Escaso y muy lejos del cambio oficial, el dólar seguirá incierto hasta la elección


Las casas de cambio afirman que ya no venden la moneda. Hace 14 años, el Gobierno aplicó un tipo de cambio fijo que congeló el dólar en 6,96 bolivianos. Sin embargo, la medida dejó de ser sostenible, lo que dio paso a un mercado paralelo en el que la cotización superó el doble y sigue subiendo.

En el mercado paralelo, el dólar se ha vuelto escaso: no se encuentra a la venta y, cuando hay, es en pequeñas cantidades. Foto: Leny Chuquimia / Visión360
En el mercado paralelo, el dólar se ha vuelto escaso: no se encuentra a la venta y, cuando hay, es en pequeñas cantidades. Foto: Leny Chuquimia / Visión360

 

Fuente: Visión 360
Por Leny Chuquimia / La Paz

Escaso y con un tipo de cambio paralelo que supera el doble del oficial,  así es la situación del dólar en Bolivia, que desde hace casi 14 años mantiene un régimen cambiario fijo que ya no es sostenible. Analistas señalan que la incertidumbre  y la desconfianza continuarán hasta las elecciones de agosto, cuando se sabrá si habrá cambios en la política económica del país.



“Uno de los grandes problemas es la inseguridad y la incapacidad de mirar hacia el futuro. No tener claro qué va a pasar con el tipo de cambio y qué pasará con los precios en los próximos meses hace que no se puedan tomar decisiones económicas… como qué hacer con los activos y la casa, si hay que ahorrar, o si hay que mantener los recursos en bolivianos o cambiarlos a dólares”, señaló el economista y exdirector del Banco Central de Bolivia, Gabriel Espinoza.

Manifestó que, en esta situación, los agentes productivos y económicos comienzan a sentir la incertidumbre, lo que afecta los costos. Unos venden a precios baratos, otros a precios altos, y esto genera una destrucción del patrimonio y del capital. A esto se suma que la inflación está poniendo en riesgo el valor adquisitivo de los salarios, y “se va licuando el ingreso”.

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Para el economista y exdirectivo del BCB, Germán Molina, el Gobierno lleva casi 20 años de una política económica trazada y que “no cambiará ni un milímetro”, lo que hace que la situación del dólar y la economía continúen como hasta ahora.

“Este 2025 va a concluir similarmente como el 2024, no habrá ningún cambio. Una elevada tasa de inflación de dos dígitos, un déficit fiscal con respecto al PIB de dos dígitos, un crecimiento de la economía, en estimación mía con los desastres naturales, casi nula. ¿Cuándo podría haber una transformación o un cambio? Después de las elecciones, en función de eso podría haber una dirección distinta en la que estamos ya por casi 20 años”, señaló.

¡No hay dólar!

“No tengo, solo estamos comprando a 14,80 bolivianos”, señala una librecambista en el Obelisco, en el centro de la ciudad de La Paz, al ser consultada por Visión 360. Afirma que no tiene dólares; sin embargo, una vez que ve alejarse al medio, comienza a ofrecer la divisa.

La misma respuesta se obtiene de otra de sus compañeras, que se niega a dar precios, indicando que solo el dirigente -de quien se niega a revelar el nombre- puede hablar con la prensa. Sin embargo luego cuenta sus billetes para cambiar a las personas a 15 bolivianos el dólar.

Librecambistas ofrecen la divisa a un cambio de 15 bolivianos por dólar.     Foto: Leny Chuquimia / Visión360

 

El precio dista mucho de la cotización oficial de 6,96 bolivianos que establece el Banco Central de Bolivia (BCB), desde hace 14 años, una medida que, afirman los economistas, ya no es sostenible.

“En Bolivia, desde noviembre de 2011, tenemos un régimen cambiario fijo. El Banco Central ha mantenido un tipo de cambio de 6,96 bolivianos respecto al dólar, una política que fue sostenible por un tiempo. Pero las exportaciones en el país han bajado y no hay divisas. Ante esta falta, desde 2023, hay un mercado paralelo que se rige por la demanda”, explicó Molina.

En este mercado informal el precio sube o baja dependiendo de la disponibilidad de la moneda o de su falta. La especulación también juega en la cotización.

Cuando el dólar paralelo comenzó a subir, entre 2023 y 2024, las autoridades gubernamentales empezaron a realizar operativos en las casas de cambio. Se controló que tengan la cotización oficial en sus letreros, que no restrinjan los montos a cambiar y no escondan la moneda con el fin de incrementar su precio.

“Ahora no hay nada a la venta, solo estamos comprando. Pero igual no traen, todos quieren comprar, no vender; los que tienen lo guardan esperando que suba más”, explica uno de los cambistas de la calle Sagárnaga, una de las zonas turísticas de la sede de Gobierno.

Las casas de cambio mantienen el cambio oficial solo en sus anuncios.   Foto: Leny Chuquimia / Visión360

 

En las casas de cambio instaladas en la calle Loayza, el panorama es el mismo. Señalan que por el momento “no tenemos dólares”. En sus letreros de cotizaciones, mantienen publicado el cambio oficial de 6,96, sin embargo no es el que en realidad usan.

En una de ellas, tras la consulta por el precio, el encargado muestra en la pantalla de su calculadora la cifra 15 para la compra, 20 centavos más que en los librecambistas. Prefiere no mencionar el tipo de cambio con su propia voz para evitar ser grabado.

“Al hablar del tipo cambiario debemos ver que tenemos varios mercados operando. Uno es el sistema financiero que se alimenta de dólares de los importadores para hacer sus pagos al exterior. Tenemos otro mercado de criptomonedas que es emergente, todavía  pequeño, pero que empieza a ser relevante porque marca el precio en el mercado librecambista, el de la calle. Finalmente está el mercado público en el que está el Estado y que es gestionado por el BCB, solo en este mercado opera la cotización oficial. Aquí se maneja el sector público”, explicó Espinoza.

Indicó que uno de los grandes problemas vistos en las últimas semanas es cómo el Gobierno empezó a interrumpir o intervenir los otros mercados, “debido a que sus fuentes de divisas son insuficientes para sus operaciones”. En consecuencia, “este mercado público empieza a  afectar al resto de mercados”.

Ambos analistas sostienen que esto viene como consecuencia del agotamiento de las reservas internacionales y una muy mala gestión de las políticas monetarias y cambiarias.

Tipo de cambio fijo

La problemática del dólar se siente en los bolsillos, no solo por la imposibilidad de encontrar los dólares o de lo alto del tipo cambiario, sino, porque esta situación genera un alza en los precios de diferentes productos y servicios. Y es que el abastecimiento del país depende, en gran parte, de las importaciones, que tienen un costo en monedas extranjeras, especialmente el dólar.

Para entender lo que ocurre en el país, es necesario comprender qué es el tipo cambiario y cómo se mueve. El “Glosario de términos económicos y financieros” del BCB señala que el tipo de cambio es el “precio de una moneda en términos de otra” o “las unidades de la divisa de un país que se debe entregar para obtener una unidad de la divisa de otro país”. Es decir, cuántos bolivianos debemos dar para obtener un dólar.

La moneda estadounidense es altamente demandada.  Foto: Leny Chuquimia / Visión 360

 

En regímenes flexibles, la variación porcentual del tipo de cambio, en un periodo determinado, es la depreciación, si sube; o apreciación, si baja. En regímenes de tipo de cambio fijo  se trata de una devaluación, si sube; o revaluación, si baja.

Molina explicó que de 2006 a 2013 a nivel mundial hubo una bonanza que hizo que haya una mayor disponibilidad de dólares que ingresaban a todos los países, incluyendo Bolivia. El país además tenía una ventaja enorme, pues -hasta 2015- las exportaciones eran importantes, especialmente la de gas.

Esto hizo que el boliviano se aprecie y que el tipo de cambio que estaba en 8,03 bolivianos por dólar en 2006, baje hasta los 6,96 bolivianos. Es decir que nuestra moneda empezó a tener un mayor valor frente a la divisa norteamericana.

Fue en 2011 cuando el Gobierno decidió tener un régimen cambiario fijo. Para mantener esto, explicó Molina, el BCB tenía el compromiso de garantizar la oferta de dólares para satisfacer la demanda de los ciudadanos sin restricción y para cubrir cualquier tipo de necesidad, ya sea viajes, capitales, remesas, comercio exterior o tratamientos médicos.

“Esto hacía que la población tenga confianza y no acuda al mercado paralelo. Es un tema de confianza, que ahora se ha perdido”, afirmó.

Explicó que la medida de fijar la cotización fue posible gracias a que las exportaciones permitieron la acumulación de las reservas del país, lo que apuntalaba este tipo de cambio. Sin embargo, desde 2016 hasta la fecha,  la exportación estrella del país empezó a presentar un declive que afectó todo, incluidas las reservas. A lo que se sumó que el gasto empezó a ser mayor a los ingresos.

La población junta sus ahorros y luego acude a cambiarlos.   Foto: Leny Chuquimia / Visión360

 

No solo se trata de la baja de los precios a nivel internacional, también está el agotamiento de las reservas de gas, la falta de exploración de nuevos campos y la reducción de los mercados para nuestro gas. Una muestra reciente es que Argentina, anterior comprador de Bolivia, ahora ya empezó a exportar.

En 2006, las reservas eran de 3.700 millones de dólares. Ahora, de acuerdo con datos oficiales son de 2.618 millones de dólares, en el primer cuatrimestre. En medio, a finales de 2014, estas se acumularon hasta más de 15.000 millones de dólares.

Las reservas se fueron agotando y el BCB ya no pudo mantener el tipo de cambio; la confianza en la moneda cayó, faltaron las divisas y el mercado paralelo se abrió, con un dólar que, a medida que avanza la crisis, dispara su cotización a saltos enormes.

“Desde 2014 y 2015 han ido  viendo cómo se agotaban las reservas. Ante la pérdida completa de liquidez, se pierde el control sobre la política monetaria, sobre todo cambiaria. Ahora estamos sintiendo los efectos de este desorden. Junto con la devaluación, hemos visto un incremento del costo de las empresas y eso poco a poco se acumuló hasta empujar los precios al consumidor. Gran parte de la inflación tiene que ver con el aumento de los precios porque Bolivia depende de las importaciones. A medida que el boliviano se devalúa, el costo empieza a subir”, manifestó Espinoza.

Para el ciudadano, productor, comerciante, esto -en medio de la escasez de combustible, la crisis política y social, las elecciones- genera un alza en los precios, lo que a su vez causa mayor incertidumbre y hace que la gente busque más dólares. Al no encontrarlos en el sistema financiero, en el BCB, acuden al mercado informal donde la moneda, ante la demanda, vuelve a subir, repitiendo todo el ciclo, en un círculo que se repite y no se sabe dónde terminará.

“La crisis política también genera desconfianza en la moneda, en todo”, comentó un librecambista de la zona del Cementerio. Dijo que solo compran dólares e indicó que ya no  es solo esta moneda la que sube.  Los soles, de Perú, ahora se cambian a 4 bolivianos, cuando antes se lo hacía a 2,50 bolivianos.

Cómo cambiar el rumbo

“Lo primero es garantizar la independencia del BCB”, sostuvo Espinoza. “Parece algo muy abstracto, pero se soluciona con dos medidas muy simples”.

El economista explicó que el BCB debe dejar de financiar al Gobierno central. “El BCB se ha vuelto su caja chica. Eso significa que emite una gran cantidad de bolivianos  que lo que hacen es devaluar la moneda y, en consecuencia, el dólar y el resto de monedas vecinas empiezan a subir de precio”, dijo.

El segundo elemento, indicó,  tiene que ver con la calidad técnica del BCB. “Gran parte del problema que tenemos ahora es que hubo autoridades que no entendían que hay que defender el régimen cambiario. El presidente y funcionarios se han dedicado a mantener una cotización y no en ver los mecanismos con los que Bolivia podría tener un tipo de cambio estable”.

Molina dijo que hay varias medidas urgentes que deben tomarse en cuenta. Entre ellas reducir el gasto del ejecutivo y los créditos que le da el BCB. A eso se debe sumar el dejar de invertir en empresas deficitarias, tratar el pacto fiscal, revisar las políticas impositivas, entre otras.

Sin embargo, manifestó, que la actual administración, un Gobierno de ya casi 20 años, no va a cambiar ni un milímetro la orientación económica que tiene. Dijo que desde 2006 hasta la fecha no ha cambiado nada.

“Hubo situaciones, reuniones y diálogos, pero todo sigue en la misma línea que ya está incluso en la Constitución Política del Estado, aprobada  en 2009. ¿Cuándo podría haber una transformación o un cambio?. Después de las elecciones, en función de eso, podría haber una dirección distinta”, afirmó.

Con la escasez de la divisa, la alta demanda y el alza del tipo cambiario en el mercado paralelo, han aparecido nuevos riesgos: las estafas. Personas inescrupulosas, actuando en grupo o de forma individual, se dedican a ofrecer compras a precios muy altos o ventas a precios muy bajos para, una vez que se hacen del dinero, desaparecer sin entregar nada a cambio.

“Hay al menos 15 víctimas de un clan dedicado a estafar. Para ganarse la confianza de las personas, hacían la venta a precios de ocho y nueve bolivianos. Al principio pagaban, pero luego cuando los montos ya eran mayores ya no entregaban los dólares ni se devolvían los bolivianos entregados”, dijo el abogado Diego García, jurista de las víctimas.

El caso fue denunciado en marzo pasado. El monto estafado, de acuerdo con las víctimas conocidas hasta ese momento, ascendía a dos millones de dólares.

Las víctimas llegaban por el rumor que corría de boca a boca. Para dar la apariencia de que el trato era serio, la entrega de los bolivianos se hacía en una empresa de seguridad. Allí, quienes requerían los dólares, dejaban los bolivianos. La entrega de la divisa internacional se hacía días después, con el pretexto de que la moneda era traída del exterior.

“Es una estafa clásica, por parte de un grupo familiar que trabajaba en un conjunto”, manifestó García.

Casos como este se hacen cada vez más frecuentes. El 11 de marzo, un varón de 43 años fue detenido tras ser denunciado por estafa múltiple. Al menos 10 víctimas se presentaron en la dependencia policial de Cochabamba para denunciar que entregaron diversos montos de dinero para conseguir dólares. El total de lo estafado llegaba a 13,5 millones de bolivianos. Ofrecía un tipo de cambio de 8,50 bolivianos.

Semanas antes,  otro ciudadano fue víctima de una estafa similar. Acordó, por  medio de las redes sociales, el cambio de bolivianos por dólares con una mujer. Al entregarle 300.300 bolivianos, ella indicó que sacaría los dólares de su domicilio y desapareció sin dejar rastro.

Digitalización: cuarta revolución industrial

En julio de 2024, con el fin de paliar la crisis por la falta de divisas, el Gobierno boliviano dio la luz verde al uso de criptoactivos digitales para realizar transacciones por medio de las entidades financieras y los canales electrónicos autorizados. Sin embargo, la digitalización parece avanzar más, pues ya se habla de un “boliviano virtual”.

La semana pasada, el presidente del BCB, Edwin Rojas, indicó que la entidad trabaja en la presentación de una moneda virtual para modernizar el sistema de pagos y  que se denominaría “Boliviano Virtual”. Indicó que el ente emisor logró avances significativos en el diseño preliminar de una moneda, para lo cual se desarrollaron talleres internos y mesas de diagnóstico, y se realizó la capacitación del personal en el Fondo Monetario Internacional.

“Se está haciendo un trabajo previo vinculado a lo que es asesoramiento que se tiene con organismos internacionales. También tenemos mucho vínculo con otros bancos centrales en la región que están haciendo este tipo de pruebas en materia de lo que son monedas virtuales”, indicó Rojas.

“Hubo un anuncio al público de que el BCB, o alguna autoridad monetaria, está trabajando en una moneda digital boliviana. Esta tiene que tener un respaldo y hay que pensar y analizar cuál sería”, aseguró el analista Germán Molina.

Señaló que el mundo trabaja en lo que considera la “cuarta revolución industrial”.

“Estamos viviendo en vivo y en directo, y somos afortunados de vivirla. Esta se caracteriza por la robotización en las actividades cotidianas que realizamos los humanos y la economía digital está dentro de esto, incluidas las monedas  digitales y los criptos”, dijo el analista.

Según Rojas, la idea es presentar algo mucho más formal y estructurado para agosto próximo, en el marco de la celebración del Bicentenario de Bolivia. Entonces se espera que se presenten las principales características de esta iniciativa.