El triunfo de Peña Nieto


Álvaro Vargas Llosavargas-llosaDa algo de incomodidad llamar “triunfo” a un esmirriado 29% en unas elecciones legislativas y locales, pero lo cierto es que el Presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, zarandeado desde hace dos años por escándalos éticos y dos episodios de violencia que han conmovido al país, ha derrotado a sus adversarios con claridad. Sus adversarios son la izquierda, que en México tiene fuerte impronta populista, y la centro derecha, que gobernó dos períodos desde el surgimiento de la democracia en 2000.Por lo pronto, la suma del 29% del PRI, del 7% de los ecologistas y del casi 4% por ciento de Nueva Alianza, los miembros de la coalición oficialista, basta para mantener la mayoría en el Congreso y por tanto las reformas, empezando por la apertura de la energía al capital privado y terminando por la restricción a las posiciones dominantes en las telecomunicaciones. Pero, además, el triunfo consiste en la agudización de las divisiones que corroen a la izquierda y la derecha. En el caso de la izquierda, si el PRD y Morena, el nuevo partido de Andrés Manuel López Obrador, ese tremebundo caudillo, fueran una sola entidad como lo eran antes de la escisión, habrían sido la segunda fuerza en empate con el PAN, sumando un 20%. El caso de la centro derecha -el PAN- es distinto. Aunque se mantiene un solo partido, en la práctica hay dos corrientes enfrentadas a muerte: una cercana al ex Presidente Felipe Calderón y otra a Gustavo Madero. Que sólo haya sacado uno de cada cinco votos después de haber gobernado durante 12 años y que no haya podido aprovechar el deterioro considerable de Peña Nieto desde el año pasado indica lo perjudicial que ha sido esa desunión.Un factor adicional que lastra a la derecha, desde luego, es que Peña Nieto le ha “birlado” muchas de las reformas que apoya desde hace años pero que no pudo aplicar cuando estaba en el poder… por la obstrucción del propio PRI.Se habla obsesivamente en México por estos días del fenómeno de los “outsiders”, especialmente por el éxito del independiente Jaime Rodríguez (El Bronco) en Nuevo León.Pero es prematuro hacer una extrapolación nacional de esto, aun cuando es cierto que la mitad del país se abstuvo de votar. En elecciones de medio término anteriores también ha habido abstenciones muy altas.¿Qué implica el resultado para la región? Por lo pronto, la posibilidad de que un país clave de la Alianza del Pacífico, que ha hecho reformas, algunas buenas y otras no tanto pero reformas al fin y al cabo orientadas en la buena dirección, puede retomar ahora impulso. Si observamos lo que pasa en Chile, Perú y Colombia en términos económicos y políticos, esta no es una mala noticia. Para que acabe de ser buena del todo, será indispensable que Peña Nieto vuelva a ser el líder de su primera etapa de gobierno y deje de ser el de la más reciente. De lo contrario, las reformas harán agua y resurgirá con fuerza la izquierda populista.López Obrador, que intentará otra vez ser Presidente en las elecciones de 2018, depende del fracaso de Peña Nieto para lograr su propósito (o para volverse una fuerza determinante). Si el mandatario mexicano hace la lectura correcta de las elecciones que acaba de ganar, México podrá superar el desafío persistente que viene de la izquierda más populista. Si no, el populismo habrá logrado neutralizar al segundo país en peso demográfico y económico de la región latinoamericana como ya lo hizo con Brasil.La Tercera – Chile