esos esfuerzos, batiéndose en duelo con los sectores que desde hace mucho lo señalan como el verdadero responsable de los errores de este régimen y que incluso han pedido hacer un revocatorio de su mandato. El Presidente ya inició el diálogo con la COB y a lo mejor ya están hablando de eso.
El Día: Bolítica
"En la audiencia, se escuchará al fiscal, a las partes y la defensa hará valer los incidentes o excepciones que vea convenientes. La audiencia durará varios días porque los convocados son 23 acusados, detenidos en diferentes cárceles".
Rolando Sarmiento
juez noveno de instrucción en lo penal
Se dice que: Este lunes 11 de abril se iniciará la audiencia conclusiva del “caso terrorismo” en la ciudad de Cochabamba con 23 de los 39 acusados. Éste es el último acto del proceso para dar inicio al juicio oral"
Cómo es posible que un testigo como Ignacio Villa haya tenido tanta credibilidad porque en base a su declaración mi padre es ahora uno de los 39 imputados en el caso. Pedimos que se abra una investigación contra del fiscal Marcelo Soza".
Gary Prado Araúz
abogado de Gary prado salmón
El Día: Sobre el eterno retorno
Hubiera querido conocer a Nietzsche como lo conocía mi padre, al dedillo, pero mi ignorancia sobre el pensador alemán –sobre la filosofía en general–, no me permite referirme con propiedad a aquello del “eterno retorno” a que se refería el filósofo del superhombre, al concepto circular de la historia, a que los ciclos se vuelven a repetir con otros personajes u otras ideas, a que la historia no es lineal, sino cíclica.
Pero este pensamiento tan complicado para los legos en materia filosófica, resulta que calza perfectamente en Bolivia, donde se puede observar que la idea nietzcheana del “eterno retorno” es plenamente adecuado al transcurrir de su historia. Creo, además, que lo cíclico se produce en nuestro país con inusitada frecuencia, porque a lo largo de un siglo, como de una década, o un lustro, los acontecimientos se repiten y los viejos pensamientos retornan.
En 1930 cayó don Hernando Siles acosado por grandes disturbios donde el pueblo insurgente tenía como vanguardia a los estudiantes y luego a los militares que definieron el cambio. Similares hechos ocurrieron con Gualberto Villarroel en 1946 (este gobierno manchado de sangre a diferencia del anterior), cuando una multitud iracunda, también guiada por arrojados universitarios y aguijoneada por opositores al régimen, derrocaron a Villarroel y le dieron una muerte trágica. En 1952, un pueblo aguerrido, cansado de una larga postración y alentado por ideas nacionalistas germinadas en la guerra chaqueña, deponía a un gobierno militar que parecía inmovible, y volvía a ser el pueblo (el osado pueblo paceño en verdad) el que definía la victoria sobre la “rosca”. Mucho después, en 1985, fue otro Siles, don Hernán, el que se vio sobrepasado por abrumadoras demandas salariales de trabajadores que él consideraba casi como propios y que lo obligaron a reducir su período constitucional.
Con otros personajes, en distintas circunstancias, los hechos volvieron a ocurrir y se siguieron sumando hasta nuestros días, cuando el “eterno retorno” parece estar a la vuelta de la esquina. Sin chicanas: lo que sucedió con la caída de Gonzalo Sánchez de Lozada parece reproducirse casi calcado con Evo Morales. Es el “corsi e ricorsi” que también dicen los italianos. Sánchez de Lozada no pudo dar contento a un pueblo hambriento, sin trabajo ni esperanzas. Pocos años después, Evo Morales, que dice ser su antítesis, que blasfema contra todos los gobiernos anteriores al suyo, se encuentra en las mismas circunstancias. Con una diferencia muy importante, hay que reconocer: el gobierno del MAS no ha necesitado aún (ojalá que nunca) defender la institucionalidad de la nación y de su mandato a bala.
Hay otros personajes, otras ideas, otros sentimientos, pero nuestra historia parece ser fiel al “eterno retorno”. Como en el 2003 ya están las calles paceñas atestadas de marchistas y bloqueadores; ya están los fabriles, los maestros, los trabajadores asalariados y los mineros, encabezando las protestas. Si se suman las juntas vecinales el panorama se saldría de control. Nos dicen y lo vemos por la televisión, que el ambiente es irrespirable en La Paz y que sus habitantes, siempre sufridos, no pueden moverse si no es por el único medio: a pie. Ya se respira gases lacrimógenos, los policías apenas dan abasto, los militares esperan órdenes en sus cuarteles sin ningún entusiasmo, y lo cierto es que el gobierno masista sólo es dueño de la plaza Murillo. Desde allí, ministros y parlamentarios oyen las explosiones de dinamita y la vocinglería iracunda del pueblo que lucha por llevar su reclamo hasta el Palacio Quemado y la Asamblea Legislativa. ¿No trae a la memoria tiempos pasados? ¿No es el retorno de lo mismo?
El gobierno del MAS no ha podido cumplir ni lejanamente con las expectativas que creó. El hambre de la gente no ha disminuido, no ha habido más trabajo que no sea el creado para la burocracia partidista, el ahorro fiscal es menor que la deuda pública, la política de hidrocarburos se ha extraviado con la nacionalización y la consecuente falta de inversiones, se ha encarecido la vida y hay escasez de alimentos, ha disminuido la producción desperdiciando los buenos precios del mercado, la corrupción se ha multiplicado con un desmesurado crecimiento del narcotráfico y el enriquecimiento de los mandones de turno, la salud y la educación son caóticas, la justicia se ha subyugado al poder. Y ahora el gobierno, acosado, se entera después de cinco años de naderías, que hay que ser patriotas y romper lanzas con Chile por el mar. El gobierno que iba a liberar a Bolivia, que iba a liberarlo de sus cadenas, se está convirtiendo con ventaja en el peor de la última etapa democrática.
En nuestro país, si vamos a repetir la crítica que siempre nos preocupó, sólo funciona la repartija de cheques, los bonos, y la propaganda: Evo cumple, Bolivia cambia. Ni uno ni lo otro es cierto. Y si Bolivia cambia es para retornar a reiniciar el ciclo.
El Día: Pensando con la lengua
D esde el olimpo del poder se ha reflexionado a los trabajadores bolivianos en paro movilizado. Tenemos que entendernos, usando nuestras lenguas y músculos, dijo algún ministro dado a los discursos barrocos. El luminoso proceso de cambio ha hecho otro de sus milagros: substituir el cerebro por la lengua. Ahora, todos a pensar con las papilas gustativas y no con las neuronas. En el campeonato de discursos y declamación en el que se ha convertido el debate de política públicas desde el oficialismo, ciertamente, el órgano más importante es la lengua. En efecto, haciendo uso de este noble músculo, se proclamó la nueva contradicción central de la revolución en curso. En tono paternalmente profesoral se conminó a los trabajadores en huelga, a que escojan entre: aumentos salariales o la industrialización. Si los asalariados optaran por mejorar sus ingresos, estarían condenando al país a la miseria de los recursos naturales y lo que es peor, a que la revolución industrial, en ciernes, se lance a los brazos de las empresas transnacionales por falta de recursos. Pongamos en contexto la nueva dicotomía, que en realidad, enfrenta dos anacronismo: el salarialismo sindical versus industrialización de viejo cuño.
Como pocas veces en la historia económica del país, se acumuló un exceso ahorro nacional, es decir dinero contante y sonante, que contablemente está registrado en el incremento de las reservas internacionales del Banco Central de Bolivia, en el publicitado superávit público, y en el exceso de liquidez del sistema bancario privado. Sumando todo lo anterior algo 14 mil millones de dólares. Un chanchito repleto de plata del cual el Gobierno está súper orgulloso y dice que es de su cría y cosecha. El ahorro nacional habría crecido gracias a la nacionalización del sector hidrocarburos.
Aunque, algunas lenguas viperinas afirman que el engorde del cerdito se explica, en realidad, por el fabuloso contexto internacional. En efecto, los precios de las materias primas que exportamos se dispararon al cielo, para muestra dos botones: el estaño se cotiza por encima de los 14 dólares la libra fina, cuando hace cinco años apenas llega a 4 verdes. En el pasado inmediato, el gas natural con suerte llegaba a 1 dólar y ahora está cercano a 7 dólares el MMBTU.
Bueno, independientemente del origen del dinero, la pregunta central es qué hacer con estos recursos en un contexto en que se creó una hiperinflación de expectativas en la gente y se ofreció la felicidad económica instantánea a través de la nueva Constitución Política del Estado. Para los trabajadores afiliados a la Central Obrera Boliviana y otros sectores sociales, la bonanza económica, cantada en verso y prosa en el Woodstock político de los últimos 5 años, debe llegar a los bolsillos de la población. Se busca la distribución del ingreso hoy.
Después de haber exhibido al chanchito de la plata en sus mejoras galas de carnes, los dueños del poder descubrieron que una buena parte de la gente quiere comerse el ahorro nacional más rápido que inmediatamente. ¡Oh, gran sorpresa! Descubren un viejo mal del sindicalismo boliviano: el salarialismo. Para contrarrestarlo apelan a dos cucus para hacer retroceder a los malignos del salario, por un lado, se convocan los fantasmas de los fracasos históricos de la izquierda boliviana (La caída del gobierno de Torres y la UDP) y por otro, se re-empaqueta el viejo mito de la industrialización. No se pueden aumentar los salarios porque podemos hacer caer un gobierno popular y porque, además necesitamos los dineros de la bonanza para industrializar los recursos naturales. Proyecto que es sólo un buen deseo, una promesa incumplida en base a una propuesta trasnochada. Se ofrece un gigantesco programa de inversión donde subyacen ideas de industrialización de veterano cuño.
El plan de industrialización etapista y basado en los recursos naturales busca una producción en gran escala de capital intensivo y que usa tecnología cerrada, como es el caso del satélite chino. Es un camino de desarrollo que vuelve a la idea de los años cincuenta de la Comisión Económica para América Latina (Cepal). Lo que economía necesita es infraestructura básica y una industria de base a partir de sectores claves. Hoy como ayer, la propuesta oficialista intenta rehacer el camino de la revolución industrial del XIX, en pleno siglo de la revolución tecnológica y del conocimiento.
La propuesta de industrialización gubernamental recuerda los Gosplan soviéticos que buscaban hacer en cinco años, lo que otros países habían hecho en cincuenta. El salarialismo y la promesa de industrialización repiten una vieja historia. Una vez más pensar con la lengua y refugiarse en los discurso sobreideologizados presagia frustración para la gente.
El Día: Las dos vidas
Las tres lecturas bíblicas de este quinto domingo de cuaresma apuntan al mismo mensaje gozoso: la vida. Tanto Ezequiel, 37,12-24, como el apóstol Pablo, Romanos 8,8-11 y el evangelista Juan, 11,1-45, nos aseguran que el destino de la persona creyente es la vida.
No son pocas las veces que escuchamos decir estas expresiones, “mi amor, mi vida”. Para llegar a decir a alguien “mi vida” hemos de tener la sensación de que esa persona es el motivo más importante que tenemos para vivir: es quien nos da entusiasmo, alegría y sentido a lo que hacemos. Sin esa persona perderíamos la fuerza vital para avanzar en la carrera de la vida.
Hoy nos dice Jesús: “Yo soy la vida”. Cristo es la vida. Quiere ser la vida nuestra. Dice él: “he venido para que tengan vida y en abundancia”. Cristo ha dado fuerza a los mártires, pureza a las personas vírgenes –que hay más de lo que pensamos– y perseverancia en el seguimiento de Jesucristo.
La lectura de Pablo, tomada del capítulo octavo de la carta a los romanos es un breve tratado sobre la vida según el Espíritu Santo. Por ello, nos hará mucho bien leer entero este capítulo en este ambiente de la quinta semana de Cuaresma. Pablo nos dice claramente que Cristo nos comunica su Espíritu, y el Espíritu es principio vital. Podremos afirmar que se nos comunicó, desde el bautismo, la fuente de la energía de Dios, la misma vida de Dios.
El mismo apóstol Pablo en la carta a los filipenses capítulo uno, versículo 21 dice: “para mí, la vida es Cristo”. El secreto de la felicidad del cristiano es hacer de Cristo la fuente de la vida.
En el evangelio de hoy, la resurrección de Lázaro, sirve al evangelista Juan, para hacer una preciosa catequesis de Cristo, “dador de vida”. El milagro, signo de Jesús como lo llama Juan, es precedido de un diálogo muy vivo entre Jesús y las hermanas de Lázaro.
Cristo se nos ha presentado en el tercer domingo de cuaresma como “fuente de agua viva”, como “luz del mundo”, el cuarto domingo y, hoy, como “la resurrección y la vida”. Hay que leer todo entero este capítulo en nuestras casas. Nos hará mucho bien en esta quinta y última semana de preparación a la pascua.
En el evangelio se afirma: “Jesús quería mucho a Marta, a María su hermana y a Lázaro”. Toda amistad humana queda consagrada y santificada por ese manifiesto testimonio de amor a los tres hermanos: Lázaro, Marta y María.
La amistad es parte esencial de cualquier persona. No puede existir persona humana plenamente desarrollada sin amistad. Por ello, es natural que Jesús aparezca como el hombre pleno, el que vive la dimensión de la amistad más profunda.
Hoy se vive una era erótica del amor, por ello, para algunos, es inconcebible una amistad entre el hombre y la mujer que no tenga la expresión carnal. Pero, el amor de Jesucristo a sus amigos, nos dice lo contrario: sin un desinterés en la entrega no hay amor auténtico. Ni en la vida matrimonial se puede hablar de amistad verdadera si todo estuviera condicionado a las posibilidades de expresión carnal.
Las hermanas Marta y María estaban conscientes de los sentimientos de amor hacia ellos y, por ello, enviaron este aviso a Jesús: “Señor, el que amas está enfermo”. Esto lo podemos todos referir a nosotros mismos, “El que Jesús ama”. Todos estamos enfermos y necesitamos de curación.
Estos tres domingos de cuaresma nos llaman a revisar nuestra fidelidad a la vida recibida en el bautismo. La fidelidad llama a la fidelidad. Tanto cuanto creamos en el Dios de la vida, en la fidelidad de Dios para darnos vida, pondremos nuestra vida en el camino de la fidelidad diaria.
Los sacramentos son signos de la vida de Dios que se nos comunica a través de Él: bautismo, penitencia, eucaristía… Por eso, la eucaristía o misa, es desde nuestra parte, profesión de fe en la vida y, a la vez, compromiso de fidelidad.
Los Tiempos: La hora de la reflexión
NUESTRA PALABRA
El intempestivo cambio que el Gobierno ha hecho de su política marítima le exige, para actuar en consecuencia, modificar una serie de actitudes
Desde el 23 de marzo, cuando el presidente del Estado anunció su decisión de cambiar la política marítima que ejecutó desde su ascensión al poder, el país se ha ido enterando -de a poco- de una serie de hechos que desconocía, que sucedieron en ese lapso y que muestran que las autoridades del vecino país no variaron el tradicional enfoque de sus relaciones con Bolivia, así sea que para las nuestras sí lo hacía.
Si el tema no tuviera la relevancia que tiene, se podría calificar esta situación de una "comedia de equivocaciones". Pero dada su trascendencia, bien se puede considerar que lo que las autoridades han sufrido ha sido un reconocimiento de que las relaciones internacionales son un oficio que se aprende y no depende de buenas o malas voluntades, sino de estrategias y necesidades. De hecho, hasta el mandatario venezolano ha abandonado su antiguo deseo de algún día bañarse en una playa boliviana para sugerir a su colega boliviano dialogar y dialogar con Chile.
En este escenario, es probable que aquello de la diplomacia de los pueblos y otras necedades similares emitidas en todo este tiempo sean enterradas, y con algo de humildad y mucho de real patriotismo las autoridades se obliguen a conocer lo que ha hecho el país desde el siglo antepasado sobre este tema, recoger los aciertos -que los ha habido, y muchos- y finalmente diseñar una estrategia sólida, con la participación de expertos que permitan superar de una buena vez la improvisación que tanto daño le está haciendo, por lógica consecuencia, a todo el país.
Esto significa, de partida, dejar de lado las voces de agitadores de plazuela que, por algún mecenas oculto, aparecen como expertos en algunos medios y tratan de aprovechar el desconcierto que se ha generado sobre el tema con ideas nefandas como aquella de las islas bolivianas en el Pacífico, y mantener la decisión de consultar la experiencia que han vivido personalmente las autoridades que han pasado por el Palacio de Gobierno y la Cancillería, así como a quienes han representado al país en gestiones directamente relacionadas con el tema de la salida soberna al mar y a una serie de técnicos que a lo largo de los años y en forma casi anónima han aportado al país elaborando informes, memorandos y sugerencias de acción.
Además, para que una gestión de esta naturaleza pueda alcanzar éxito, se requiere asumir la decisión -difícil desde un enfoque político-ideológico- de no utilizar la demanda de una salida soberana al mar por el Pacífico con fines sectarios, actitud que ha sido una de las causas importantes para que algunas gestiones que se realizaron en el pasado terminen en el fracaso y, peor aún, provocando un evidente retroceso para los intereses del país.
En definitiva, el intempestivo cambio que el Gobierno ha hecho de su política marítima el pasado 23 de marzo le exige, para actuar en consecuencia, modificar una serie de actitudes que en los últimos cinco años han prevalecido: desde la necesidad de generar condiciones de pacífica convivencia política hasta asumir la conciencia de que requieren impulsar un proceso de encuentro nacional, lo que significa despojarse de dogmas ideológicos, actitud que, por la contraparte, también debe asumirse en el mundo opositor, hoy tan venido a menos.
El Deber: Mare nostrum
El esfuerzo de Gobierno por dirigir la atención del país hacia la demanda marítima ha logrado su objetivo solo de manera parcial, debido a que los problemas pendientes eran demasiado graves.
De todos modos, la cuestión marítima consiguió instalarse como un tema más de la agenda de estos días, ayudada por un hábil manejo del Gobierno, que la alimenta con iniciativas oportunas.
El designar como cabeza de la operación a Rubén Saavedra, ministro de Defensa en ese momento, tiene un mensaje claro. Llenar el cargo vacante con una señorita de corto y reservado curriculum, Cecilia Chacón, no se entiende bien, pero ha conseguido mantener las luces de los reflectores sobre el tema.
Y también la convocatoria a los expresidentes a un encuentro con el presidente Evo Morales tiene como efecto mantener la atención en el tema lanzado de manera sorpresiva el 23 de marzo por el presidente Morales.
El tema fue mantenido en la actualidad también por las respuestas de Chile, que reflejaron la sorpresa por el cambio tan brusco en la actitud del Gobierno boliviano. En pocas horas, el canciller David Choquehuanca pasó de elogiar el clima de entendimiento y sinceridad que se había creado con Chile, a afirmar que los funcionarios chilenos nunca hablaron con honestidad. El propio presidente Morales lo había dicho, con otras palabras, pero reflejando el mismo grado de viraje.
La invitación a los expresidentes fue una propuesta que ellos no podían rechazar. Ningún boliviano podría decir no a ese tema, ni siquiera aquellos que están amenazados por acciones supuestamente legales que manejan los funcionarios a cargo de las vendetas desde la justicia.
Si el Gobierno quisiera mejorar su imagen pública, ahora tan dañada, debería dar señales equivalentes de desprendimiento como las que dan los expresidentes que irán a la cita a pesar de ser perseguidos.
Esta ocasión podría servir para dar al país y al mundo la señal de que los bolivianos estamos unidos en la causa marítima, tan unidos que el propio Gobierno es capaz de olvidar sus odios y sus prácticas de tiro al blanco contra sus rivales.
Que el tema marítimo sirva, para comenzar, como factor de unión de los bolivianos. Y si se lograra algo en el camino hacia el mar, mucho mejor.
Para ello, el Gobierno tendría que dar una tregua a los políticos opositores, todos amenazados por diferentes procesos.
Una Bolivia donde los expresidentes no sean perseguidos, los gobernadores no sean amenazados, los alcaldes puedan hacer su trabajo sin el temor de ser destituidos, donde los periodistas puedan hacer su labor sin sentir la mordaza y la censura, sería una Bolivia con mayor capacidad para encarar el tema del mar.
Todo esto estará muy bien, siempre que, por otro lado, el Gobierno comience a buscar soluciones a los problemas pendientes, como los creados por su mala gestión económica.
Habrá que resolver el problema de los salarios, pero sobre todo el tema del gas natural, que viene a escasear cuando el Gobierno estaba entusiasmado con el incremento del gasto.
Pero el huésped del lunes debería estar a la altura de sus invitados, mostrando grandeza.
Cambio: El diálogo es el camino
La Central Obrera Bolivia (COB) finalmente aceptó ayer reanudar el diálogo con el Gobierno, tras la decisión del presidente Evo Morales de encabezar las negociaciones, luego de que la central sindical decidiera suspender la realización de su congreso orgánico —que estaba fijado para el 1 de mayo en la ciudad de Cochabamba, donde se elegirían a los nuevos dirigentes— hasta alcanzar una salida al conflicto social que convulsionó La Paz en los últimos días.
De esa manera se sentaron las bases para buscar una salida pactada a la demandas de la COB, escenario al que apostaron las autoridades nacionales, aunque la dirigencia sindical condicionaba la reanudación de las negociaciones a la participación del Jefe de Estado, quien, ante la extrema violencia de grupos de vándalos que participaron de las movilizaciones y una virtual campaña política en la que estaban inmersos algunos dirigentes, esperaba reunirse, pero con los miembros del nuevo Comité Ejecutivo Nacional.
No obstante y ante la suspensión del congreso cobista y en aras de encontrar una solución pacífica, a la que siempre apostó, el presidente Evo Morales convocó a los dirigentes de los trabajadores, puso a disposición de la COB a todo su gabinete y el encuentro quedó sellado ayer en instalaciones de la Vicepresidencia.
Cuando ese encuentro sea reanudado hoy, comenzarán a ser analizados todos los temas pendientes del pliego laboral entre dirigentes de la COB, federaciones y confederaciones afiliadas y ministros de Estado. Sólo en aquellas cuestiones en las que esas instancias no encuentren acuerdos será necesaria la presencia del Primer Mandatario y del vicepresidente álvaro García Linera.
No obstante, para que este proceso de concertación rinda los frutos que esperan miles de trabajadores asalariados será necesario que las partes se despojen de todo interés que no sea aquel de contribuir a dar certidumbre a millones de bolivianos. Es decir, que el gobierno asuma aquello que sea posible atender o mejorar, y los dirigentes sindicales consideren que en el actual contexto no es posible insistir con demandas que pondrían en serio riesgo la estabilidad económica y alimentarían la inflación, pero fundamentalmente atentarían en contra de las millonarias inversiones que necesita el aparato productor del país.
Porque para crear nuevas fuentes de trabajo, reactivar la producción y mejorar las condiciones de vida de todos los bolivianos existe un sólo camino: la inversión en sectores clave de nuestra economía. Dicho de otra manera, no es posible que por asumir una política netamente salarialista se deje de lado la consolidación de la reactivacion de Comibol, YPFB, Ende y Entel, empresas estatales que antes del gobierno del presidente Morales estaban en poder de las transnacionales.
Es que la generacion de empleos es una prioridad, por eso se han creado 14 empresas estratégicas y 23.143 unidades productivas entre 2006 y 2010, y se ha multiplicado la inversión publica, que durante 2010 llegó a 2.179 millones de dólares. Es decir, sólo con la inversión en los sectores productivos —estatales y privados— se creará riqueza y, por ende, se tendrán mayores recursos para atender de manera más justa las demandas, no sólo de los asalariados sino del pueblo en su conjunto. Así mejoraremos las condiciones de vida de millones de bolivianos.
En ese contexto, urge que más allá de los legítimos intereses de los asalariados, la COB asuma un discurso responsable con la patria y suspenda todas las medidas de presión mientras duren las negociaciones, tal como aseguró ayer su principal ejecutivo, Pedro Montes, antes de cambiar de opinión tras la reunión con el presidente Morales.
Es que la vía para encontrar una salida negociada al conflicto social, que es rechazado por la mayoría de la población, no es la presión ni la intolerancia sino el diálogo sincero y constructivo. Este es el camino correcto.
Urge que más allá de los legítimos intereses de los asalariados, la COB asuma un discurso responsable con la patria y suspenda todas las medidas de presión mientras duren las negociaciones en el marco de un diálogo sincero.
La Prensa: ¿Solución a los conflictos sociales?
El gasolinazo decretado en diciembre de 2010 es aún muy fresco en la memoria de la ciudadanía.
Peligroso juego de medición de fuerzas al que ha ingresado el Gobierno de turno. La declaración vertida el día de ayer por parte del Vicepresidente de la nación, referente a que el Jefe de Estado no se reuniría con el actual Comité Ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB), sino que esperaría a la elección de nuevas autoridades ?prevista para los comicios del 1 de mayo 2011?, podría haber comprometido la solución al presente conflicto. De igual manera, el llamado de la autoridad hacia las agrupaciones afines al Movimiento Al Socialismo (MAS), conducentes a ?resistir la prepotencia y abuso de los dirigentes?, además de motivar choques entre las partes en discordia, tendría alguna finalidad.
A raíz de este enunciado, el Secretario Ejecutivo de la COB ha amenazado con radicalizar medidas de presión a partir del lunes 11 de abril en la ciudad de La Paz, ratificando la huelga general indefinida, con posibles movilizaciones a nivel nacional. A esta convocatoria se han sumado otras organizaciones sociales, como el Comité Médico de Bolivia. Se ha anunciado la llegada de más trabajadores mineros para las marchas y bloqueos previstos para la próxima semana. Inclusive se ha hablado que las instituciones de la ciudad de El Alto podrían sumarse a este esfuerzo. Esto debió representar una seria preocupación para nuestros gobernantes.
Es probable que las peticiones en conflicto, relacionadas principalmente con un incremento salarial mayor al diez por ciento previsto por el Decreto Supremo 809, tengan imposibilidades financieras en su aplicación y sostenibilidad. Sin embargo, es muy riesgoso para el Movimiento Al Socialismo mantener una posición radical en este asunto. La popularidad del partido de turno no es la mejor. El gasolinazo decretado en diciembre de 2010 es aún muy fresco en la memoria de la ciudadanía. Además, se tiene en mesa el problema relacionado con el tráfico ilegal de estupefacientes derivado del ?caso Sanabria?.
Mal momento para actuar con soberbia. Recordemos que alzamientos de esta naturaleza han logrado la renuncia de más de un presidente constitucional en nuestro territorio. ¿Ironía o justicia divina? En todo caso, es tiempo para pisar con pies de plomo.
¿Por qué se ha dejado que este problema escale en tal magnitud? ¿Podrá ser que la imagen del Gobierno requiera de un acto de reivindicación frente al pueblo? Las marchas, bloqueos y demás disturbios vividos estos últimos tres días nos han llevado a sentir que las diferencias entre sectores y el Gobierno se encuentran al borde del abismo y que, producto de las últimas declaraciones, las movilizaciones podrían tener un efecto multiplicador hacia el resto del país. Evidentemente el panorama no se pinta como el más próspero.
Lo cierto es que se ha restaurado el diálogo entre el Presidente y los dirigentes de las organizaciones, a pesar de la negativa inicial del Gobierno. El brazo de la COB ha sido más fuerte y esto constituye una importante victoria para los movimientos sociales. Lo único que se espera ahora es que se devuelva la paz a favor de la ciudadanía.
El Diario: Bienes decomisados al narcotráfico, ¿misterio?
Desde que nuestro país inició su lucha contra el narcotráfico, a mediados de los años 60, en labores de interdicción se ha hecho muchos decomisos de bienes. Con el transcurrir del tiempo y en parangón con el crecimiento de los cultivos de coca y mayor fabricación de pasta base (“crack”) y cocaína cristalizada y, además, la incursión, desde Bolivia, en el mercado internacional, el decomiso de bienes ha sido muy grande.
Bienes de toda naturaleza como inmuebles, dinero, joyas, vituallas, vehículos, propiedades agrícolas, aviones, avionetas, lanchas para navegación en ríos, han caído en poder de las autoridades. Poco, muy poco se ha informado a la población sobre este tipo de labores que, en todo caso, deberían merecer atención prioritaria de las autoridades.
A requerimiento de los medios de comunicación, las respuestas sobre el caso fueron trasladadas “al juez respectivo”; éste generalmente rehuía toda respuesta o pedía que se la encuentre en dependencias del Ministerio de Gobierno o Interior. El silencio siempre fue compañero leal y permanente de quienes actuaron en entidades encargadas de combatir al delito más letal, como la fabricación, tráfico y consumo de drogas.
El extremo no termina en el mutismo sobre los bienes, sino que llega al hecho de que no se sabe cuánta pasta base y cocaína se ha decomisado, dónde está, y a qué cantidades llega la que se dice está en “bóvedas del Banco Central”. Las informaciones sobre decomisos de droga, sumadas ligeramente de los datos que consignan los medios de comunicación los días en que son incautados, llegan a miles de kilos; sin embargo, alguna vez se sostuvo que “la existencia es muy poca”. Cabría en este caso preguntar: ¿qué es de la inmensa cantidad anunciada en diversas oportunidades?
El caso del decomiso de bienes, droga incautada y destino de todo ello no puede ser un misterio insondable, se debe dar a publicidad para evitar sospechas de “extravíos o derivaciones” por las mismas vías, muchos caminos que con seguridad tienen los empresarios de las drogas para recuperar lo momentáneamente perdido. Otro caso que tiene que merecer mucha atención: el de los precursores o productos químicos que los fabricantes precisan para la fabricación de la droga. Cabría en ésta y otras ocasiones, recordar el caso Huanchaca, de septiembre de 1986, durante el gobierno del MNR, cuando se “incautaron 1.214 turriles (cada uno con 200 litros) de precursores”, pero que en menos de cuatro días, desaparecieron misteriosamente sin que alguna autoridad dé explicación alguna.
Es bien conocido que lucha que se emprenda contra el narcotráfico – organización más poderosa, más rica y con socios y cómplices en todas partes del mundo – es “misión imposible” de vencer; pero sobre todo lo que se haga en prevención, educación e interdicción corresponden informaciones precisas y oportunas; mucho más sobre bienes y decomisos de cocaína y precursores; de otro modo, los misterios guardados tan celosamente dan lugar a sospechar de gobiernos y entidades que no tendrían razón alguna para ocultar lo que debe ser de dominio nacional e internacional y ser, además, un medio más para combatir a quienes viven del negocio tan tenebroso que causa más víctimas que cualquier guerra.
El Mundo: Mejor pensando.
Desde hace más de un siglo, una preocupación permanente de los bolivianos ha sido la necesidad de recuperar el territorio que fue arrebatado al país en la Guerra del Pacífico, por la importancia que tiene para cualquier país del mundo el contar con una salida soberana al mar.
La formación cívica es esencial, cuando ella era una materia especial dentro de la formación de los estudiantes, servía para fortalecer el fervor nacional, el homenaje a la bandera, la gratitud a los héroes, en fin el amor a la patria y el deseo de sacrificar la vida por servirla, en ese contexto el tema de la reivindicación marítima sirvió a los políticos en una cantidad de oportunidades para distraer la atención de la ciudadanía.
Paradójicamente, cuando las condiciones sociopolíticas no eran las mejores por el mal manejo del Estado que derivaba en crisis para la economía popular y obligaba a racionamientos, escasez y encarecimiento de precios, los gobiernos se acordaban de la frustración que representaba la pérdida del Litoral y lograban, como por un milagro, aunar los criterios que en ese momento se encontraban divididos, ya que no ha de existir un boliviano que considere que ese Litoral debe ser olvidado o que la imagen de Eduardo Abaroa era de la de un personaje envalentonado por causas extrañas, como ha osado afirmar algún historiador foráneo.
La situación actual no es la excepción, después de todo aquel largo romance con el gobierno Bachelet y luego los partidos de fútbol y otros encuentros altamente amistosos con los que el presidente Morales compartía con los gobernantes del vecino país, llegó a la conclusión de que le estaban emborrachando la perdiz, precisamente cuando los cachorros de dinamita y las estruendosas manifestaciones le hacen ver que la canasta familiar no se puede llenar de promesas y de solidaridad mal entendida.
Lo paradójico resulta que cuando se hablaba de una agenda establecida y que iba por un camino de maravilla, el Presidente se da cuenta de que nunca le habían ofrecido soberanía sobre un territorio y que el tema era sistemáticamente soslayado de la agenda, prefiriendo tocar el de la venta del gas y otros temas que además de hacer buenos amigos, eran más favorables a los vecinos que a nosotros, aunque en el negocio del gas gana tanto el que compra como el que vende.
En el caso presente, la ciudadanía se ha dado cuenta también que lo que se venía haciendo a través del tiempo y que comenzó con la ruptura de relaciones por el desvío del río Lauca, el abrazo de Charaña y otras maniobras, era solo para distraer la atención y no mucho para resolver el problema.
El deseo de ir por el camino del litigio como contraparte de las negociaciones no rotas, no significa sino dialogar con el puñal bajo el poncho, una política que hemos visto repetida en varias oportunidades, donde la idea del consenso sólo sirve para amenazar y profundizar las diferencias, antes que buscar soluciones, como sucede ahora con la COB, a la que se le dice que no hay diálogo y que encima es la única culpable de todo lo que pueda suceder.
En ese ambiente, la propuesta de dos parlamentarios para la creación de un Consejo Supremo de Reivindicación Marítima nos parece una salida por demás saludable, aunque no servirá para calmar los ánimos exacerbados de los trabajadores que no saben como hacerle para estirar el salario y atender todas las necesidades.
Tener un consejo permanente de expertos que analice la situación con representación de todos los sectores y tendencias, además de la experiencia que acumularon a través de los años, nos parece una medida acertada; si bien existe de por medio un tratado que fue cumplido por las personas a las que se le plantea el reclamo, vale la pena tomar en cuenta el momento y las condiciones en que el tratado fue firmado y encontrar la solución más conveniente, en base a un estudio profundo que vaya más allá de una salida precipitada que solo puede ser la expresión de un estado emocional alterado.
Opinión:
Clarín, Argentina: Los riesgos por el uso político de la inseguridad
La protesta de profesionales de la salud por el problema de inseguridad muestra uno de los aspectos más oscuros de la sociedad y las consecuencias de una política que, durante años, simplemente negó la existencia del tema y ahora la usa como instrumento político, todo lo cual pone en riesgo a los ciudadanos.
El delito y la violencia se manifiestan en forma cada vez más inquietante en instituciones básicas de la sociedad como la escuela y el hospital público, donde concurren y de los cuales dependen en mayor grado los sectores más vulnerables.
Este escenario da cuenta, en primer lugar, de un fenómeno social que debe ser enfrentado no sólo con medidas de seguridad sino, y quizá en primer lugar, con políticas de trabajo e inclusión, que contribuyan a recomponer los lazos sociales, crear expectativas de progreso a través del trabajo y fortalecer la conciencia de respeto a la ley y a las instituciones.
También es obviamente indispensable contar con un mejor sistema de seguridad basado en la prevención y el combate al delito, diseñado con criterios de largo plazo y en base a la coordinación de las diferentes jurisdicciones territoriales.
En la actualidad estos presupuestos básicos, y que constituyen casi un lugar común al momento de considerar el tema, están muy lejos de cumplirse. En primer lugar, porque el Gobierno Nacional, durante siete años, negó la existencia de la inseguridad y atribuyó la preocupación ciudadana sobre el mismo a campañas de los medios de difusión.
Por otra parte, en reiteradas oportunidades utilizó las fuerzas de seguridad que dirige como instrumentos políticos, decidiendo que las mismas no intervengan en conflictos sindicales o sociales, inclusive desobedeciendo órdenes judiciales.
Un episodio sobresaliente de esta conducta tuvo lugar en diciembre pasado cuando negó la intervención de la Policía Federal en la toma del Parque Indoamericano. Sin embargo, ante los efectos políticos adversos que podía sufrir como consecuencia de la violencia y las muertes que se produjeron en ese hecho, creó un nuevo Ministerio de Seguridad.
A partir de ese momento se tomaron algunas medidas como el desplazamiento de jefes policiales, sin que la iniciativa tuviera mucha incidencia en el nivel de inseguridad.
Por otra parte, la manipulación política del problema se mantuvo. Así volvió a suceder con la decisión de quitar en forma sorpresiva y sin que mediara una razón convincente, la custodia de la Policía Federal de hospitales y escuelas.
Como esta tarea no puede ser cubierta por la Metropolitana, salvo retirando efectivos que cubren otras tareas, miles de ciudadanos quedaron, de un día para otro, desprotegidos.
En este contexto, la ministra de Seguridad, Nilda Garré, en un encuentro con militantes, afirmó que el principal problema de seguridad es la Policía Federal, a la cual imputó de serios delitos y sin tener en cuenta que ese cuerpo es dirigido por el kirchnerismo desde hace siete años y medio.
Este tipo de posiciones demuestra que el Gobierno sigue utilizando la inseguridad como instrumento político y que, en tanto esa política persista, la sociedad no puede esperar demasiadas mejoras.
Por el contrario, la seguridad de los ciudadanos requiere encarar el tema con criterios profesionales, solucionar el problema de competencias y recursos de la Policía Metropolitana y llevar adelante una política coordinada entre fuerzas y entre la Ciudad y el conurbano.
La inseguridad en hospitales y escuelas pone de manifiesto un grave problema social y una evidente falta de respeto a la ley. Ambas cuestiones deben ser atendidas con políticas adecuadas. El Gobierno primero negó la existencia de inseguridad y ahora hace un manejo político del mismo, como sucedió en el Parque Interamericano y con el retiro de la Policía Federal de dependencias de la Ciudad, poniendo en riesgo a los ciudadanos.