China construye en Perú un mega puerto en Chancay, un poblado al norte de Lima con 63 mil habitantes. Apunta a ser la mayor terminal marítima del Pacífico sudamericano -por encima de los puertos peruano de Callao y chilenos de Valparaíso y San Antonio- y la principal vía de intercambio comercial entre el subcontinente y Asia.
De Chancay a Shangai. Los primeros cuatro muelles del mega puerto de Chancay debería inaugurarse con bombos y platillos a finales del 2024 coincidiendo con la Cumbre de la APEC, el foro económico de los países del Pacífico, que se realizará en Perú en diciembre de ese año, y a la que se espera la visita del presidente chino, Xi Jinping.
La obra es faraónica y ha despertado expectativas por el impacto económico que tendrá y por el posicionamiento estratégico que le daría a Perú en el intercambio comercial entre Sudamérica y Pekín y con Asia en su conjunto, pero también genera preocupación por las consecuencias ambientales y sociales de su construcción.
La primera etapa implica una inversión de 1300 millones de dólares. El proyecto final consta de 15 muelles y una inversión total de más de 3500 millones de dólares. La empresa china señala que será el único puerto en la región al que podrán llegar grandes buques con 18 mil contenedores a plena carga.
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La empresa que realiza la obra se llama Cosco Shipping, está controlada por el Estado chino y es propietaria del 60% del puerto. El otro 40 es de la minera peruana Volcán, que lanzó el proyecto hace más de una década y en 2019 se asoció con los asiáticos. Cosco Shipping tiene presencia en 37 puertos en el mundo y es propietaria de más de 1300 buques.
El gerente de Asuntos Públicos de la constructora, Mario de las Casas, dice que Chancay se convertirá en un “hub” en Sudamérica que concentrará y distribuirá el comercio con Asia, reduciendo significativamente, al menos en diez días, el tiempo de traslado, impulsando así el comercio entre ambas regiones. Anuncia que buscan convertir este puerto en un punto clave para sacar los productos de Brasil por el Pacífico.
“La importancia del puerto en la región -dice de las Casas- es que va a ser la puerta de ingreso a la región del Asia. Perú se convierte en la llave de ingreso a Sudamérica. Se está haciendo un puerto de última tecnología, de alta eficiencia”. El funcionario resalta también la importancia estratégica que este puerto tiene para China porque “es parte de la ruta de la seda; China hace años viene invirtiendo en infraestructura logística en todo el mundo. Esto es parte de su plan mundial”.
Deficiencias ecológicas
De las Casas minimiza los cuestionamientos ambientales y sociales al proyecto. La empresa se negó a escuchar las propuestas de los pobladores de Chancay para trasladar la construcción del puerto cinco kilómetros al norte, en una zona no habitada, para reducir los impactos en la población. “El proyecto nació siempre acá, explica. Se hicieron los estudios y se dio la viabilidad que se puede hacer acá. Yo tengo entendido que todos los permisos han sido correctamente obtenidos y por eso estamos construyendo esta obra”.
Pero el Estudio de Impacto Ambiental al que se refiere el funcionario de la empresa, aprobado por el gobierno peruano y que dio luz verde a este puerto, es cuestionado. El biólogo Stefan Austermuhle analizó ese estudio y comentó a RFI las deficiencias que encontró. “Usan metodologías que no son adecuadas y al usar estas metodologías no detectas el impacto real verdadero, quiere decir que es una herramienta para esconder un impacto ambiental que se va a dar. Y engaña a la población básicamente. Si tú tienes una situación donde la mayor parte de la población es pobre, va a ser bien difícil que una población se pueda defender contra un proyecto que va definitivamente a perjudicarlos”.
Austermuhle enumera los principales impactos negativos en la población y el medioambiente que tendrá el puerto. Es una zona de pesca, turismo interno y muy cerca hay un humedal vital para miles de aves migratorias. “El dragado del fondo marino para crear la profundidad adecuada -explica el biólogo- va a tener un impacto muy grande, tú tienes que sacar el fondo marino y botarlo en otro lado donde tapas con una capa de barro, vamos a decir, toda la fauna marina y la vas a matar, eso va a ser un área bien grande. La construcción misma que va a cambiar las corrientes va a generar erosión de gran estilo en las playas del norte del puerto, lo que ya está comprobado. El siguiente impacto es el humedal, las aves definitivamente van a ser espantadas. El siguiente impacto obviamente es la contaminación del aire por la gran cantidad de camiones que van a circular en la fase de operación y también en la fase de construcción por el pueblo de Chancay. Y el cuarto impacto es el ruido”.
Miriam Arce vive frente al mar, mirando al viejo puerto artesanal, al lado del proyecto portuario chino. Las paredes y techos de su casa, como las de muchos otros pobladores, se han rajado por las explosiones usadas en la construcción del puerto. Hace semanas, en otra zona, colapsaron dos casas y otras 18 quedaron afectadas cuando hubo un derrumbe en el túnel que se construye bajo el pueblo para que circulen los camiones que van del puerto a la carretera. Arce denuncia que la salud de los pobladores está siendo afectada por la contaminación causada por la construcción del puerto. Ella es presidenta de la Asociación en Defensa de las Viviendas y Medioambiente del Puerto de Chancay: “Están afectando, dice a RFI en español, los polvos tóxicos que está emanando la construcción a raíz de las explosiones que realizan cerca de nuestras casas, a menos de cincuenta metros, en las cuales hay pólvora que estamos respirando, como también el polvo de los cerros. El humo de miles de vehículos que están circulando también está afectando nuestra salud. Las playas ya han sido destruidas por el mega puerto, playas turísticas. Otra de las afectaciones también es a nuestras viviendas, porque se están rajando totalmente por las continuas explosiones que están realizando. Lo que han reparado igual se está volviendo a rajar”.
Arce considera que cuando termine la construcción y el puerto comience a operar, la situación será peor para los pobladores: “El ruido va a ser constante las 24 horas del día. Estamos tan pegados al proyecto que es imposible que no sintamos los ruidos, que no sintamos el humo tóxico que emiten los camiones que van a pasar, eso afecta a nuestra salud. Y en cuanto a lo económico, prácticamente va a matar todos los recursos económicos por los cuales Chancay se ha desarrollado durante muchísimos años”.
Esos recursos son la pesca artesanal e industrial, la agricultura y el turismo interno. Vladimir Cantoral, presidente del Frente de Defensa de Chancay, señala que entre el 60 y 70 por ciento de la población vive de estas actividades económicas ahora golpeadas, por lo que se están perdiendo muchos empleos e ingresos. Indica que la construcción del puerto no está dando el trabajo que se ofreció, empleos que serán menos cuando el proyecto entre en funcionamiento porque se trata de un puerto automatizado. “Se van a generar los costos, dice Cantoral, y nosotros no vamos a recibir nada a cambio. Lo que nosotros demandamos es que se revalúe el Estudio de Impacto Ambiental, donde realmente se sincere quiénes son los afectados. Generar indemnizaciones de acuerdo a la afectación propia que pueda tenerse. Y además que solamente se queden cuatro muelles, no vayan a quince. Hay que sentar al gobierno para planificar, porque nunca se planificó, y por eso nunca se ha reordenado el distrito para tener una visión de una ciudad-puerto”.
El presidente del Frente de Defensa acusa a la empresa de dar dinero y trabajos temporales a dirigentes para ponerlos de su lado y neutralizar las protestas. “La empresa da dinero y la gente retrocede. Ese es el gran problema”, denuncia Cantoral y agrega que los que resisten a esos ofrecimientos son hostigados y amenazados: “Ha habido bombas en los domicilios de muchos dirigentes. Hay gente que siempre nos hace seguimiento, en las protestas que hemos realizado hay gente que nos hostiga, nos amenaza, nos amedrenta, han sacado panfletos por todos los lugares indicando cosas negativas nuestras, hay un hostigamiento total. Pero vemos que lo único que hace el Estado es proteger a la empresa”.
Un impacto ambiental que preocupa a pobladores y ambientalistas es lo que ocurra con el humedal cercano al puerto, refugio de aves migratorias. William Jurado es el coordinador general del Comité de Vigilancia Ambiental del Humedal Santa Rosa y dice a RFI que “hay menos aves que llegan al humedal y están menos tiempo, a raíz de que se ha perturbado su hábitat. Nosotros estamos preocupados por el tema del funcionamiento del proyecto, que va a causar fuertes impactos que va a generar cambios irreversibles en la biodiversidad del humedal. Nosotros estamos exigiendo acciones importantes para que de una u otra manera se mitigue. Que se mantenga la zona agraria, que se mantenga la zona del humedal. Si la situación va como está en camino, creemos que en el tiempo sí el humedal Santa Rosa va a desaparecer”.
¿Un proyecto con más costos que beneficios para Perú?
Por su parte, la población afectada dice no encontrar respaldo en las autoridades, como es el caso de Angeli Yufra, una chancayana según quien “nadie nos está defendiendo, entonces lo que está ocurriendo es que la empresa se siente con ese poderío de hacer lo que le da la gana”.
El director ejecutivo de la ONG CooperAcción, Alejandro Chirinos, especialista en gestión marino-costera, dice que han hecho más de cincuenta observaciones por los impactos sociales y ambientales de la construcción de este puerto, la mayoría de las cuales no han sido respondidas por la empresa.
“Las observaciones siguen ahí vigentes y el Estado simplemente en diciembre de 2020 le da la aprobación. El daño a las personas ha sido enorme en estos últimos años. La gente lo que ha pedido es la instalación de una mesa técnica de diálogo, que incluya de manera tripartita, al Estado, a la empresa y a la gente afectada, para ver cuáles son las alternativas y cuáles son los compromisos para reducir los impactos ambientales y sociales que se están generando en la zona. Si esa mesa no se instala el conflicto va a seguir. Hay impactos que se pueden mitigar utilizando tecnología y mayor inversión. Sí sabemos que un puerto como este va a dinamizar la economía, la pregunta es a quiénes va a beneficiar realmente”.
La economista de la misma organización, Julia Cuadros, considera que el gran beneficiado con este puerto va a ser China, país que tiene importantes inversiones en Perú, especialmente en minería, en el sector eléctrico, hidrocarburos e infraestructura. El 48 por ciento de las exportaciones peruanas de minerales van a China, país con el que el Perú tiene un Tratado de Libre Comercio y ha firmado la iniciativa de la franja y la ruta.
“Hay un esfuerzo de conectividad -dice Cuadros- porque quieren llegar a todo el mundo y que todo el mundo llegue a ellos. Chancay está en esta lógica de conectar China con el mundo. El puerto no solamente va a abastecer el mercado chino, pero será su principal objetivo. Es estratégico para China en la medida en que está en la mitad del continente sudamericano. El tema está en que eso está bien para China y está bien para los inversionistas, pero no está bien ni para nuestro medioambiente, ni para nuestra gente”.
Cuadros estima que para Perú los costos serán mayores que los beneficios: “El beneficio económico es a través del pago de impuestos. El tema está en que por lo menos los primeros cinco años, si no es más, no van a pagar impuestos a la renta porque hay una norma que dice que no lo harán hasta que no recuperen la inversión. Se flexibilizan los marcos legales, ambientales y de derechos humanos. Y con marcos legales como los nuestros pueden hacer realmente lo que quieren. Si nosotros ponemos en una balanza costos y beneficios, el costo va a ser mayor que el beneficio, y la relación no será favorable para Perú”.
A pesar de estos cuestionamientos, los seis gobiernos que ha tenido Perú en los últimos siete años de crisis política han coincidido en apoyar la construcción de este puerto. Un megaproyecto elogiado por gobernantes y empresarios, pero cuestionado por ambientalistas y las poblaciones afectadas, que protestan exigiendo ser escuchadas.