La Policía de Santa Cruz cumplió su amenaza de dejar sin custodia al Municipio de La Guardia, en represalia por la reacción popular contra la inseguridad, que los obligó a replegarse. No es la primera vez que la Policía sale escapando de una ciudad, hecho que debería preocuparles, ya que es una muestra por demás de elocuente que la gente no está contenta con la institución y sus cuadros. En Sucre, en noviembre de 2007, la población se enfureció con la Policía por su complicidad en los vejámenes y la salvaje represión que ordenó el Gobierno para aprobar el texto de la Constitución dentro de un cuartel. En Cochabamba, ese mismo año, la Policía miró de palco cómo las hordas de cocaleros atacaban la ciudad e incendiaban la Prefectura. El año pasado, dos efectivos fueron salvajemente linchados en Epizana, hecho en el que no sólo estuvo presente la barbarie de los campesinos, sino también la negligencia de algunos oficiales. La Policía merece respeto, ese es un principio fundamental, pero no hay duda que ese es un sentimiento que se gana todos los días.
Bajo el penoco – El Día