Experto dice que la subvención de carburantes es insostenible y reta al próximo presidente a eliminarla


Hugo de la Fuente asegura que los créditos tampoco son la respuesta, porque la solución estructural pasa por el cambio de las políticas que empobrecen al país.

eju.tv / Video: DTV

Boris Bueno Camacho / La Paz



El experto en Hidrocarburos Hugo De La Fuente afirmó que el próximo presidente del Estado debe tener la valentía suficiente para eliminar la subvención de los carburantes, porque es un problema estructural para el país, debido a que no existen los recursos necesarios para sostenerla y provoca que se afecte a otros servicios que deben prestarse a los bolivianos como salud y educación, entre otros.

De La Fuente afirmó que una de las constataciones obvias es que el país gasta más dinero del que ingresa, situación que no puede continuar, porque es un factor de agudización de la crisis; en consecuencia, instó al próximo mandatario de la Nación a ejercer su liderazgo y ser sincero con la población sobre la imposibilidad de sostener de manera indiscriminada el subsidio a los hidrocarburos al que calificó como un cáncer que mata la capacidad de los sectores productivos y económicos del país.

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Foto: captura pantalla

“El próximo presidente tiene que ser valiente y hacer las cosas que corresponden a un país, cuando uno tiene cáncer y hay que quitar una parte del cuerpo, eso es lo que hay que hacer y esta subvención es un cáncer para el pueblo, es un cáncer que no nos deja desarrollar y nos está generando más pobreza; el agro, la industria, la minería están bajando sus niveles de producción, porque estamos viviendo en una fantasía; por eso, el presidente que llegue tiene que hablar a la población y decir que no podemos gastar más de lo que nos ingresa”, enfatizó

Asimismo, cuestionó la discrecionalidad en la aplicación de la subvención de los combustibles, porque se la hace de manera general ‘tanto a ricos como a pobres’ cuando sectores como el de los mineros auríferos, que generan ingentes cantidades de utilidades por esa actividad extractiva, tienen también ese beneficio en detrimento de las necesidades de las grandes mayorías que no son atendidas porque el Estado debe destinar sumas exorbitantes para ello.

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“En los países vecinos no existen precios subsidiados, los precios son del mercado internacional, esta es una manera incorrecta de dar una subvención y, para el colmo de males, si uno mira en la región y en el mundo, los países donde se intervienen en los mercados son los más pobres; ergo, Venezuela tiene mucha subvención y una pobreza del 90 %; Bolivia tiene subvención y una pobreza cercana al 50 %; no es menester dar una subvención a costa del pueblo”, apuntó.

Según datos oficiales, el país destina más de 50 millones de dólares cada semana para sostener el congelamiento de los precios de la gasolina especial y el diésel; en una entrevista a un medio televisivo, Arce reconoció que, en los cuatro años de su gestión, el gobierno gastó más de 9.000 millones de dólares en la importación de combustibles que se comercializan en el país en un precio significativamente menor al que paga el Estado boliviano a los proveedores, una ecuación que deja pérdidas enormes a la economía nacional.

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“¿Por qué tenemos filas largas? Porque como dice el presidente Arce, no tenemos el dinero suficiente, entonces esta medida no puede seguir adelante, es como en la familia, no puedes gastar de manera infinita si tienes un sueldo específico”, reflexionó, para añadir que los créditos internacionales tampoco son una solución a largo plazo, cuando la solución estructural es cambiar la política actual, que es empobrecedora, por una más inteligente.

El analista estimó que si bien habrá un impacto en la economía nacional en el momento que se quite la subvención, el propio mercado se regulará paulatinamente, tal cual sucedió en Argentina, país que tenía varias subvenciones y al quitarlas mejoró sus cifras; por ello, instó a tomar acciones que permitan liberar el mercado y dejar de contraerlo con las subvenciones que lo único que provocan es la generación de mercados paralelos.

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“Lo óptimo sería liberalizar el mercado, porque en el momento en que el Estado pone precios que no son reales lo que ocurre es por ejemplo lo del dólar, 6,97 versus 11 bolivianos, eso es lo real, el mercado pone los precios en el nivel debido, el precio real del dólar es el del mercado negro porque ese es el verdadero mercado; asimismo, en el tema de los combustibles, se oyen denuncias de la venta en 11 y 12 bolivianos por litro, pero ese es el precio real”, puntualizó.


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