Dificultad. Ex líderes coinciden en que no es la primera ni la más grave. Llaman a rescatarla. En toda época han enfrentado dificultades porque siempre la política ha querido incrustarse en sus filas.
Ex líderes. Hoy tienen el desafío de ‘resucitar’ la organización juvenil y erradicar el estigma de grupo de choque
El Deber. Tras la adhesión de algunos ex miembros de la Unión Juvenil Cruceñista (UJC) al Movimiento Al Socialismo (MAS), quedó en evidencia la crisis al interior de la organización que tiene su sede en el Comité Cívico pro Santa Cruz. Y aunque hay quienes todavía no entienden cómo esos jóvenes pueden apoyar al partido en función de Gobierno, al que combatieron duramente en los últimos tres años y por lo cual fueron tildados de racistas, separatistas y hasta grupo de choque, tres ex presidentes de la UJC coinciden en que ésta no es la primera crisis ni la más grave.
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El ex dirigente de la UJC Jorge Holwerg (padre) considera que en los más de 50 años de trayectoria que tiene la institución se han encarado muchas vicisitudes, la mayoría originadas políticamente y con consecuencias más graves, como muerte de algunos de sus afiliados y apresamiento de otros. “Con apoyo del Gobierno y camuflados, éstos jóvenes lograron penetrar la UJC y se hacía difícil reconocerlos; ahora han ‘pelado capucha’ y le puedo asegurar que no son unionistas, porque no figuran en los libros”, sostuvo.
Ulises Casanova, quien tomó las riendas de la organización entre 1973 y 1977, después de la lucha por el 11% de las regalías, acaba de ser designado presidente del comité responsable de la reestructuración de la UJC. Explica que en toda época han enfrentado dificultades porque siempre la política ha querido incrustarse en sus filas, pero han sabido superarlas gracias a la unificación de los verdaderos unionistas. Cita, en su época, la movilización para derrocar al ex alcalde Julio Prado Montaño, y otra, cuando la Falange intervino e intentó tomar la institución en los años 80.
Para Joselo Vázquez, que estuvo a cargo de la UJC en cuatro oportunidades (hasta 2003), los malestares siempre han sido generados por personas ajenas a la institución y ésta, encabezada por jóvenes que se autonombraron representantes, no es la excepción. No descarta que desde el seno del Comité Cívico se haya querido desintegrar la entidad unionista para crear otra, algo que en gestiones pasadas ha sucedido. Cree que todos tienen responsabilidad en la crisis de la UJC.
Según una investigación denominada La Unión Juvenil Cruceñista y la controvertida participación política de sus integrantes, elaborada por Ricardo Eid para el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB), tras la crisis de octubre de 2003, esta organización juvenil umbilicalmente ligada al Comité Cívico, ha protagonizado no pocas controversias, al mismo tiempo que ha sido señalada una y otra vez cuando la violencia se ha hecho presente en la región.
El ex dirigente Vázquez asegura que hasta 2003 la institución fue apolítica, pero con el surgimiento de las luchas autonómicas, movimiento que generó aportes económicos, se desencadenó un problema que corrompió a los jóvenes. Por eso, culpa de los hechos vandálicos a los que la dirigieron y no a la organización.
Según Vázquez, mientras estuvo al frente de la institución juvenil, las cooperativas de servicios públicos financiaban el mantenimiento de la UJC y en base a ese monto encaraban sus actividades. “Lo máximo que dimos durante los paros cívicos fue 10 litros de gasolina”, explicó.
Ángelo Céspedes, uno de los últimos dirigentes de la UJC que hoy milita en el MAS, dijo que respeta la institución por su trayectoria, pero cuestiona la falta de democracia para elegir a sus directivos. “La votación de ellos (ex presidentes) vale el 50%, entonces no hay democracia”, dijo. No entiende por qué los ex presidentes tildan de serviles a los que apoyan el plan electoral del MAS, cuando ellos también fueron serviles a las logias. Negó haber recibido recursos económicos de grupos de poder.
Luis Núñez, presidente del Comité Cívico, dijo que la situación que atraviesa la UJC no es culpa de la institución considerada ‘gobierno moral’ de los cruceños, sino de un proceso en el cual algunos dirigentes no supieron respetar los estatutos y entraron en un periodo de desgaste. Aclaró que la institución no es responsable de las acciones de los entes afiliados.
En 2006, tras los paros cívicos y el conflicto que empezó a agudizarse entre la región y el gobierno de Evo Morales, hubo quienes criticaron los excesos de la UJC y otros que destacaron su rol. Todo esto ha llevado a que nueve de los once ex presidentes se reúnan con la directiva del Comité Cívico y decidan levantar la Unión Juvenil Cruceñista, respetando cada uno la institucionalidad y sus estatutos. Para cumplir esas tareas han conformado dos comités: uno electoral y otro de reestructuración. Mientras tanto, las oficinas están siendo arregladas.
Esperan tener nueva directiva en 90 días
Tras el deterioro institucional que enfrenta la Unión Juvenil Cruceñista, la apuesta es por renovar su directiva y reencauzar la organización. Los ex presidentes decidieron convocar elecciones en enero de 2010. Para ello, se ha conformado un comité electoral encabezado por Joselo Vázquez.
Por ahora, el comité está depurando algunas listas, un paso considerado fundamental para ordenar la casa. En las primeras indagaciones aparecen chicos de 10 años como miembros de la UJC, lo que es ilegal, indicó Vásquez.
Los estatutos señalan que para ser presidente de la agrupación juvenil, el postulante debe tener por lo menos 18 años, haber nacido en el departamento y haber militado durante dos años en la institución. Además, debe ser varón. No se conoce el número exacto de sus miembros, pero el comité electoral centra sus esperanzas en reactivar las filiales de barrios y provincias.
“Será difícil ‘resucitar’ la Unión, pero a la vez fácil, porque se están plegando unionistas de verdad y que no participaban activamente porque el rol que asumió la institución en los últimos años”, sostuvo Vásquez.
David Sejas, que lideró la organización, considera que es un paso acertado convocar a elecciones, aunque descarta postularse. “El tiempo me dio la razón, porque denuncié que había infiltrados del Gobierno para desprestigiar la UJC”, dijo.
El trabajo pretende enfocarse en formar líderes para defender los intereses de Santa Cruz, pero no a través de la violencia. Quienes están vinculados a la UJC reconocen que en algunos paros cívicos registrados antes de 2003, hubo denuncias de violencia contra esta organización, porque había jóvenes que venían con otra intención.
Los ex presidentes, Jorge Holwerg y Ulises Casanova sostienen que cualquier joven que desee pertenecer a la institución juvenil puede inscribirse, pero aclaran que los estatutos son claros: no puede ser dirigente político ni haber militado en un partido.
ALGUNOS HECHOS
Febrero de 2008. En esta fecha, el presidente Evo Morales llegó hasta la zona Pampa de la Isla para la firma del contrato para la construcción de la doble vía a Cotoca. Dicho acontecimiento concentró a autonomistas y masistas, que terminaron enfrentados y con nueve personas detenidas. La situación se tornó explosiva cuando apareció un grupo de miembros de la Unión Juvenil Cruceñista, que fue retenido fuera de la cancha por la Policía.
Mayo de 2008. La Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados responsabilizó a la Universidad San Francisco Xavier y unionistas cruceños por los enfrentamientos sucedidos en Sucre en mayo de 2008, cuando un grupo de campesinos sufrieron vejámenes.
Agosto 2008. Un grupo de la Unión Juvenil Cruceñista fue identificado como el que tomó la sede departamental del Movimiento Al Socialismo en la capital cruceña. El Gobierno los acusó de haber destrozado todo.
Septiembre de 2008. Bloqueo de carreteras, toma de instituciones y movilizaciones se apoderan de Santa Cruz, y el diálogo no llegaba. El país estuvo al borde del abismo, porque se desbordó la violencia. El Gobierno habló de un golpe cívico prefectural y responsabilizó de los saqueos de las instituciones públicas a los miembros de la Unión Juvenil Cruceñista. Hasta que el 16 del mismo mes, por fin retornó la paz al país, tras el acuerdo firmado entre Mario Cossío y el Gobierno con la presencia de las autoridades eclesiásticas.