
El trabajo será arduo porque el escenario económico mundial no es el más auspicioso debido al negativo impacto del Coronavirus y su rebrote actual.
De otra parte, está la álgida situación económica, política y social en Bolivia, a lo que habrá que sumar las exageradas expectativas de una parte de la población que quiere revivir los mejores tiempos de la bonanza mundial que ya acabó; y, las negativas expectativas en otros, sobre el derrotero del nuevo gobierno.
Muchos están preocupados por su salud (Covid-19), por recuperar su empleo perdido -o conservar su fuente de ingresos- pero si hay algo que inquieta a todos, es que pueda haber una devaluación porque ello afectaría su poder adquisitivo.
La gente se acostumbró al tipo de cambio fijo desde fines del año 2011, dando lugar a una estabilidad económica respaldada por las Reservas Internacionales Netas (RIN) que crecieron a niveles históricos, gracias a las ingentes cantidades de dólares que entraron al país durante el auge mundial a partir de las exportaciones, las remesas de nuestros compatriotas, la colocación de bonos en el exterior y la inversión extranjera. Pero, eso ya es historia…
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
El nuevo gobierno se enfrenta a dos camisas de fuerza: el precio artificialmente bajo de los combustibles (que debemos importar y subvencionar) y un dólar artificialmente barato (Boliviano sobrevaluado). A fines del 2010 se intentó subir el precio del diésel y la gasolina, pero fue tal el reclamo en las calles, porque “todo empezó a subir”, que el gobierno debió dar marcha atrás con su medida. Igual podría pasar con una devaluación: habría inflación y la gente se enojaría.
El problema es que si continúa el drenaje de divisas del país por diferentes causas (importaciones, desinversión extranjera, pago de la deuda externa, etc.), y los países más importantes para el comercio exterior boliviano siguen devaluando o depreciando sus monedas, nuestras RIN podrían bajar a un nivel tan bajo, que resultaría humanamente imposible impedir, que el dólar suba.
¿Qué hacer frente a este brete? Para no endeudarse más, innecesariamente, habría que apostar por las exportaciones no tradicionales (de bienes y servicios con rápida capacidad de reacción); sustituir importaciones (en sectores donde seamos competitivos) y atraer inversión (dando seguridad e incentivos). No hay secreto, así de facilito…
(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional