Inminente dispersión del voto en las presidenciales: ¿quién capitaliza el escenario fragmentado?


El bloque popular tendrá al menos tres candidaturas, si Evo Morales no es habilitado; en tanto, en el sector conservador se disputarán el nicho electoral entre cinco y seis frentes.

Foto: RRSS

eju.tv



Las elecciones generales del próximo 17 de agosto de 2025 en Bolivia se perfilan como las más inciertas en décadas, marcadas por una profunda fragmentación tanto en el oficialismo como en la oposición. La renuncia del presidente Luis Arce a su reelección y su llamado a la reunificación del bloque popular progresista no tuvo el eco necesario y deja al Movimiento al Socialismo (MAS) dividido en tres frentes diferentes, mientras que la oposición no ha logrado consolidar una candidatura única; como resultado, son cinco binomios que dividirán el voto conservador.

En el sector denominado de izquierda hay cinco binomios que lucharán por hacerse de la votación del electorado: el Movimiento al Socialismo (MAS) está representado por el exministro de Gobierno, Eduardo del Castillo y el dirigente campesino Milán Berna; el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez se decantó por Alianza Popular de Félix Patzi y su acompañante sería la exministra de Planificación del Desarrollo, Mariana Prado; en tanto, el ala más radical anunció que Evo Morales será inscrito con un acompañante y una sigla aún no anunciados; empero, sobre este pesa una inhabilitación constitucional.

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Otro frente se desprende del MAS encabezado por una lideresa que fue un factor fundamental en la estabilización de la crisis política que vivió el país en octubre y noviembre de 2019 y que, si bien, pasó por esas filas, rompió con el partido azul desde hace bastante tiempo. Se trata de Eva Copa y su partido, el Movimiento de Renovación Nacional (Morena), que también participarán en las justas electorales. La dupla se contempla con el actual gobernador de Chuquisaca y también exmilitante del frente Azul, Damián Condori.

Tras rechazar el “plan B”, Evo ahora dice que iba a apoyar la ...Evo Morales se negó a aceptar la candidatura de su delfín, Andrónico Rodríguez. Foto: Brújula Digital

Sin embargo, al frente, en el sector conservador, la situación es aún más complicada. Pese a la iniciativa inicial de varios líderes políticos de ir en un Bloque de Unidad, este fracasó estrepitosamente, algunos analistas aseguran que hubo una lucha de egos; cualquiera fuese el motivo, el movimiento político conservador está aún más fragmentado: la Alianza Unidad corre con el empresario Samuel Doria Medina y el exministro y consultor internacional José Luis, Lupo; por su parte, el expresidente Jorge Tuto Quiroga y un ‘outsider’, Juan Pablo Velasco, van por la alianza Libre.

Pero no termina ahí. El alcalde cochabambino Manfred Reyes Villa y el concejal cruceño Juan Carlos Medrano van por la alianza Autonomía Para Bolivia – Súmate (APB – Súmate); el economista Jaime Dunn y el empresario cochabambino Édgar Uriona son la dupla de Nueva Generación Patriótica (NGP); Rodrigo Paz tuvo que sustituir a último momento a su inicial compañero de fórmula, el joven empresario potosino Sebastián Careaga y optar por el excapitán de Policía, Edman Lara.

La unión opositora cayó en saco roto ya que el Bloque de Unidad quedó solo en nombre. Foto: Los Tiempos

Y, en las recientes horas, se anunció la dupla de Acción Democrática Nacionalista, que estará conformada por el empresario orureño y dirigente deportivo orureño, Paulo César Folster a la presidencia, acompañado por el investigador, economista y líder del Partido Liberal Boliviano, Antonio Saravia. Queda en la nebulosa lo que pasará con Unidad Cívica Solidaridad (UCS), que está inscrita, pero de la que no se sabe nada sobre su dupla presidencial, Aunque algunos analistas estiman que podría ser la puerta de salvación para Evo Morales; pero, obviamente, con el fantasma de la inhabilitación en ciernes.

Vale decir, que el bloque popular tendrá de tres a cuatro candidaturas; en tanto, el sector conservador tendrá seis. Si se toma en cuenta que el voto duro del MAS ronda entre el 30 y 35 por ciento, tal cual señalan las proyecciones, ese es el nicho que se disputarán quienes fueron parte de ese instrumento político; en tanto, los otros cinco o seis partidos de la oposición se disputarán un 30%, que es la media que alcanzó esa tendencia política en total en las elecciones nacionales desde 2006. Juega un papel fundamental el de los indecisos, que se calcula en un 25 a 30%, que inclinaría la balanza a favor de alguna opción.

La renuncia de Arce a su candidatura, motivada por la caída en las encuestas y la crisis económica, abrió la puerta a una recomposición en el MAS. Asimismo, la inhabilitación de Evo Morales ratificada por el Tribunal Constitucional, que ratificó el límite de dos mandatos presidenciales, pone también en el limbo al exmandatario, aunque este y sus adeptos lo nieguen. En este contexto, Andrónico Rodríguez, presidente del Senado y figura emergente del oficialismo, propuesto como candidato presidencial por la Alianza Popular, se erige como la figura excluyente en los comicios, pero aún queda mucho camino.

Los frentes en elecciones pasadas. Infografía: Los Tiempos

La oposición boliviana enfrenta su propia y gran fragmentación. A pesar de los intentos de unidad, que cayeron en saco roto por las diferencias internas que impidieron una candidatura única en el Bloque de Unidad, pone en riesgo a los conservadores, porque los exaliados Samuel Doria Medina y Jorge Tuto Quiroga, además de Manfred Reyes Villa, tienen una intención de voto similar, lo que hace prever que ese electorado se partirá en tres partes casi iguales; a ello se suma los otros tres frentes que también podrían quitar una porción, sobre todo UCS de Jhonny Fernández, lo que podría en riesgo aún más que uno de ellos pueda estar en una segunda vuelta.

Expertos como el politólogo Carlos Saavedra advierten que la dispersión del voto opositor podría beneficiar al MAS y sus ramificaciones, que, a pesar de sus divisiones, mantiene una base social sólida. La falta de una alternativa unificada en la oposición podría permitir al oficialismo capitalizar el voto fragmentado y mantenerse en el poder.  La dispersión del voto en las elecciones presidenciales de Bolivia plantea un escenario complejo. La capacidad de consolidar las candidaturas y fortalecer el respaldo social será determinante en un proceso electoral marcado por la incertidumbre y la fragmentación.